Rosácees, almendros en Viesques

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El 04/02/14. Ún d'ellos, según dixéramos, yá floreciera metanos del mes d'avientu.

Siéntolo, pero equí nun puedo treslladar la duzura del so arrecendor.

¡Cuidado con el tráfico!

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Agentes de Rusia han tomado el parlamento y la sede del Gobierno de Crimea. Otros, esta misma madurgada, han ocupado el aeropuerto, probablemente para facilitar ulteriores operaciones aéreas.
¡Cuidado con el tráfico! Los próximos días las calles de toda España estarán ocupadas por miles de manifestantes gritando consignas contra el golpe de estado prorruso.



Un apoyu al asturianu (1966)

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Pongo equí esta semeya d'un recorte antigu qu'acabo de topar metanos unos llibros vieyos. El recorte ye del 14 d'agostu de 1969, del periódicu La Voz de Asturias.

UN DEBATE DE MUCHO INTERÉS POR NO TENERLO

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Valentín Andrés Álvarez, en una anécdota que Ortega comparte en El Espectador con modificaciones, cuenta que había un loco en Xixón quien afirmaba que el fútbol no existía, que era una cosa que habían inventado los periodistas de Uviéu contra los de Xixón. A mi entender, esto del debate del estado de la Nación es, de forma semejante, algo que inventaron los del PSOE y los del PP para meterse unos con otros, y de paso, y sobre todo, dejar fuera del tinglado a los demás.

Realmente el llamado «debate sobre el estado de la Nación» ningún interés presenta fuera de ese que tiene para sus dos protagonistas principales. Frente a lo que ocurría hace treinta años, en estos tiempos en que los centros de información y «entretenimiento» se han multiplicado por cien, en que aquella se ha hecho instantánea, en que ya sabemos horas antes hacia dónde van a orientar sus discursos y hasta lo que van a vestir los contendientes en las Cortes, porque lo filtran ellos mismos, tiene poco interés escucharlos. Y, digámoslo también, ya que es positivo, tiene poco interés porque los ciudadanos no esperan ni temen, por fortuna, ningún sobresalto, ninguna revolución proveniente de los políticos de los dos partidos mayoritarios. De modo que ambos vienen a poner de su parte todo lo que les es posible para hacer efectiva aquella máxima de Montesquieu: «felices los pueblos cuya historia se lee con aburrimiento».


De esta manera, el debate entre los antagonistas principales, don Mariano y don Alfredo, se ha reducido a confirmar que efectivamente cada uno hablaba de aquello que beneficiaba su actuación o sus expectativas. El primero, una y otra vez de la indudable mejora económica con respecto al abismo al que estuvimos asomados hace poco más de un año y hacia el que estuvimos preparando el camino durante mucho tiempo. De esa senda apenas se ha desviado más que para hablar de dos graves amenazas: la inmigración y la cuestión catalana. El segundo ha incidido en aquello que, al margen de la mayor o menor razón que le asista, excite más a su parroquia o haga recordar a los millones de personas golpeadas por la crisis que lo son, a fin de que, sea cual sea la causa de esa crisis, liguen esa situación al hecho de que quien gobierna ahora es el PP. En esa línea, las palabras «dolor», «recorte» y «mujeres» han sido la música de acompañamiento de su discurso.


Naturalmente, no ha faltado, por parte y parte, el recurso a la memoria de lo que los otros han hecho erradamente en el pasado o a sus fracasos. En esa medida, la marca cuantitativa la ha obtenido, como era de esperar, el señor Rajoy; la temporal, el señor Rubalcaba, citando un artículo de Rajoy en el Faro de Vigo, allá en el año de gloria de 1983.


Pero afortunadamente, repito, unos y otros políticos —incluidos muchos de los minoritarios— son previsibles, especialmente don Mariano, que presume de serlo; y así nos hemos librado de que en el día de anteayer este hubiese tenido una ocurrencia andando en bicicleta por la Moncloa, como lo ocurriera a Zapatero en su día jugando a baloncesto, y nos trajera un despilfarro de dinero en forma de cheque-regalo con el pretexto de cualquier materia.


