Homenaxe a Luis Argüelles Sánchez (III)

0 comentarios
Como empobinador, creador y afalador del Pueblu d'Asturies (el nome n'asturianu, posterior, débese a una iniciativa parlamentaria nuestra de los 90). Como amante d'Asturies. Como etnógrafu. Amás de destacar estos fechos, sorrayé tamién la honorabilidá de la so persona, el so calter de "paisanu", del que nun sentí una sola mala palabra cuando lu persiguieren y lu dexaren ensin trabayu los que yo llamé nel homenaxe "los bárbaros", y él "los malvados", nin cuando dempués lu sometieren a ignominia pública.

Pero, especialmente, el tener sío'l que -xunto con otros: Castañón, Adúriz...- el que caltuvo l'antorcha asturianista que venía de la xeneración Posada-Caveda-Xovellanos y pasanos a nós el conocimientu d'Asturies, masque tuviéremos una visión de la patria estremada, lo que, con dalgunos d'esos antecesores, causó malos entendíos.


Por cierto, Luis Argüelles entamó -a suxerencia nuestra- el primer concursu n'asturianu normalizáu, el Premiu Pueblu d'Asturies, que ganó, precisamente, Xosé Álvarez Fernández, Pin del de Cigüedres, con El bable de Xuanín.


L'empobinador y afalador del pueblu d'Asturies. Entamaba l'homenaxe L'Arribada (perillí andaben, ente otros, Humberto, Maite y Berto Peña). L'Ayuntamientu féxose presente a través del conceyal de cultura, José Carlos Rubiera Tuya y de la fundación de cultura, con Xosé Nel Riesgo. Dani García, tamién emponedor, tocó delles pieces. Nel homenaxe, col salón atarraquitáu d'amigos de Luis Argüelles que veníen reconocer a Argüelles el so trabayu, y ente otros, Luis Redondo, Luis, que fuera conceyal con Palacio, Orlando Moratinos, Xurde Morán, el P. Fueyo.

UN ANIVERSARIU ENSIN TARTA PRESUPUESTARIA

0 comentarios


La vela del aniversario de Foro se ha encendido entre toques de campana. Pero ha faltado la tarta presupuestaria donde ponerla. Porque Foro no ha sido capaz de llegar a acuerdos con ningún grupo político para ello. ¿Por falta de voluntad, por incapacidad, por empecinamiento de los demás? En todo caso, el grupo de don Francisco no parece haber hecho lo suficiente para poner muy difícil el voto negativo a los restantes partidos.

Desde su conformación a principios de 2011 hasta las elecciones generales de noviembre la trayectoria de Foro había sido meteórica y exitosa: dieciséis escaños en el Parlamentu en tan escaso tiempo, el Gobierno de Asturies, una ola de simpatía que iba más allá de sus resultados electorales, un buen número de concejales, algunas alcaldías —una de ellas tan destacada como la de Xixón—, la incorporación de un grupo de personas nuevas en la política, su triunfo notabilísimo sobre su matriz principal, el PP, cuando este iba al alza en toda España, constituyen un éxito con difícil parangón. Ese triunfo en las elecciones de mayo abrió una nueva situación en la política asturiana: a partir de ahí dos fuerzas políticas, PP y Foro, compiten básicamente por el mismo electorado, por lo que el objetivo primordial de ambas no puede ser otro —así es la fuerza de las cosas— que el de secar por completo las fuentes de su rival. Ese panorama, por cierto, no estuvo en las expectativas de la mayoría de los votantes de Foro, cuyo objetivo al acercarse a las urnas no era el de partir en dos a «su» fuerza política, sino, simplemente, castigar a sus dirigentes y dirimir la dirección del PP en Asturias, como si la pugna entre las dos candidaturas hubiese consistido simplemente en un concurso sin más trascendencia, y con la seguridad de que, después, ambas facciones «se arreglarían».

En medio de los laureles, la posición de Foro tenía, sin embargo, serios problemas estructurales y de coyuntura: el primero, el hallarse en minoría en todas las instituciones, lo que los obligaba a llegar a acuerdos, fundamentalmente con su principal rival, el PP. No era tampoco cuestión menor la inexistencia de un discurso propio distinguible de su matriz social y discursiva, salvo en la fuerte impronta identitaria que le confiere la personalidad de Cascos. La inexperiencia de una parte importante de su militancia y cargos y la ausencia de la tradición y la cohesión que proporciona el tiempo a los grupos humanos formaba también parte de sus carencias.

Con todo, las cosas les iban razonablemente bien, se encontraban en un momento dulce ante la opinión y parecía que su curso podría seguir siendo ascendente. Sin embargo, en noviembre Foro cometió dos errores (de esos que en la tragedia griega serían achacados a la hybris): el primero sobrevalorar sus expectativas y anunciar que sus resultados electorales en las generales serían mucho mejores de lo que fueron; el segundo, presentarse en Madrid, lo que, al enajenarle las simpatías de la derecha no marianista, tendrá consecuencias en el futuro. Sobre ello, además, y al margen de la razón que los asista, han gestionado mal el asunto del Niemeyer y de forma inaceptable los créditos de la RTPA. Ello, probablemente, habrá quebrado parte de la confianza que en la formación casquista seguía teniendo una parte de sus votantes.

Pero, sobre todo, es de suponer que ese limitado fracaso electoral en las generales (magnificado por su propio discurso, reitero), la quiebra de la esperanza en seguir la línea de progreso ascendente, habrá supuesto para don Francisco la obligación de revisar su estrategia, que, tuviese los objetivos inmediatos que tuviese (aprobación de los presupuestos sin hacer concesiones, hipotética convocatoria electoral, tal vez), pasaba por seguir apretando el dogal del PP y acelerando ese apretón, sin daño para su propia formación. Esa estrategia ya no tiene hoy, sin embargo, un éxito tan claramente asegurado.

Y con esas posiciones en el tablero, los asturianos nos hemos quedado con una prórroga presupuestaria, que no impide gobernar, pero limita las inversiones institucionales, ralentiza la administración, desanima la inversión y tiene efectos negativos sobre el empleo.

Todo ello, además, tiene mala solución, por cuanto, como hemos dicho, PP y Foro son rivales enconados y, de otro lado, es imposible que PP y PSOE lleguen a acuerdos, digan lo que digan los hombres de la formación casquista.

¿Seguiremos en prórroga toda la legislatura? ¿Habrá anticipo electoral? ¿Se limitará el Gobierno a gestionar la prórroga presupuestaria negociando leyes de ampliación o modificación parciales? Yo creo que ni el principal actor lo sabe en estos momentos, y que el sentido de la evolución lo irán dictando los sondeos de opinión o aquello que se olfatee o se crea olfatear en el aire.

