Ayer, en La Nueva España: Vieyera, Xuventú y Amor

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L’APRECEDERU VIEYERA, XUVENTÚ Y AMOR Munches son les reflexones sobre la vieyera, dende les del estáu físicu a les del anímicu. Tocántenes a les primeres, nadie lo espresó meyor que Jorge Manrique: “las mañas y ligereza / y la fuerza corporal / de juventud, / todo se torna graveza / cuando llega el arrabal / de senectud”. Y, en tonu humorísticu, Gabriel y Galán: “¡Y no hay que hacerse ilusiones, / porque al charro más valiente, / si se le arruga la frente… / se le arrugan los calzones!”. L’amor afuxe: la mocedá yá nun mira pa ún, como se quexaba’l Marqués de Santillana: “Suspirando iba la niña, / e non por mí, / que yo bien se lo entendí”. Por eso dalgunos intenten —probablemente los que nun tienen perres pero sí inxeniu poéticu— que les moces sean conscientes d’esi futuru negáu al amor y llámenles a gozar agora. “Coged de vuestra alegre primavera / el dulce fruto, antes que el tiempo airado / cubra de nieve la hermosa cumbre”, afala Garcilaso a la que pretende. Y Ronsard invítala a vese, vieyina yá, al pie del fueu y aseñardando los tiempos nos que Ronsard cantaba la so guapura. Y, polo tanto, aguíyala: “Vive, has feme casu, nun dexes pa mañana, / recueye güei, apaña, les roses de la vida”. Dos testos n’asturianu. El primeru, una vaqueira. El cantor sabe que l’amor esitosu nun solo tien el requisitu la edá, sinón tamién el de les apariencies de xuventú: “Santa L.lucía bendita, / faime un cruzáu nos güechus, / que soi mozu galantianti, / nun puedo gastar anzuechus”. El segundu ye una d’eses cuartetes d’apegadiella que se xunten con otra pa completar un cantar, el de “Dicen que tu y yo, morena…” Diz asina: “Virxen de les escudielles, / abogada de los platos, / sácame d’ente los vieyos, / méteme colos rapazos”. Pa daqué asemeyao, Goethe complicólo muncho más nel Fausto.

Acabada la San Silvestre

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31/12/2020. SAN SILVESTRE edp, 5Km. Tiempu 31.02. Ritmu 6, 12.

Ayer, en La Nueva España

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RETRATO CON PUÑALADA Podría redactar este artículo a base de titulares. Enteramente. Pero no lo haré por educación, aunque acaso sería más impactante. Pero antes de entrar en materia, déjenme decirles que, pese a lo que va a venir, pese al retrato y su veracidad, hay una parte de la realidad asturiana que queda fuera, aquella que exporta y triunfa en el ámbito del metal, por ejemplo, o en el del naval; la que innova y crece en el ámbito informático, tanto en servicios como en creación de programas; el de la construcción. El resto, en gran medida, es este retrato, el que ahora viene: Superamos los 80.000 parados, una de las peores cifras de todos los tiempos, y tenemos casi 29.000 conciudadanos en regulación de empleo (ERTE), bastantes de los cuales engrosarán inevitablemente las cifras del paro, pues muchos de ellos pertenecen a empresas con grandes dificultades (hostelería, por ejemplo, turismo), que acabarán cerrando. De los autónomos y sus perspectivas no es necesario que les cuente a ustedes. Ello, naturalmente, está en correlación con otros datos macro: somos una comunidad a la colísima del crecimiento y se estima que nuestra recuperación estará entre las más tardas de entre todas. Y, en medio de todo ello, llegó, por fin, la puñalada, no por menos temida menos previsible para quien quisiese ver, la del estatuto del consumidor electrointensivo. Durante más de dos años se venía esperando que las empresas grandes consumidoras de energía, no todas asturianas, pero sí muchas de ellas, tuviesen tarifas o compensaciones en los costos energéticos que les permitiesen igualarse con sus competidores europeos y ajustar los precios, tanto para rivalizar con los productos que estos últimos producen como para competir con los que se importan de países de fuera de la unión que fabrican a menores costos, por subvenciones, por mano de obra o por no tener impuestos ambientales o tenerlos escasos. Pues bien, pese a los lloriqueos del Gobierno asturiano, a las reclamaciones de las empresas y organizaciones empresariales, a las exigencias sindicales, nada de nada. El nuevo estatuto (la nueva regulación tarifaria) ayuda a empresas de menor tamaño, empresas que antes no gozaban de ayudas para su consumo eléctrico y que, ¡nadie piense mal!, están situadas mayoritariamente en Cataluña, Euskadi y Valencia. Y ahora sí viene algún titular. «La industria asturiana recibe tiros en el pie cada día». «Asturias es el tonto útil y el paganini de la transición energética». Todo el mundo protesta, con más intensidad si no está cerca del poder, con más sordina, si cerca. Hasta el Gobierno asturiano ha dicho que la norma es “poco favorable” y anuncia que alegará, ¡cómo será ello! La gran industria paga en Asturies más del doble por la luz que en Alemania y en Francia. Ante esa realidad, el Central alega que el nuevo estatuto se acoge los límites que marca la UE, y que las ayudas que dan esos países saltan la normativa. ¡Pues sáltenla ustedes, si es que es así! Pero defiendan a los suyos, a los suyos españoles, en general, y a los suyos suyos, en particular. Porque no hay que olvidar que el Altísimo recibió el apoyo del socialismo asturiano, y que en sus palmas lo elevaron al Olimpo dos especialísimos ángeles que, según presumen, sobre seguir estando a su lado, velan continuamente por nosotros, los asturianos. Pues ya ven. Esa vela será de velatorio. Porque, en este caso, del mayor amigo, la mayor puñalada. Y siempre igual. ¡Pero, hombre, si hasta Pelayo llegó a calar a Munuza!