Por cierto, viniendo hacia casa para escribir este artículo me he encontrado con un loco simpático, en Pimiango dice ser nacido, al que de vez en cuando escucho e invito a un café. «Esto del tema del aborto», me dice, «es un invento del PP, al ver que el PSOE y Rubalcaba no paraban de perder votos por su izquierda. Así consigue que recuperen y les es más fácil entenderse».

Lo dejo tomando el café y vuelvo al ordenador. No puedo dejar de pensar en las fiestas invernales del Nicolasillo y de los Inocentes, y en cómo nuestra cultura, y la Iglesia con ella, ha simbolizado tantas veces la paradoja de la lucidez y la verdad en la boca de los simples.

Desboyu n'El Piles

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Nos díes de vagamares del entamu de febreru, y non de los peores díes: el 05/02/14. A les 8,18 la mañana.

MANIPULACIONES

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Si ustedes siguen con cierta atención las noticias, verán que se manipulan de muchas maneras. En general, todos los medios las manipulan. Se ponen en lugar destacado o en uno discreto. Se imprimen en tipografía llamativa o minúscula. Se abre con ellas la información o no. En ocasiones, la noticia se desfigura, ya introduciendo en ella datos erróneos o que inducen a confusión, ya ocultando otros.
Esa manipulación es diaria y habitual en los medios de parroquia o trinchera, lo que sirven a un determinado público lo que quiere ver, oír o leer.
Pero en ocasiones la manipulación es más sutil o es casi universal. Ahí se cuenta con la "vagancia" y la rutina del periodista y, también y generalmente, con la psicología de los lectores, oyentes o espectadores.
He aquí una muy notable de los últimos tiempos: "La Infanta respondió con 550 evasivas a las preguntas del juez Castro" titulaban más o menos todos los medios cuando se hizo público el interrogatoria de la Infanta. Ahora bien, nadie puede decir que la infanta haya respondido con evasivas, puesto que solo ella sabe si fueron o no evasivas las respuestas; incluso el juez no puede saber si fueron o no evasivas esas respuestas: puede pensar si lo fueron o no, y actuar en consecuencia, según su juicio, pero no puede saberlo.
Y ahora, vean ustedes cómo -sobre campo abonado, obviamente- se prepara una calificación para un titular: esto es lo que ocurría durante el descanso del interrogatorio de la Infanta, semanas atrás de hacerse pública su transcripción:


Receso en la toma de declaración como imputada a la infanta Cristina en los Juzgados de Palma de Mallorca. Durante la misma el abogado de Frente Cívico, que ejerce como parte en la acusación popular de la instrucción del juicio del Caso Noós, Manuel Delgado, ha salido a fumar un cigarro. Mientras apuraba las caladas ha sido preguntado por los medios de comunicación sobre el desarrollo del interrogatorio. Se ha negado a responder a preguntas concretas, pero sí ha dicho que Cristina está tranquila "se nota que se ha preparado bien" y comentaba que está "pasando un mal trago". "Va todo muy tranquilo pero sin contestar a nada" y añadía: "Viene muy bien preparada" y afirma que "el 95%" de sus respuestas son evasivas.

Rosácea, almendru en Viesques

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El 04/02/14. Ún d'ellos, según dixéramos, yá floreciera metanos del mes d'avientu.

Siéntolo, pero equí nun puedo treslladar la duzura del so arrecendor.

VÉNDOVOS UN MONO

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Así podría haberse dirigido a los avilesinos y asturianos don Vicente Alberto, al modo en como don Juan Pérez Arango, gestor de los intereses de don José Fernández, se dirigió en famosa ocasión a los mandamases electos xixoneses con su «Véndovos Mareo», para tratar de sacar de apuros al Sporting. Es cierto que entre ambas frases, aparentemente idénticas, habría habido profundas diferencias semánticas. La de don Juan era volitiva y en ella el verbo «vender» significaba «traducir por dinero». La del señor Areces, asertiva, y ahí «vender» se habría traducido en «revertirá en votos».