En todo caso, mi previsión es que el Gobierno volverá a presentar los presupuestos una vez que el del Estado establezca el marco general económico y concrete los suyos para 2012. Si esas cuentas van a venir a la Xunta con la intención real de ser acordadas o si lo harán únicamente con la de ser una cibiella con que se sacudan unos a otros, lo veremos. Y ello nos dirá cuál será el próximo futuro.

NB. Si algún grupo del Gobierno o de la oposición desea saber cómo responder con patriotismo (o, menos dramáticamente, «con responsabilidad») ante una situación de marasmo presupuestario, pueden encontrar en la historia reciente ejemplos del modo de llegar a acuerdos entre fuerzas muy alejadas. Si lo necesitan, quien esto firma podría facilitarles alguna información.

EL PSOE ANTE SU CONGRESO

0 comentarios

Tres deberían ser las líneas principales en el 38º congreso que el PSOE celebrará el primer fin de semana de febrero: la dirección y la hegemonía interna; las medidas para volver a ilusionar a sus votantes decepcionados; la definición de lo que va a ser la política socialista en el futuro, tanto en su discurso como en relación con el mundo real.

Nueva dirección y hegemonía internas son cuestiones que van de la mano: qué grupos tendrán más capacidad para orientar las futuras decisiones y para prevalecer en el Comité Federal y en qué territorios se asentará esa prevalencia son cuestiones que van ligadas a las afinidades que consigan articular una mayoría para formar el nuevo equipo. En cuanto a las personas, parece que, en general, los militantes de más edad y los territorios más «conservadores» (esto es, los más apegados al discurso clásico del PSOE) votarán por Rubalcaba; los de menos edad, así como las federaciones con mayor predominio del discurso zapateresco de los nuevos usos sociales, por Carme(n) Chacón, la indeterminación de cuyo nombre, por otro lado, guarda cierta homología con lo proteico del discurso de la modernidad socialista. En otro orden de cosas, cabe pensar que, de celebrarse unas primarias al estilo de las francesas, esto es, con intervención de gentes ajenas a la militancia, el triunfo de doña Carme(n) estaría asegurado: por su juventud y por haber conseguido fingir el hábito de la renovación y el cambio dentro del partido, palabras esas, «renovación», «juventud», «cambio», que suscitan con su magia asociativa el entusiasmo de los votantes. En cuanto al discurso, es más capaz que don Alfredo —y los dos lo son— de construir un mensaje evanescente y melifluo que parezca decir lo que las bases quieren oír. Por lo tanto, a largo plazo, es ella más capaz de volver a emitir los sirénidos cantos que atraigan a los votantes hacia las costas socialistas o los hagan regresar a ellas.

Pese a las sucesivas derrotas electorales de los últimos tiempos, hacer volver en el futuro a los votantes que se fueron al PP (poco más de 700.000) o a los millones que quedaron en casa o se fueron a otras fuerzas de izquierda no debería ser difícil. La desafección y el cansancio que el tiempo irá trayendo con respecto al PP, la mala conciencia de los fieles de la iglesia socialista por haber permitido que gobernase la derecha y un discurso que les haga creer que escuchan lo que quieren oír en cuanto parezca atisbarse la posibilidad de volver al poder concitarán otra vez en torno a sus filas a los suyos.

Pero el PSOE se enfrenta a una importantísima cuestión que no sólo afecta a su condición de empresa y a las posibilidades de recuperar el poder: la definición de lo que va a ser la política socialista en el futuro, tanto en su discurso como en relación con el mundo real, como decíamos arriba. En una entrevista publicada el sábado 21 en La Nueva España, Félix de Azúa manifestaba que «El PSOE, a menos que se produzca un cambio brutal y podamos volver a votarlo, nunca más va a regresar al poder». Y señalaba que el PSOE ha abandonado todos los principios —éticos, políticos, estéticos y morales— que lo caracterizaban como un partido de izquierdas y serio, es más «los había traicionado».

Pero el problema va más allá todavía. Como la mayoría de los partidos —no todos— de la izquierda democrática europea, el discurso del PSOE sobre la realidad del mundo y las soluciones que para corregirla daba se basaba sobre una análisis que nunca había sido cierto y, por lo tanto, proponía unas recetas que nunca habrían sido certeras. En las últimas décadas las realidades de que se hablaba se habían evaporado por completo y lo que se decía sobre el mundo era como el eco de un eco, una apariencia tan incorpórea y ficticia como las sombras que los prisioneros platónicos tomaban por la sólida realidad. Ahora bien, esa evanescencia daba la impresión de que funcionaba por dos razones: la primera porque existía un numeroso grupo de seres humanos a los que se había instruido desde su juventud en que esa era la única sólida realidad, y, de ese modo, las palabras que convocaban ese constructo ficto suscitaban la adhesión (capitalismo, mercados, bancos, empresarios, explotación…) incondicional hacia quienes las pronunciaban. La segunda, y principal, porque la existencia de un potente capitalismo de estado (propiciado, por cierto, por las dos sucesivas dictaduras españolas: ENSIDESA, CAMPSA, HUNOSA, INI, TABACALERA…), una moneda propia y un ámbito económico nacionales, posibilitaban manipular los precios, trasladar costos al futuro, empobrecer ocasionalmente a todos sin gran dolor, entregar parte de la riqueza del conjunto de los españoles a los favorecidos con el trabajo en las empresas públicas o en la administración, etc. Pero es evidente que nuestro marco económico —globalización mercantil y financiera, moneda europea, transferencia de soberanía a ámbitos supranacionales— ya no permite todo eso.

De modo que los ciudadanos, y no únicamente los fieles, estamos esperando oír lo que hasta ahora no hemos oído: un análisis del mundo actual y un programa que nos diga cómo se va a afrontar el mantenimiento de lo esencial de las políticas clásicas socialistas de acuerdo con esa realidad: si se va a seguir en el euro o no (con lo que ello entraña en una u otra dirección), si se van a mantener todas las políticas asistenciales o no (y, entonces, con qué subida de impuestos o con qué recortes), cómo se va a cohonestar la reducción del paro y el aumento de la competitividad con el aumento de los salarios, si se va a nacionalizar o no la banca u otros sectores (y el arrostramiento de sus consecuencias), etc.

Pero me temo que de esto no oiremos nada. Si acaso, se renovarán aquellos gritos cavernícolas (de la caverna platónica) que fingen describir la realidad y corregirla, pero que —bien saben sus emisores— no tienen otra virtud que la de activar la adrenalina y el hipotálamo a fin de provocar ilusiones, suscitar enemigas, convocar adhesiones.

Porque —bien lo saben también— acaso ello baste para reconquistar el poder, aunque no para reparar ninguno de los daños que padecemos, todos, quienes son sus votantes y quienes no lo son.

