Ayer, en La Nueva España: Vicios nacionales: Señas de identidad

 

                                        


                                        L’APRECEDERU

                               VICIOS NACIONALES: SEÑAS DE IDENTIDAD

                Me sorprende ver que vecinos del conceyu de Xixón se quejan de los pasos a nivel de su localidad. ¿En Xixón y en el siglo XXI? Después me doy cuenta de que es un problema general en toda Asturies, con noticias de esa índole que saltan de vez en cuando y que, incluso, en Llanes la eliminación de pasos a nivel se ha sometido a consulta popular y llevado después a pleno concejil.

                Pero no debería sorprenderme. No somos tan modernos, ni tan limpios, ni tan ecológicos como creemos. Pensemos nada más en cuántos pueblos siguen sin saneamiento. ¿Y cómo no iba a ser así si las mayores ciudades asturianas siguen sin acabar sus procesos de depuración de las aguas residuales?

                Parece que esa falta de “modernidad”, ese atentado contra la salubridad y el medio ambiente, se ha convertido en una más de nuestras inveteradas señas de identidad, como lo son las continuas polémicas localistas, en especial, las que, al final, se resuelven sin que parezca abordarse lo principal. Así, la pugna Uviéu-Xixón por los actos del Xacobeo y el camino de Santiago del año que viene, que terminó con el acuerdo que parece que ya existía desde el principio, como no podía ser de otra forma. Mucho ruido, pero lo principal, dinero y proyectos, aún sin resolver a estas alturas.

                La participación en los cribados para convivientes con mayores no ha tenido más que un éxito relativo. ¿Pasotismo? ¿Ignorancia? Tal vez una manifestación más de eso que yo llamo “la inexistencia de Asturies”: una parte importante de la población no recibe más información que la que llega de Madrid e ignora lo de aquí.

                Por cierto, parece que, frente a los arúspices alemanes que presagiaban unas Navidades terribles en Asturies, van a tener más acierto las predicciones de nuestros don Juan Luis y doña Zulima, que aquí, en LA NUEVA ESPAÑA, se vienen publicando.

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