Pero si no hay constancia de que la frase hubiese sido exteriormente emitida, sí fue eso mismo lo que el presidente del Principado hizo al salir de una comida con el presidente de la fundación Príncipe de Asturies, don Graciano García, «vendernos» el mono que el señor Niemeyer había pintado y donado a la Fundación, la cual, a su vez, realizó la «traditio» al Gobierno en aquel encuentro gastronómico. Pues, en efecto, a partir de aquel mismo instante el dibujo empezó a pretenderse como el bálsamo de Fierabrás que sacaría a Asturies de sus tinieblas culturales y a Avilés lo resarciría de anteriores chascos y de su decadencia económica.


En todo caso lo que sí hacía don Vicente Alberto era enlazar con una tradición inaugurada por sus antecesores: la de anunciar los grandes eventos y faustos tras la refacción (téngase por lítotes, acaso) del mediodía. No estuve yo presente en el momento del anuncio de este grande evento, pero sí en el de otro, en el de la inversión de aquella compañía «mayor que las siete hermanas» que el señor Rodríguez Vigil y el señor Víctor Zapico, atraillados por el señor Lauze, anunciaron con trompetería. Y recuerdo aún el olor de los vegueros y el color de los papinos posteriores a aquella comida. En todo caso, estoy razonablemente seguro de que el señor Álvarez Areces no fumaba puros en la ocasión del anuncio.

Quien quiera tener alguna memoria recordará que durante mucho tiempo aquella propuesta de nada levantó entre Uviéu y Avilés, entre don Gabino y don Vicente Alberto, entre PSOE y PP, una permanente disputa sobre la ubicación del nonato; asimismo, que nunca se supo exactamente el destino del edificio construido sobre los efluvios del mono. Llegó a proponerse, por ejemplo, como «Museo de los Premios Príncipe», sin que eso supusiera, ni por asomo, que se supiera qué iba a contener el tal museo. Del mismo modo, se ignoraba quién iba a financiar el «aquello», ni su construcción ni su funcionamiento, ni cómo se haría compatible esa institución con tantas otras que pululan por Asturies. Lo que sí sabían PSOE, don Vicente y doña Pilar Varela era que había que compensar a los avilesinos de tanta decepción y tantas promesas incumplidas por ellos mismos.


Sumen a ese elemento central un vector fundamental: una forma exacerbada de entender la política para la cual la voluntad lo es todo y la realidad poco; para la que presupuestos y normas no son cauces para que fluyan las aguas, sino diques para que no lo hagan. Añadan una época en que el dinero (sonante o en deuda) parece un material inextinguible. Coloquen ahí al señor Zapatero o al señor Areces.


Pero ese anverso tiene su reverso: el de los ciudadanos que piensan que sus demandas o apetencias deben ser satisfechas al instante; que fingen o fingen creer que el dinero cae del cielo y que, si no lo hay o que si sus exigencias no pueden cumplirse ahora mismo, es culpa de los políticos, y que, por lo tanto, están dispuestos a creer cuanto quieren escuchar, aquello precisamente que «el buen político» siempre tiene el olfato presto para decirles. Porque, como decía François Mitterrand, «las promesas electorales solo comprometen a quien las cree»; o, dicho de otra forma, los fraudes electorales no se asimilan a las estafas, sino a los timos: es indispensable la voluntad también engañadora o ilusa del timado.

Y último vector que nos lleva a un ente cultural sin definición, a una gestión caótica y tal vez punible, a una deuda inasumible, a unos patrones del «ente» que no saben qué hacen allí, a un partido que no sabe cómo gestionar sus responsabilidades y las de sus conmilitones, a otro que se lía los pies consigo mismo y a una comisión de investigación que está en la linde de lo bufo, quizás porque es el alinde de todo ello, tanto en los investigantes como en los investigados. Ese último vector es el papanatismo cosmopolita. Díganle a la mayoría de los políticos asturianos que, saltando por encima de las sebes de su país, van a hacerlos oler el polvo (el de las calles) de Nueva York y se volverán locos; tráiganles a un estadounidense afamado y guardarán para siempre el olor de sus micciones. Y ya si les dicen que van a construir aquí algo nada asturiano pero que, como al Faru de Cuideiru de la canción, van a ponerlo muy alto para que alumbre el mundo entero y no se pierdan los barcos, llegarán al deliquio.