Asturianos ilustres

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Asturianos ilustres Un eruditu extremeñu, Feliciano Robles Blanco, asoleya nel so blog una colección de "Asturianos ilustres" (de tolos tiempos). Por si-yos apetez asomar el focicu por curiosidá o, precisamente, pa ilustrase, ehí va l'enllaz: https://ilustresasturianos.blogspot.com/

Ayer, en La Nueva España: La economía mágica de doña Yolanda Díaz

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LA ECONOMÍA MÁGICA DE DOÑA YOLANDA DÍAZ Leo y no me sorprendo. La ministra habla sobre la discutida subida del salario mínimo. Está a favor: “no se entendería por qué revalorizamos las pensiones y los salarios de los empleados públicos en un 0,9% y por qué íbamos a dejar a los asalariados que más lo necesitan con un pérdida de poder adquisitivo”. He dicho que no me sorprendo. En efecto, para sorprenderse con estos hace falta mucha ingenuidad. Pero me llama la atención la falacia argumental. No digo nada sobre lo discutible de la subida a pensionistas y funcionarios en esta situación en que hay que multiplicar la deuda para atender los compromisos de gasto, en cualquier caso ya no tiene debate. Pero sí hay que señalar la diferencia entre un acto y otro. El Gobierno sí sube los sueldos a los colectivos que cobran por los presupuestos. Pone unos números en el papel y, después, a ver de dónde sale el dinero: parte sale de los impuestos, y de su subida; otra de la deuda que pagaremos mañana, pasado mañana o vaya usted a saber cuándo. Pero el Gobierno no sube el salario mínimo: manda que otros, los empresarios, se lo suban a sus empleados, esos gajes más los complementos de la Seguridad Social y otros. Y el empresario ha de sacar ese dinero de los beneficios de su negocio. Si hay margen para ello, contratará, si no, no. Saben ustedes, por otro lado, que los salarios más bajos tienen una escasa productividad, esto es, producen escasa rentabilidad con su actividad. Lo que pasa es que muchas gentes de mentalidad económica mágica creen, allá en lo más hondo, que cualquier negocio y cualquier empresario son como las xanas de aquellos relatos que, habitantes en una fuente, podían regalar al afortunado que con ellas diera un hilo de oro que nunca se acababa por más que de él se tirase. ¿Creen que es un caso único el de doña Yolanda o el de doña Carmen Calvo cuando aseguraba aquello de que “estamos manejando dinero público, y el dinero público no es de nadie”? En absoluto, esta gente cree que dictando órdenes al mundo este mudará sus leyes inexorables a su voluntad. Y, si ello no sucede (suelen comprobarlo al poco de llegar al Gobierno), con echar la culpa al rival político o a alguna conspiración, arreglados. Pero me dirán ustedes: ¿es posible que crean esas fantasías?, ¿que vean la realidad con esa mentalidad mágica? Pues sí y no: el cerebro es muy complejo. Lo que sí saben de sobra es que con ese discurso entre fantasioso y justiciero, con esas promesas irrealizables o que tienen consecuencias negativas sobre quienes serían en teoría sus beneficiarios, consiguen mantener en celo a su parroquia y, por tanto, en disposición entusiástica de acudir a las urnas a repetir voto y, en el entretanto, a combatir al maligno enemigo, en permanente desvelo éste para fastidiar la marcha del progreso hacia la meta (siempre lejana, pero siempre esperada) final. Y es que el cerebro, esa máquina compleja y contradictoria que amangaranga razón, emoción, interés y ceguera, es capaz de —aun con el torcedor de una duda oscura levantándose allá en el fondo— creer cualquier cosa si la iluminan las luces de la pasión y el interés, que, lo sabe bien, son las únicas que deben marcar su camino.