Homenaxe a Luis Argüelles Sánchez (II)

0 comentarios
Como empobinador, creador y afalador del Pueblu d'Asturies (el nome n'asturianu, posterior, débese a una iniciativa parlamentaria nuestra de los 90). Como amante d'Asturies. Como etnógrafu. Amás de destacar estos fechos, sorrayé tamién la honorabilidá de la so persona, el so calter de "paisanu", del que nun sentí una sola mala palabra cuando lu persiguieren y lu dexaren ensin trabayu los que yo llamé nel homenaxe "los bárbaros", y él "los malvados", nin cuando dempués lu sometieren a ignominia pública.

Pero, especialmente, el tener sío'l que -xunto con otros: Castañón, Adúriz...- el que caltuvo l'antorcha asturianista que venía de la xeneración Posada-Caveda-Xovellanos y pasanos a nós el conocimientu d'Asturies, masque tuviéremos una visión de la patria estremada, lo que, con dalgunos d'esos antecesores, causó malos entendíos.


Por cierto, Luis Argüelles entamó -a suxerencia nuestra- el primer concursu n'asturianu normalizáu, el Premiu Pueblu d'Asturies, que ganó, precisamente, Xosé Álvarez Fernández, Pin del de Cigüedres, con El bable de Xuanín.


L'empobinador y afalador del pueblu d'Asturies. Entamaba l'homenaxe L'Arribada (perillí andaben, ente otros, Humberto, Maite y Berto Peña). L'Ayuntamientu féxose presente a través del conceyal de cultura, José Carlos Rubiera Tuya y de la fundación de cultura, con Xosé Nel Riesgo. Dani García, tamién emponedor, tocó delles pieces. Nel homenaxe, col salón atarraquitáu d'amigos de Luis Argüelles que veníen reconocer a Argüelles el so trabayu, y ente otros, Luis Redondo, Luis, que fuera conceyal con Palacio, Orlando Moratinos, Xurde Morán, el P. Fueyo.

Homenaxe a Luis Argüelles Sánchez (I)

0 comentarios
L'empobinador y afalador del pueblu d'Asturies. Entamaba l'homenaxe L'Arribada (perillí andaben, ente otros, Humberto, Maite y Berto Peña). L'Ayuntamientu féxose presente a través del conceyal de cultura, José Carlos Rubiera Tuya y de la fundación de cultura, con Xosé Nel Riesgo. Dani García, tamién emponedor, tocó delles pieces. Nel homenaxe, col salón atarraquitáu d'amigos de Luis Argüelles que veníen reconocer a Argüelles el so trabayu, y ente otros, Luis Redondo, Luis, que fuera conceyal con Palacio, Orlando Moratinos, Xurde Morán, el P. Fueyo.


Como empobinador, creador y afalador del Pueblu d'Asturies (el nome n'asturianu, posterior, débese a una iniciativa parlamentaria nuestra de los 90). Como amante d'Asturies. Como etnógrafu. Amás de destacar estos fechos, sorrayé tamién la honorabilidá de la so persona, el so calter de "paisanu", del que nun sentí una sola mala palabra cuando lu persiguieren y lu dexaren ensin trabayu los que yo llamé nel homenaxe "los bárbaros", y él "los malvados", nin cuando dempués lu sometieren a ignominia pública.


Pero, especialmente, el tener sío'l que -xunto con otros: Castañón, Adúriz...- el que caltuvo l'antorcha asturianista que venía de la xeneración Posada-Caveda-Xovellanos y pasanos a nós el conocimientu d'Asturies, masque tuviéremos una visión de la patria estremada, lo que, con dalgunos d'esos antecesores, causó malos entendíos.



Por cierto, Luis Argüelles entamó -a suxerencia nuestra- el primer concursu n'asturianu normalizáu, el Premiu Pueblu d'Asturies, que ganó, precisamente, Xosé Álvarez Fernández, Pin del de Cigüedres, con El bable de Xuanín.

Ante el XXXVIIII Congreso del PSOE: «Me fui de Cataluña para que mi hija no sea escolarizada en el odio a España»

0 comentarios

Los invito a leer esta entrevista con Félix de Azúa en La Nueva España. El titular que aparece arriba no es lo más importante de ella. Lo más importante es ver cómo un notable intelectual, una persona que se ha sentido socialista y de izquierdas de siempre, una persona que ha venido votando socialista, no puede ahora hacerlo porque, entiende él, el PSOE ha abandonado todos los principios que lo caracterizaban como un partido de izquierdas y serio para entregarse "a la caxigalina" -esto son palabras mías- y a operar "desnortiaos" -también mía- y guiados solo por el oportunismo.

Ante el Congreso del PSOE la próxima semana de febrero, merece la pena leerla, tanto para el público en general como, entiendo, para los militantes socialistas y sus delegados al Congreso. De paso, añado ahora con cierta malicia, quizás podamos oír alguna idea en el debate congresual rubalcarmesco.

El votu, los partíos, Gladstone

0 comentarios
- William Gladstone -
Esto ye lo que decía Gladstone sobre'l votu y la disciplina de partíu, pa que deprendan dalgunos:
«Siempre voté lo que me mandara'l mio partíu, como un paisanu; inxamás lo que m'afaló la conciencia, como un babayu.»
Y do-yos dalgunes alternatives:«los rebusquinos de la mio conciencia» o quiciabis «los espatuxos de la mio conciencia». Y, envede «como un babayu», los más precisos -pero menos llariegos- «mal nacíu» o «canalla». O podemos tornar a lo más llariego: «como folixa».

Homenaxe a Luis Argüelles Sánchez

0 comentarios

L'empobinador y afalador del pueblu d'Asturies. Entamaba l'homenaxe L'Arribada (perillí andaben, ente otros, Humberto, Maite y Berto Peña). L'Ayuntamientu féxose presente a través del conceyal de cultura, José Carlos Rubiera Tuya y de la fundación de cultura, con Xosé Nel Riesgo. Dani García, tamién emponedor, tocó delles pieces. Nel homenaxe, col salón atarraquitáu d'amigos de Luis Argüelles que veníen reconocer a Argüelles el so trabayu, y ente otros, Luis Redondo, Luis, que fuera conceyal con Palacio, Orlando Moratinos, Xurde Morán.

Otru día pondré semeyes míes del actu y resumiré les mios palabres. Güei ye abondo con remitilos a dos sitios:
(*) La semeya piéscola Juan Plaza pa La Nueva España: Por la izquierda, Sánchez Vicente, Álvarez Peña, Luis Argüelles y Rubiera, ayer, escuchando la interpretación de Dani García de la Cuesta.

Los norcoreanos que nun sopelexaren «emoción abonda» pola muerte de Kim Jong-Il, condenaos

0 comentarios

Condenaos, esto ye, a penes de prisión y esclusión social: hasta seis meses en campos de concentración, eso sí, conddenaos por "tribunales populares". ¿Que piensen que ye'l fascismu? Non, non, ye'l socialismu, esto ye, el socialismu real o comunismu.

¿Conocen otru sitiu onde fuera distinto, incluida la herencia familiar (o parental) del poder.