Ayer, en La Nueva España: Casi siempre sigue (a peor)

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                                L’APRECEDERU

                               CASI SIEMPRE SIGUE (A PEOR)

                Se lo he dicho a ustedes hace pocas semanas: “Van a por ellos”. Se trata de expulsar de las zonas rurales norteñas a sus habitantes productivos, a aquellos que no vivan de las pensiones o las subvenciones. El campo, para el señorito dominante, ecologista o vividor de las urnas, ha de ser un paisaje vacío para grabar vídeos o pasearse ocasionalmente por él con sus hijos o “allegados”.

                LA NUEVA ESPAÑA nos ha ofrecido esta semana pasada dos ejemplos más de ese acoso y voluntad de exterminio. El primero, el fin de la moratoria de caza en el Parque Nacional. Esa decisión tiene efectos devastadores sobre toda la zona, no solo para aquellos de sus habitantes que practicaban la caza, sino para el amplio entorno que vivía de los desplazamientos provocados por esa actividad: hoteles, guías, restaurantes, gasolineras… El parque ha dejado de ser una fuente de ingresos, para convertirse únicamente en una de gastos. Y añadan ahora el problema del crecimiento descontrolado de las alimañas, sin tasa alguna.

                El segundo es el testimonio  del quesero más joven de queso gamonéu. Los titulares impulsan a la compasión y al aplauso: “Quiero criar a mis hijos en los Picos, que el lobo no me eche”,  “no deseo vivir de ayudas ni de daños, sino de lo que nos animales nos dan, pero esto se está yendo de las manos”. Y si leen el contenido, la indignación por las continuadas mentiras y burlas de que son objeto estos asturianos los llevarán a ustedes al borde de la apoplejía.

                Si el marqués de Pidal, el impulsor de la red de parques nacionales y el creador del de Covadonga, viera esto hoy sé lo que diría. Porque la caza era para él parte sustancial del recinto protegido, y, sobre todo, porque conocía la vida de los paisanos y los pastores y nunca se le hubiera ocurrido acabar con ella.

Ayer, en La Nueva España: ¿Cómo lo sabe, señor Barbón?

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                    ¿CÓMO LO SABE, SEÑOR BARBÓN?

                En vísperas de levantar los cierres perimetrales de los concejos asturianos que los tenían, nuestro Presidente manifestó que los mismos “no eran tan eficaces como creían”. ¿Y cómo lo sabe el señor Barbón?, porque eso nadie puede saberlo. Los cierres perimetrales se establecen para que de las zonas con mucha incidencia del coronavirus no salgan ciudadanos que lleven la enfermedad a otros lugares o para que no entren en ellas otros que provienen de zonas con escasa incidencia de ella, y así se ha practicado desde Wuhán para acá. Y lo siguen haciendo en Madrid, en Andalucía, en Cataluña…, en toda España. Algo tendrá el agua, digo yo, cuando la bendicen. En todo caso, nadie sabe cuánto traslado de la enfermedad evitan.