Pero'l que nun quiera ver la realidá, nun la va ver. Pa eso nos dio la naturaleza los nuestros llóbulos frontales y la so capacidá de fabular y de negar la realidá en función de les propies ideaciones y fantasíes.

Asturies sigue cola menor tasa de natalidá y la mayor de mortalidá

0 comentarios

D'España y, casi, d'Europa. Eso nun significa más que'l nuestru fracasu, el d'Asturies y los asturianos, como sociedá y como nación.

Si-yos apetez, llea la reflesión que, con ocasión de la mesma noticia, fexéramos yá nel añu 2007, nel que la situación yera yá la mesma y venía siéndolo dende tiempu atrás:


ENVEJECIMIENTO Y ECTOPLASMIZACIÓN DE ASTURIES

La Nueva España del domingo 1 de julio volvía a reflexionar sobre la cuestión del envejecimiento poblacional de Asturies, un grave asunto que no es sino uno más de los muchos síntomas de nuestro polinuclear problema colectivo.

Pensar sobre el envejecimiento de nuestra población sólo tiene sentido cabal si previamente nos formulamos el significado de esa indagación. ¿Porque por qué tendría que ser un problema para nosotros? ¿No habría de ser suficiente con que el desarrollo poblacional fuese razonablemente capaz de sostener el crecimiento en el resto de España o en la Europa occidental? Bastaría entonces con desplazarse unos kilómetros para que la ausencia de espoxigue en Asturies —e incluso su despoblamiento hipotético— no nos preocupase. Pero sí nos preocupa, en efecto. Porque ese ver con inquietud la falta de relevos generacionales normales y los riesgos que ello implica para el futuro de nuestro territorio entraña que nos importa la singularidad de nuestra tierra, de sus gentes; que tenemos una cierta idea de su identidad histórica, una cierta relación emocional con los conciudadanos de nuestro presente, no sólo como individuos, sino como comunidad; que queremos transmitir a las generaciones futuras la continuidad histórica, nuestra concepción de la misma. En una palabra, que Asturies es para nosotros algo más que una geografía: una patria (región, comunidad, pongan lo que quieran). No necesariamente distinta al resto de España, pero de ninguna manera subsumible en ella.

Para acabar de hacer visible claramente el argumento imaginemos, sensu contrario, una futura Asturies boyante y con una población floreciente compuesta toda de gentes extranjeras, donde los asturianos de hoy no tuviésemos ninguna conexión identitaria, familiar o emocional. ¿A quién de nosotros le importaría que fuese bien o mal esa Asturies que no fuese la nuestra? Son, pues, la patria y la comunidad lo que nos preocupa cuando nos inquietamos por la amenaza para su futuro que suponen algunas de las circunstancias actuales. Y es ese significado profundo el que debe guiarnos en la indagación de nuestros males y en la propuesta de soluciones.

Cuando se habla de remedios a la crisis poblacional suelen reclamarse instrumentos de tipo fiscal para apoyar a las familias con hijos y medidas que hagan compatibles trabajo y vida familiar. No es extraño: en España, nadie, salvo CiU, ha mostrado una sensibilidad sostenida en esa materia. En el caso particular de los gobiernos socialistas, además, viene contrastando su falta de entusiasmo hacia la familia reproductiva con la empatía emocional que manifiestan hacia las parejas no reproductivas o hacia los disiecta membra de la pareja reproductiva. Pero, a mi juicio, es ésa en Asturies una deficiencia menor. El problema nodal de nuestro país es su falta de dinamismo social y económico, dos vectores que, aunque se realimentan, no son estrictamente dependientes.

Nuestra tierra es un lugar hostil para la iniciativa empresarial y para el individualismo emprendedor. Y aunque la rudeza de esas condiciones se haya adondado algo en los últimos años, todo conspira contra ello, incluidos los discursos sociales y políticos. Piénsese que, en general, nuestras políticas económicas —en la escasa medida en que existen— vienen intentando repetir o congelar el pasado; que las disposiciones concretas para facilitar la creación o expansión de las empresas —suelo industrial a esgaya y barato, por ejemplo, que algunos venimos reclamando desde hace más de veinticinco años— tardan en verse y se desarrollan siempre muy por detrás de las necesidades; que los estímulos a la inversión y al empleo se guían por un desideratum, la reindustrialización (colóquenle mayúsculas), que, sobre representar el deseo de sus promotores de volver al pasado, supone un desprecio al crecimiento real de la economía en los sectores de servicios, las pequeñas empresas —incluidas las industriales— y el empleo autónomo. Terminen ustedes de añadir que los encargados de gestionar nuestra política (PSOE fundamentalmente e IU, aunque el PP asturiano no anda lejos de lo mismo) miran con hostilidad el mundo real de economía abierta y tendrán el panorama completo.

La urdimbre de la representación colectiva de la realidad por los asturianos es aún mucho más preocupante. Señalaré sólo algunos de los negativos vectores que conforman esa maraña. Se nos ha inculcado la idea de que la transformación de nuestro mundo y de nuestros intereses no depende de nosotros, sino del maná madrileño o europeo, y que, por tanto, no podemos generar nuestra riqueza ni tendría sentido pensar en cómo hacerlo. Se nos ha imbuido la idea de que nuestro tamaño (“somos menos que un barrio de Madrid”, se repite hasta el hartazgo) nos impide tener peso en la política española, exigir o influir en ella. Pero nadie explica por qué Navarra, La Rioja o Cantabria, por sólo poner tres ejemplos, pueden hacerlo y crecer económicamente, pese a su menor tamaño. Se nos ha acostumbrado a pedir responsabilidades a los gobernantes de fuera en materias que son competencia de aquellos a quienes hemos escogido en nuestros gobiernos locales y regional. Se ha estimulado la idea de que somos un desagregado social, cuya única solidaridad, en todo caso, a efectos prácticos, no pasaría del término municipal. Y, en general, censuramos o vemos con desconfianza las novedades, la innovación, las aventuras individuales, lo que se sale del marco trillado de la tradición y el discurso tópico, de lo que nos hace a todos tan iguales en nuestra insignificancia e inoperancia colectivas. Como es obvio, este haz de vectores no hace otra cosa que fomentar la resignación, la inhibición ante lo colectivo y la política, el derrotismo, la desconfianza, el pesimismo ante el futuro y, como consecuencia última, el sálvese quien pueda individual y el irnos convirtiendo cada vez más en una especie de patria ectoplasmática, o, por decirlo más llariegamente, en una especie de güestia innumerable que deambula por la noche del mundo iluminándolo únicamente con la triste vela de su resignación y sus quejas. Que ello tenga sus beneficiarios –en general, parte de los inductores y propagadores de esas actitudes y discursos- es otra cosa.