                Es cierto que ello no impide que en el interior de las zonas acorripiadas los contagios sigan creciendo hasta evolucionar a su techo. Incluso, yendo a peor, como ha pasado en Avilés, con una tasa de contagios en catorce días que duplica a la d’Uviéu, supera a la de Xixón y es peor que la existente antes del cierre perimetral.

                De todas formas, hay situaciones en las que los cierres perimetrales tienen una eficacia dudosa y, posiblemente sin contribuir de forma notable al freno en la expansión del virus, causan incomodidades a los vecinos que no tienen explicación: viajar a las segundas residencias, por ejemplo, o ir a espacios naturales de paseo. Cuando el comercio no está abierto, salvo fundamentalmente para la alimentación, y los viajes son posibles para trabajar, estudiar, por motivos de salud u otros “justificables”, no sé ve muy bien cómo podrían producirse desplazamientos de riesgo considerables fuera del lugar de residencia.

                En ese sentido, cabe señalar que las autoridades actúan con un cañón de disparo poco fino, que cubre mucha superficie, aunque es poco eficaz en una parte de ella. Es entendible, pero acaso debería pedirse un poco más de “finura”. ¿Qué sentido tuvo, por ejemplo, tener cerrado el pequeño comercio, o que, cuando se abre, se dejen inicialmente fuera mueblerías o concesionarios de coches, fuese cual fuese su superficie? ¿Se esperaban acumulaciones multitudinarias en esos lugares?

                El Gobierno de Barbón, que no lo hace, en general, mal, es en ocasiones como esta que hemos citado, víctima de algunos de sus prejuicios. Por ejemplo, de su negativa inicial en hacer algunos tipos de test distintos a los PCR, inevitables al final. El ejemplo más patente de esos prejuicios lo evidenció un asesor científico del Gobierno cuando la maligna Madrid empezó a mejorar notablemente, mientras los demás empeoraban: “Estoy seguro —dijo— que ocultan datos, además los test que realizan tiene poca fiabilidad”. ¿Se puede manifestar más fe de la clase que provoca ceguera?

                Es también víctima el señor Barbón de aquello de lo que más presumía: la inveterada gestión socialista de la sanidad asturiana. A ver, un poco de memoria histórica. ¿Se acuerdan del señor Areces y su consejero de sanidad presumiendo de que el HUCA se construiría con un número relativamente pequeño de camas porque ahora los enfermos las ocupaban pocos días y muchas patologías se tratarían ambulatoriamente? ¿No? Pues búsquenlo. Y ahora sumen los retrasos en la remodelación de Cabueñes, responsabilidad entera del inveterado socialismo gobernante asturiano. Y así es, que las tasas de ocupación de camas en planta y de UCIS son de las más altas de España, sino las más, lo que no se debe solo a que tenemos muchos enfermos de edad (el denominador), sino también a que tenemos pocas camas disponibles, tanto en planta como en UCI (el numerador).

                Por otro lado, una anotación “real” sobre la incidencia de la afección de la pandemia “en la calle” tal vez ayudaría. Llevamos mucho tiempo algunos (por ejemplo, don Juan Luis Fernández e mais eu) diciendo que habría que separar en el cómputo de los infectados los de las residencias de ancianos, que distorsionan “la cuenta de la calle”. Así mismo, añado, habría que volver a calcular la tasa de positividad sobre el número de infectados y no sobre el número total de pruebas de PCR realizadas (que incluye las repetidas a enfermos). Sólo con la modificación de este ultimo parámetro, podemos ver que andamos en una tasa de positividad inferior al 5 %.

                Lo que, al menos, produce otra impresión y, a lo mejor, ayuda a tomar otras medidas de cara al siguiente emburrión del virus. Porque la quiebra social y económica está ahí, no lo olvidemos.

Ayer, en La Nueva España: Vicios nacionales: Señas de identidad

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                                        L’APRECEDERU

                               VICIOS NACIONALES: SEÑAS DE IDENTIDAD

                Me sorprende ver que vecinos del conceyu de Xixón se quejan de los pasos a nivel de su localidad. ¿En Xixón y en el siglo XXI? Después me doy cuenta de que es un problema general en toda Asturies, con noticias de esa índole que saltan de vez en cuando y que, incluso, en Llanes la eliminación de pasos a nivel se ha sometido a consulta popular y llevado después a pleno concejil.

                Pero no debería sorprenderme. No somos tan modernos, ni tan limpios, ni tan ecológicos como creemos. Pensemos nada más en cuántos pueblos siguen sin saneamiento. ¿Y cómo no iba a ser así si las mayores ciudades asturianas siguen sin acabar sus procesos de depuración de las aguas residuales?

                Parece que esa falta de “modernidad”, ese atentado contra la salubridad y el medio ambiente, se ha convertido en una más de nuestras inveteradas señas de identidad, como lo son las continuas polémicas localistas, en especial, las que, al final, se resuelven sin que parezca abordarse lo principal. Así, la pugna Uviéu-Xixón por los actos del Xacobeo y el camino de Santiago del año que viene, que terminó con el acuerdo que parece que ya existía desde el principio, como no podía ser de otra forma. Mucho ruido, pero lo principal, dinero y proyectos, aún sin resolver a estas alturas.

                La participación en los cribados para convivientes con mayores no ha tenido más que un éxito relativo. ¿Pasotismo? ¿Ignorancia? Tal vez una manifestación más de eso que yo llamo “la inexistencia de Asturies”: una parte importante de la población no recibe más información que la que llega de Madrid e ignora lo de aquí.

                Por cierto, parece que, frente a los arúspices alemanes que presagiaban unas Navidades terribles en Asturies, van a tener más acierto las predicciones de nuestros don Juan Luis y doña Zulima, que aquí, en LA NUEVA ESPAÑA, se vienen publicando.

Ramón González Glez-"Ramón de Arnizo"Dicen que tú y yo morena"-(Virxen d...

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Ayer en La Nueva España: Contemos las cosas como nos interesa

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                     CONTEMOS LAS COSAS COMO NOS INTERESA

                «En la cuestión de la protección del lobo —ha dicho el Secretario de Medio Medioambiente, y  ha repetido tras él el lobby de los lobos— hay que seguir el criterio de los científicos», que ya saben ustedes cuál es: convertirlos en intocables sean cuales sean los daños e inconvenientes que produzcan en ganados o ganaderos.

                La afirmación debe responderse con una pregunta: ¿pero qué pintan aquí los científicos? Quienes deben establecer lo que debe hacerse con el lobo deben ser los políticos y los ciudadanos, decidiendo, en primer lugar, cuáles son los bienes a preservar en caso de conflicto, ¿los de los humanos-ganaderos o los de los animales-lobos? Y, a partir de ahí, y tomada una decisión sobre la prelación de intereses, se acude a los expertos. ¿Biólogos, acaso? Es posible, en todo caso fíjense que utilizan la palabra “científicos”, una “divina palabra”, que invita más a la prosternación y el silencio acrítico que otras acaso más precisas.

                Sucedía el lunes 30 de noviembre, Pablo Iglesias, Arnaldo Otegi y Marta Villalba (portavoz de ERC) atacaban el “dumping” fiscal de Madrid y, al tiempo, defendían los conciertos vasco y navarro. «Son otra cosa», afirmaron. Y don Pablo afirmó que quienes hablan de esos conciertos no quieren hablar de Isabel Díaz Ayuso.

                No hace falta que les aclare cuál es la discusión. Ni tampoco que les diga que los ciudadanos y empresas de Navarra y Euskadi tienen una fiscalidad más beneficiosa que los españoles del resto del Estado, ni que están también mejor financiadas esas comunidades que las demás. En LA NUEVA ESPAÑA del domingo 29 de noviembre catedráticos y economistas certificaban lo que sabe todo el mundo que quiere saberlo: “El desajuste tributario no lo causa Madrid, sino el régimen foral”. Pero, ¡ay amigo!, de eso esos partidos no quieren hablar, por muchas razones. Para unos es su negocio económico, para los tres su negocio político futuro, en una alianza que pretende arrastrar o desbancar al PSOE. Habría que preguntarse, además, para entender el fondo de su “amor”, cuántas veces condenó don Pablo a ETA y al movimiento que la sostenía. Acudamos a quien lo sabe, don Nicolás Redondo: “Él estaba en las herriko-tabernas alabando a la banda terrorista y a sus cómplices cuando su único legado eran los asesinatos, los secuestros y las extorsiones”.