Quizás pueda ayudar a vernos tal como somos una reflexión sobre el tipo de cine que en los últimos tiempos nos refleja, el que constituyen películas como Pídele cuentas al Rey o Los lunes al sol. Se puede simpatizar con la épica de los protagonistas o con su voluntad de lucha. Pero el fondo del asunto es muy simple: lo que transmiten esas historias es la incomprensión del mundo actual, la resistencia a aceptarlo como es, la vana pretensión de que el pasado puede congelarse en el presente. Y, sobre ello, la pretensión de que sean los demás (el Estado, el “capitalismo”, la caridad social pública) los que sostengan el imposible económico de nuestro empeño. En otras palabras: un mundo obsoleto que se resiste e aceptar la realidad y que no lucha por construir uno nuevo, sino por renovar o mantener el que ha desaparecido, que, por lo demás, es imposible. Esa es la gracia con que los demás nos ven. Y, por desgracia, nos gustamos en ese papel: el de los derrotados no que luchan por hacerse un mundo nuevo, sino porque les regalen (quién pague o cuánto cuesta no importa) otro como el pasado, lo que, puesto que no es posible, nos sume en una permanente queja lastimera frente a los demás, que nos serían tan ingratos, y en una especie de alternancia enfermiza que oscila entre la acción por la acción y la resignación en el chigre.

De ese modo, sin ilusión en el porvenir, sin confianza en entrelazar nuestro futuro con el de nuestra patria, teniendo por imposible el poder contribuir a construir nuestro futuro, quién querría correr esa aventura esperanzada que, en las parejas modernas, son los hijos. Y, en cuanto a los emigrantes, ¿a qué buscar harina, como dicen los castellanos, donde no hay más que mohína?

¿Caminos? ¿Soluciones? Por desgracia, y por ahora, los asturianos pensamos mayoritariamente que nuestro único remedio son dosis aún más intensas del mismo mal que nos mata y ectoplasmiza poco a poco.


Más sobre "La lliteratura asturiana y la diáspora"

0 comentarios

Nel 18/02/2010 asoleyaba yo esti datu antigu, el que vien enriba, y ye que yá se ve que'l patriotismu tien un raigón per fondu en tolos asturianos y en munchos nacíos n'Asturies (como señalaba nel artículu anterior).

La literatura asturiana y la diáspora

3 comentarios
- Xosé Caveda y Nava -

A Antón García, derrompedor d’esos montes.

Una parte importante de la literatura asturiana está unida a la diáspora, la mayoría de las veces obligada ésta, en ocasiones —cuando lo es por razones profesionales y no por estricta necesidad— solo parcialmente.

De hecho, el primer libro publicado de literatura asturiana, la esbilla de Xosé Caveda y Nava (1839), recoge los manuscritos que a lo largo de dos siglos (desde 1639 hasta esa fecha inicial del Romanticismo asturiano) han ido trasmitiéndose profusamente entre los estudiantes en Castilla y los funcionarios en la Corte.

(Es curioso, por cierto, cómo, en el exilio o en la emigración, una lengua débil socialmente y una literatura no demasiado elevada provoca tal señardosa adherencia hacia ella y los objetos en que se manifiesta. Lo mismo que Xovellanos en Mallorca debía de sentir al cartearse en asturiano con sus corresponsales xixoneses debían de sentir los compatriotas que, durante su estancia en la meseta, copiaban y leían una y otra vez los textos literarios de Marirreguera o Bernaldo de Quirós. Impregnación emotiva que no sería muy distinta a la de aquellos astures que, sirviendo al ejército romano en los actuales Benwell y Chesters, llevaron consigo a Inglaterra un vástago de su patria, una pequeña enredadera, la Erinus Hispanicus, un endemismo asturiano, cuyos zarcillos esguilen hoy todavía por las viejas piedras de Chesters.

A Cuba, con su potente emigración y sus profundas raíces emocionales en nuestra tierra, le debe también mucho nuestra literatura. Allí trabajan y publican un puñado de nuestros escritores. Igualmente, y hasta el castrismo, se envían desde aquí textos que alimentan a la colonia. Especial importancia tiene la isla en la historia de nuestro teatro. Prácticamente antes de que aquí hubiera cosa alguna, Perfecto Fernández Usatorre, Nolón, había estrenado diez obras breves teatrales en las dos últimas décadas del XIX, la más afamada de las cuales, Los Quintos de la Manxoya. Algunos otros autores habían publicado o representado allí bajo la tutela de Talía; incluso, Sergio García Echevarría, una zarzuela, Una romería en Mieres, que se estrenó 7 el de setiembre de 1879 en el Gran Teatro de Tacón de La Habana.

- Perfecto Fernández Usatorre-
- Nolón -
En Argentina, Uruguay y México hubo también, en consonancia con la importancia de la emigración, una larga presencia de nuestra literatura. Parte, producida allí, otra aquí, con destino a los familiares o compatriotas ausentes. Naturalmente una fracción importante de esa escritura se vehicula a través de los centros asturianos. Asimismo, de forma esperable, va unida a la reproducción de los temas que suscitan fácilmente la emocionalidad identitaria, bien por su mención como vivos en la patria ausente, bien por el llanto o denuncia de su progresiva pérdida (lo que he denominado el «ubi sunt identitariu», de fecunda estirpe).

Esa continuidad escritural recibe, tras la Guerra Civil, nuevos aportes con la llegada de los exiliados (Matías Conde, Ángel Rabanal, Antonio Martínez Cuétara, Enrique Pérez Álvarez…), aunque va perdiendo presencia al avanzar la segunda mitad del XX, entre otras cosas porque ahora la emigración se dirige a Europa y es ya más urbana que rural (la ruralidad era prácticamente la forma universal de la vida asturiana hasta la década de los sesenta en el siglo pasado, aun en las ciudades).

La diáspora peninsular tiene una gran importancia, entre los años 1970 y 1980, para la conformación social de Conceyu Bable. De entre los asturianos trasmontanos que, por esas fechas, acuden a la llamada de una nueva mentalidad asturianista aparecerán algunos escritores y traductores de obra notable, como Xosé Gago o Fonsu Velázquez, entre otros.

- Paquita Suárez Coalla -
Pero esa relación de escritores de literatura asturiana no se agota ahí: las limitaciones o miseria de nuestra tierra siguen vivas hoy; nuestra lengua y de nuestro mundo vivencial y emocional siguen teniendo la misma capacidad de adhesión (y representando la misma necesidad imperiosa de vinculación) que la Erinus Hispanicus para nuestros condotieros en la Muralla de Adriano frente a los pictos, la correspondencia con Theresina del Rosal para Xovellanos o los manuscritos de Reguera para los nobles que se veían obligados a estudiar o actuar en la meseta. Solo algunos nombres de la producción hodierna: Paquita Suárez Coalla trabaja en Nueva York, Carlos X. Ardavín Trabanco se ocupa de la literatura en Texas, Xosé María Fernández está en Oxford, Xabiero Cayarga, en Dortmund, Javier Martínez Concheso, en Virazeil, cerca de Burdeos, María Alba en Stuttgart... Y, en la Península, aparte de los ya citados Gago y Velázquez, Martín López Vega y Xosé María Rodríguez de Bimeda tienen su asiento en Madrid, Ramiro Delgado en Cáceres, Héctor Fernández en Canarias...

Tal vez al lector al que sorprendan estos datos y se le venga a las mientes el runfido molesto de una expresión no encontrada, le disiparían la borrina cognitiva aquellos versos del Cantar de Mio Cid: «!Dios, qué buen vassallo! ¡Sí oviesse buen Señore!». Y, una vez dichos, acaso caiga en la cuenta de la paradoja de que es, precisamente, el Cantar la primera manifestación literaria (externa) que plasma simbólicamente el comienzo de nuestra marginalidad política y el arranque de nuestra enfermiza relación con nuestra identidad.

Carrefour descuenta l'IVA a los mayores de 65 años

0 comentarios

En dellos productos, digamos, los fundamentales de xintar. Y yá ta en marcha. Asina qu'un aplausu. A ver si s'esparde.

Arreyos al Diccionariu asturianu-castellanu (XXI)

0 comentarios
Sigo colos arreyos y modificaciones al mio Diccionariu asturianu-castellanu. Les novedaes, n’azul.

apascaxáu, ada, ao, p. p. de apascaxar. || 2. adj. Alelado, atontado, pasmado.

apaullar, dial. V. apagullar.

apear, v. tr. Bajar. || 2. Quitar. || 3. Abandonar. || 4. Escuchar. || 5. Pisar fuertemente los tallos de los cereales para arrancar con más facilidad las espigas. || 6. Atar las manos de las caballerías para dificultar su movilidad. || 7. prnl. Bajarse, descender de un móvil o vehículo. || Apear de la burra, obligar a hacer concesiones en un juicio o idea. || Apease de la burra, hacer concesiones en un juicio o idea.

apedrexar, v. tr. Apedrear, tirar piedras contra algo o contra alguien.

apedriar, v. tr. Apedrear, tirar piedras contra algo o contra alguien. || 2. intr. Granizar, caer granizo. || 3. Crearse coágulos de la leche en el interior de las ubres de las hembras.

Arreyos al Diccionariu asturianu-castellanu (XX)

0 comentarios
Sigo colos arreyos y modificaciones al mio Diccionariu asturianu-castellanu. Les novedaes, n’azul.

anubrir, v. intr. Oscurecer, quitarse la luz. || 2. Quedar sin verse el Sol. || 3. tr. Remover superficialmente la tierra con rastrillo para enterrar las semillas sembradas a voleo. || 4. Tapar totalmente una cosa. || 5. Tapar el fuego con las cenizas para conservarlo encendido sin quese apague totalmente.

apagullar, v. intr. Agostarse el cereal. || 2. Estar asustado. || 3. Ponerse nervioso. || 4. Secar las plantas por el exceso de calor. || 5. tr. Agostar las plantas el exceso de calor.

apamplar, v. intr. Atontar, quedarse atontado.

apamplinar, v. intr. Atontar, quedarse atontado.

apascaxar, v. intr. Atontar, pasmar.

Arreyos al Diccionariu asturianu-castellanu (XIX)

0 comentarios
Sigo colos arreyos y modificaciones al mio Diccionariu asturianu-castellanu. Les novedaes, n’azul.

ánima, f. Alma. || 2. Alma en pena. || Ánima en pena, ser sobrenatural que se le aparece a alguien. 2 fam. Persona enclenque. || Ánima viva, fam. Persona enclenque. || Día d'ánimes, primer día de noviembre. || Facer ánimes, marcar una merluza después de sacarla de la red para cobrar después un beneficio aparte o secreto. || Mes de les ánimes, mes de noviembre. || Peles ánimes, por el primer día de noviembre. || Poyu d'ánimes, fondos de una iglesia que se dedican a los rezos por las ánimas del purgatorio. || Vaya peles ánimes, dícese para brindar en la mesa.

anoxar, v. intr. Abandonar la incubación la hembra, particularmente por haber sido manipulado su nido o su guarida. || 2. Hastiarse. || 3. Abandonar, alejarse de un sitio. || 4. tr. Enojar, causar enfado.
5. prnl. Enfadarse, enojarse.

anoxu, m. Enojo, enfado. 2. Ira, cólera. 3. Molestia, pesar. 4. Asco, repugnancia que incita al vómito. . 5. Aversión, antipatía.

antano, adv. t. Hace un año. || 2. Antaño.

anublar, v. intr. Oscurecer, quitarse la luz. || 2. Quedar sin verse el Sol. || 3. tr. Remover superficialmente la tierra con rastrillo para enterrar las semillas sembradas a voleo. || 4. Tapar totalmente una cosa. || 5. Cubrir con ceniza las brasas de un fuego. || 6. Apagar una luz o fuego.

Arreyos al Diccionariu asturianu-castellau (XVIII)

0 comentarios
Sigo colos arreyos y modificaciones al mio Diccionariu asturianu-castellanu. Les novedaes, n'azul.

andamíu, m. Adarve, espacio y camino que hay en lo alto de una muralla, sobre el cual se levantan las almenas. || 2. Acción y efecto de andar. || 3. Recorrido, camino, sendero. || 4. Cauce o curso de un río.

androya, f. Tripa del intestino grueso del cerdo, que se emplea para embutir. || 2. Tocino de la barbada del cerdo embutido en tripa. || 3. Solomillo embutido.

andrugar, v. intr. Hartarse, comer en demasía o hasta saciarse.

andueru, dial. V. anduelu.

aniciu, m. Pequeña cantidad de simiente que se emplea para aniciar. || 2. Pareja de animales para aniciar. || 3. Comienzo, principio. || 4. Origen.

Pulpu

0 comentarios


Esti ye'l pulpu que punxe pa la familia en Ñavidá. Saquélu primero de la mar y, dempués, del conxelador. Da la talla y tien les llicencies eclesiástiques y civiles oportunes. Los comensales (a la gallega, a cencielles) diéren-y el "nihil obstat".

Benditu sea.

El fin de la historia (y la Pepa)

0 comentarios

En este 2012 se cumplen veinte años de la aparición del libro de Francis Fukuyama, El fin de la historia y el último hombre, cuyo título contiene los dos conceptos básicos del texto o, quizás mejor, la línea argumental en que, capítulo tras capítulo, se van imbricando dos ideas: la evolución desde una (primitiva) sociedad en que la violencia es la forma principal de la acción política (en el propio grupo humano de la «polis»; entre las ciudades o los estados) hacia una sociedad en que la violencia ya no es la constituyente principal de la acción política colectiva o no lo es, al menos, necesariamente; la evolución del hombre primitivo —unos pocos, ya propiamente «hombres», esto es, reconocidos como tal por los demás, a través del combate y el riesgo; la mayoría, esclavos o dominados, infrahombres, digamos—hacia un estadio en que el hombre pleno se universaliza, esto es, en que todos somos reconocidos por todos como un igual, como «hombres».