                Por lo demás, cuánto se parece el sofisma argumental de don Pablo (los conciertos vasco y navarro no son dumping fiscal, “son otra cosa”) a aquella otra falacia de don Gaspar Llamazares: “Cuba no es una dictadura, es otra cosa, es una revolución”. Ya lo ven: idéntico magma ideológico, igual niebla argumental ocultadora.

                No quiero dejar de transmitirles un dato más sobre la estafa a los 45.000 asturianos cuyo dinero y tiempo se vio reducido al pasar la ITV, por darles esta un plazo menor para la renovación de su futura inspección. Les he dicho que el motivo último era la pasta, ¿verdad? Pues he aquí lo que dice el Supremo al hacer firme su primera resolución en contra de la Orden del 15 de mayo del  Ministerio de Salud y su aprovechamiento por los gobiernos autonómicos: “aunque ve loable la pretensión de asegurar la supervivencia económica de las estaciones de ITV, que, como otros sectores, se ha visto afectado por la menor actividad fruto de la crisis sanitaria, entiende que dicho objetivo puede alcanzarse por otras vías, sin necesidad de imponer cargas a los particulares”. Así que, remedando el lema de la Guardia Civil, bien podrían estampar en Suárez de la Riva: “Todo por la pasta”.

                Y ahora que vengan a contarles a ustedes cuentos solidarios. Si acaso, a costa de sus bolsillos.

Ayer, en La Nueva España: Animalinos de Dios

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            L’APRECEDERU

                                               ANIMALINOS DE DIOS

                LA NUEVA ESPAÑA del 19/11/2020: “Tres colegios estrenarán un plan para reducir el número de las palomas en sus instalaciones”. “El proyecto plantea la captura de ejemplares y la retirada de nidos”. Me sorprendo porque creía que era esta una cuestión que ya habría sido resuelta hace tiempo.

                Todos ustedes conocerán zonas de sus ciudades infestadas de palomas, esas ratas de ciudad cuya suciedad y peligrosidad no debe ocultar el que hayan sido tomadas como emblemas del Paracleto o de Venus. Una observación descuidada advierte enseguida que esas zonas van a más, entre otras cosas, porque siempre hay ciudadanos que se entretienen en alimentarlas.

                ¿Qué es lo que me ha sorprendido, entonces? Pues que cada año los ayuntamientos anuncian el número de nidos de palomas retirados, así como el de gaviotas. De ser ciertas o eficaces estas medidas, las poblaciones de ambas aves deberían decrecer, y no seguir aumentando. Luego esas medidas o no se toman o no surten efecto, acaso porque el mal no se ataca de raíz.

                Los ciudadanos llevamos tiempo enfrentándonos a problemas con el mundo animal, en parte por la desaparición del mundo rural, pero fundamentalmente por nuestra visión waltdisneidiana de la realidad. Ahí tienen al jabalí paseando por la calle Uría, por Rivero, por Pumarín, sin que parezca que nadie quiera enfrentar el problema.

                Pero esos conflictos son en ocasiones de otra índole. Tales los de las molestias que presentan las mascotas urbanas. Así, una ordenanza praviana sancionará los ladridos en horas nocturnas. En otros casos, el ruido de los animales provoca curiosas cuestiones convivenciales y judiciales. ¿Se acuerdan ustedes de aquel hostelero que denunció al vecino que tenía un gallinero cuyo señor cacareaba con la del alba?

¿Pensaban que me refería a los de dos patas, a los que te abordan sin mascarilla o a quienes ingurgitan sin crítica lo que les cuentan sus patriarcas?  Eso, para otro momento.