Una parte importante de la interpretación de esa evolución conjunta, de esa interrelación causal, se basa en los conceptos hegelianos de «la lucha por el reconocimiento» y la relación «señor/servidor» o «dominador/dominado», y en la distinción platónico-socrática entre diversas «almas» en el hombre: la dominada por los deseos —la de los impulsos por satisfacer necesidades o apetencias—; la que lo es por el cálculo o la razón; el Thymos, por fin, la capacidad de enorgullecerse o avergonzarse de uno mismo, la autoestima (lo cual en, cierta medida, coincide con la primera acepción de la palabra «honor»).

Posiblemente toda esta concepción de la historia y del hombre es la parte más opinable de todo el discurso y argumentación de Fukuyama y de ella emana —pese a las nobles fuentes de donde brota el discurso, o quizás por eso— una fuerte halitosis metafísica. En primer lugar, porque cualquier reducción de la realidad y el hombre a un puñado de constituyentes constituye una simplificación que no describe el mundo, sino que lo convierte en una fantasmagoría. En segundo lugar, porque nada podemos decir del primer hombre ni de la primera sociedad que sea más que mito o fábula. En ese sentido, las sociedades de filósofos harían bien en comportarse como la Société de Linguistique de París, que, al constituirse en 1865, prohibió que sus miembros tratasen el asunto del origen del lenguaje.

Francis Fukuyama
La tesis interpretativa de la historia de Fukuyama ha sido popularmente malinterpretada (o tocada de oído, simplemente) como la desaparición de las guerras o de los conflictos étnicos o religiosos. Lo que Fukuyama afirma son dos cosas: la primera, que la otra propuesta de «fin de la historia» que arranca de Hegel y que tiene también un fuerte tufo metafísico, la marxista, no constituirá el término de la evolución programático-ideal y real de la humanidad. En segundo lugar, que la humanidad irá acercándose cada vez más a un ideal global de democracia basada en el mercado y la igualdad básica entre los individuos y donde, sin embargo, el Thymos, que también incluye el espíritu aventurero y la necesidad de destacar, tendrá su lugar sin necesidad de recurrir a la violencia o al dominio de otros. Ahora bien, la clave de todo ello, subraya el catedrático de la universidad Johns Hopkins, es el irreversible crecimiento exponencial de la ciencia y la técnica, que permite tanto la satisfacción de las necesidades como la aventura del espíritu timótico y el reconocimiento de los miembros de una sociedad como iguales.

La impulsión histórica concreta del libro se produjo, sin duda, a partir de dos sucesivas supernovas (valga la metáfora) democratizadoras (lo que entendemos por «democracia», no lo que conceptúan o conceptuaban como tal en las «democracias populares»): la de los 70 del siglo pasado (Portugal, España) y la numerosísima que sigue al derrumbe del socialismo real, lo que hace que los países con democracias pasen de 30 en 1975 a 61 en 1990. Si, por otro lado, proseguimos la evolución de esa variable hasta el 2005, anotamos que el número de países libres (con elecciones libres y plurales y mercado) asciende a cerca de 90.

Pero no es ese el único dato que confiere una cierta verosimilitud a la tesis del profesor estadounidense. Cuando contemplamos las recientes revoluciones de los países islámicos —incluida la que está en marcha en Siria—, observamos que las demandas de quienes salen a la calle caminan en la misma dirección: democracia, igualdad ante la ley, petición de respeto y reconocimiento para cada uno de los individuos y las culturas propias de los países, exigencia de un incremento de servicios y bienes de consumo, modos de comportamiento más o menos homogéneos con los de los jóvenes del resto del mundo… Y no otra cosa ocurre en China, aunque aquí el número de demandantes de la igualdad y de los procedimientos democráticos aparente, de momento, ser menor.

Otra cosa es que las ilusiones de los ciudadanos se vean después totalmente o parcialmente incumplidas, o que su impulso transformador sea aprovechado por fuerzas ya organizadas cuya voluntad es muy otra. Y es que ni las revoluciones se pueden hacer únicamente con buenos sentimientos y manos blancas alzadas, ni es posible elevar la cometa cuando no existe viento para ello, como le ocurrió a la gaditana Pepa, cuyo bicentenario —y fracaso, por cierto— celebramos también en este año de 1812, y que fue el cuarto momento (Inglaterra, Francia, EEUU) del nacimiento (o de la supernova, por mantener la imagen) de la democracia moderna.

Ahora bien, por lo que nadie se ha atrevido a salir a la calle—ni siquiera aquellos de los manifestantes occidentales que lo deseaban en el fondo de sus discurseantes corazoncitos— ha sido para pedir la instauración del comunismo o del socialismo real. A lo más que han llegado ha sido a exigir aquello que tantos falangistas vinieron pidiendo durante tanto tiempo, aquello que las huestes del León de Fuengirola y de la ahora arecista Laboral denominaban «la revolución pendiente», la nacionalización de los bancos.

Vaques nel horizonte (II)

0 comentarios
En Güerres, escontra'l cantu la mar. El 27/12/11. Al meyudía.



"Pues claro que son una buena idea los minijobs": el debate

0 comentarios

El título no es mío. Es de S. McCoy en su columna "Valor añadido", en Cotizalia, con fecha del 19/12/11.

Merece la pena leerlo y sopesar sus argumentos, aunque al final no coincidamos con ellos. Pero, al menos, podremos hacerlo con datos y comparaciones, no meramente con emociones y tópicos, como solemos hacer en España. Este es el texto, pero, en cualquier caso, parece que la idea está exluida de las previsiones del gobierno de Rajoy. Una razón más, pues, para leerlo con calma:



Nadar contra corriente suele ser norma de esta casa de todos que es Valor Añadido. No es una pose sino el resultado de una constatación. Abunda en el análisis patrio el disparo al aire y falta el tiro fundado en una reflexión previa. A veces me pregunto cómo tienen tiempo los opinatodo de formarse un criterio saltando como están de la mata de la radio a la mata del programa de televisión sin solución de continuidad. De hecho, no lo tienen. Apuntarse a la corriente mayoritaria supone entonces una buena opción para suplir tales carencias, éxito garantizado. Y leña al mono que es de goma. Ahora le ha tocado a Joan Rosell, presidente de la patronal, por defender la importación a nuestro país de los minijobs, trabajos limitados en horas y cuantía muy extendidos en Alemania. Parto de que el catalán no es santo de mi devoción pero no se le puede negar consistencia en su mensaje. Ahora queda por ver si es esto lo que España necesita. Si de romper tabús se trata, puede ser un buen comienzo.

Nada distinto a lo que ya hay ahora

Como saben la idea es limitar a 400 euros mensuales la retribución neta por trabajos de quince horas semanales de jornada, sesenta mensuales. Aparte el empleador realiza aportaciones al Fisco y la Seguridad Social equivalentes al 30% de lo abonado mientras que al asalariado no se le retendría por ninguno de ambos conceptos. En función de los distintos críticos a la medida hemos podido oír que es una vuelta a la esclavitud industrial del siglo XIX, que se trata de favorecer la explotación laboral, que además la experiencia germana prueba su carácter estructural y no coyuntural como vía para alcanzar un trabajo mejor y que, además, no consolida derechos pasivos de cara al futuro del profesional lo que le obligará a acudir a esas ayudas públicas que ahora se quiere evitar en el momento de la jubilación. Carlos Fonseca y Aurora Mínguez se han sumado a las voces discordantes este fin de semana en las páginas de El Confidencial.

Los que se llevan las manos a la cabeza deben estar romos de aritmética porque si de exprimir al trabajador se trata, no hay mucha diferencia entre lo que ahora se paga a buena parte de la masa laboral española y la remuneración explícita de los miniempleos. Se ha hablado hasta la saciedad de los 6,67 euros por hora germanos que subirían hasta 8,5 si se incluyen los pagos en nombre del empleado (400+120 entre 60). Bien, un mileurista neto español cualquiera, en jornada de 40 horas semanales, 160 mensuales, ganaría brutos alrededor de 8,25 euros por cada 60 minutos de labor (soltero y sin hijos). Como ven ambas cuantías se aproximan bastante una vez incluida la Seguridad Social a cargo del empleado, coeficiente de teórica capitalización, y la retención impositiva. La principal diferencia radica en la contribución a la Caja Común de la empresa que, de media, encarece un 30% la masa salarial y es pura cuota de reparto. A igualdad de coste directo por trabajador, la propuesta persigue minimizar esta partida. Ese es el quid de la cuestión, no se despisten. Y, pudiendo ser insolidaria, percepción discutible tal y como está pergeñado el sistema, va en línea con lo propugnado por los empresarios desde hace meses. Menos gasto igual a más contratación.

Por qué son necesarios

En un país con una economía sumergida equivalente a una cuarta parte de su Producto Interior Bruto, facilitar que este tipo de contratos afloren a la superficie debería ser recibido con todo tipo de alharacas. Sin embargo, prima un discurso un tanto anacrónico que, sorpresa, procede en buena parte de trabajadores con nómina que son los que con su presión impositiva están llamados a suplir la falta de recaudación derivada del fraude. Algunos arguyen que sería la puerta para gente muy preparada aterrizara en el empleo precario. Existe, por supuesto esa posibilidad, pero se trata ésta de una figura pensada para tareas no cualificadas y discontinuas que permitan simultanear varios empleos o conciliar la vida personal y profesional. Un mercado es un lugar donde confluyen demandantes y oferentes de un bien y se fija un precio de referencia. Hay oferta de este tipo de empleos y, en una coyuntura como la actual, demanda de ellos. El estado es el que debe velar porque el punto de equilibrio se encuentre en el marco de las conquistas sociales de los trabajadores en el último siglo. Pero no se puede cercenar ex ante tal posibilidad. Especialmente cuando vamos de cabeza a un 25% de paro.

¿Cuál es la alternativa? Lo que está demostrado es que absurdo mantener un sistema que entiende por flexibilidad contratar a destajo y despedir a degüello en función del ciclo económico y no mantener la mayor cantidad de puestos de trabajo en el tiempo. Donde la idiosincrasia local afecta hasta el punto de que existen diferencias de 15 y 20 puntos porcentuales entre las regiones del norte y del sur de España. No podemos seguir como hasta ahora. Y eso pasa por quebrar modelos y buscar salidas que incentiven la contratación y acoten el subsidio. Entre los 400 euros de ZP y estos 400 euros, ¿qué prefieren? Nos quieren convencer de que los minijobs son una mala solución pese a que siete millones de alemanes, siete que se dice pronto, estarían acogidos a este sistema. Estamos hablando del 15% de su población activa. Tan perverso no será cuando la tasa de paro de aquel país apenas llega al 7% y sigue siendo locomotora europea. Puede que adultere la doble finalidad del trabajo, obtención de recursos para subsistir y vía para la realización personal y social, pero no creo que el hombre se plenifique más en su casa esperando la prestación, si es que llega, si desea trabajar.

Tiempo para el debate.

Buena semana a todos.

¡Plan Renove de 20.000 euros!: el Gobiernu ríese de los asturianos

0 comentarios
El Gobiernu del Principáu acaba d'anunciar un nuevu plan «Renove» d'electrodomésticos, col oxetivu d'afalar l'aforru enerxéticu. ¡La partida ye de sólo 20.000 euros, según s'afita nel «Boletín Oficial del Principáu d'Asturies» (BOPA)!

El plazu pa que los comercios que venden electrodomésticos soliciten esta subvención fina'l 25 de xineru. Con esta nueva convocatoria'l Gobiernu del Principáu espera sustituir unos 22.000 electrodomésticos por otros de mayor eficiencia enerxética.

PERO ESPEREN: A 100 EUROS POR UNIDÁ DA PA 200 ELECTRODOMÉSTICOS. Y A 50 EURINOS, PA 400.

¡VAYA PLAN! Ehí l'únicu aforru ye'l del Gobiernu, qu'aforra un montón d'euros.

En defensa les fiestes

0 comentarios

Como saben, vengo -y venimos- dende fai años defendiendo la necesidá de profundes reformes nel ámbitu llaboral y na fiscalidá de les empreses. Dientro d'eses reformes ye necesario modificar daqué la cuestión de les pontes ente festivos, especialmente nel mes d'avientu, que se convierte casi dafechu nun mes inválidu en munchos sectores. Agora bien hai que sorrayar que les fiestes son un conteníu esencial del trabayu, porque l'oxetivu d'esti ye evidentemente non él mesmu, sinón sufragar el descansu (y otres coses). Por eso, el númeru de fiestes total nun debe tocase. En segundu llugar, porque nun siempre son los países que tienen más díes de folgueta son los más productivos. Según y cómo. Pa que vean cómo anda n'otros países la relación ente fiestes y productividá, pueden picar equí: "A menos festivos, ¿más productividad? (ABC.es del 09/01/2012)"

¿Contra quién trabaja doña Esperanza Aguirre?

0 comentarios

Con el mismo título, hemos puesto dos insiertos en este blog en los últimos tiempos, "¿Contra quién trabaja doña Esperanza Aguirre?" Hoy volvemos a repetirlo, porque es evidente que su anuncio de que iba a bajar el IRPF, inmediato al del Gobierno Central, de que se lo iban a subir a todos los españoles, no tuvo, como se ha comprobado tras la retirada posterior del anuncio, otro motivo que "tocarlos" a Mariano y "enseñarle" cuál es el verdadero camino que debe seguir el PP (y proclamarlo ante los aguirreadictos y para los aguirredependientes).

Por cierto, estoy seguro de que, en privado, entre los suyos, doña Esperanza trata a don Mariano de "Marianito".