Y es ahí donde aparece el Deus ex machina, el señor Natalio Grueso, con su agenda. De él no quiero comentar más que la actitud despectiva que entraña aquella frase suya ante la comisión de investigación: «Ahora el Niemeyer es una casa de cultura de pueblo». Me recordó inmediatamente el tono despectivo con que, en la Universidad del País Vasco, el ex diputado Francisco Letamendía trataba de ofender a nuestro bandalisquiano Francisco Llera Ramo. «Aquí huele a cucho de establo asturiano» gritaba al pasar por delante de su despacho.

A Francisco Letamendía, Ortzi («nube») de nombre de guerra, lo tuvo que recoger una piadosa patrulla de la guardia civil de la mar cuando, huido en una lancha con poca gasolina la noche del 23 de febrero de 1981, se quedó a la deriva en mitad del Cantábrico.

Esperemos que ahora que todos los protagonistas de aquel dislate se han visto bajados de la nube y han visto su pobre barquilla «entre peñascos rota, / sin velas desvelada, / y entre las olas sola» no necesiten ser remolcados por la guardia civil para su regreso a tierra firme.


Más de Coca-Cola, el PSOE, Graciano Torre y Javier Fernández

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Y entós van el PSOE y el Gobiernu y Javier Fernández y dicen:
PUES YA QUE COCA-COLA SE PORTA ASINA COL EMPLÉU, RENUNCIAMOS A LES SOS SUBVENCIONES, ANQUE NOS FAEN MUNCHA FALTA.
¡Uhhh! ¡Ehí, paisanos, eso son..., y no los de les pites de mio casa!

Y, al día siguiente, van y dícennos cuanto ye a lo que renunci(amos): 18.000 euros.


Eso yá lo describió Cervantes, falando d'aquel babayu farfantón:
caló el chapeo, requirió la espada, 
miró al soslayo, fuese y no hubo nada.

Graciano Torre y asina nos va

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Graciano Torre, conseyeru d'empléu (que al respective, aquello del cuentu popular de la imaxen de San Antón de la Peral: "San Antón de la Peral, ¡les peres que te comí!; los milagros que tu fagas, que me los cuelguen d'equí" -deixis a la entepierna del visitante de la ilesia y contemplante del santu, antigu propietariu de la peral de la que saliera la madera pal santu-):

"¡Ojalá Coca-Cola sufra lo que tiene que sufrir!"


Esti ye'l nivel de los nuestros gobernantes (a los que votamos mayoritariamente, ¡güeyu!, y con entusiasmu). A lo meyor apláudenlu munchu los lliberaos de la UGT, y seguro que güei (güei, non pasao mañana) présta-yos muncho a la probe xente de Coca-Cola en Colloto; pero igual de seguro que xente que taba pensando en traer pa equí trabayu o una empresa va salir corriendo pa otru llau, o, polo menos, va pensalo.

Y volviendo a lo del santu: ¿cuántos empleos ayudó a crear don Graciano na so vida d'alcalde o na so vida de conseyeru (¡que vaya conseyos!). ¿Y el partíu que lu emplea a él y otros fenómenos como él?

Llibros sobre Asturies del primer terciu del XX

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Yá lu conocerán munchos, dalgunos non; pongo equí dos semeyes d'esti cartafueyín sobre'l mapa escolar d'Asturies. L'autor, don Acisclo Muñiz y Vigo, yelo tamién d'otres obres sobre la nación: "Asturias. Referencias Geográfico-Históricas" (1929), "Cartografía de Asturias" (1927), "Mapa de las carreteras de Asturias" (1933). Too ello ta en relación con un ciertu movimientu asturianista que percuerre Asturies nesi primer terciu del sieglu XX. Asina, la "Doctrina asturianista" (1918), la Junta Regionalista del Principado de Asturias, la Liga Pro-Asturias. El llevantamientu del mirador d'El Fitu ta tamién dientro d'esi impulsu, nesti casu pa promocionar turísticamente Asturies.

Rosácees, almendru en Viesques

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El 04/02/14. Ún d'ellos, según dixéramos, yá floreciera metanos del mes d'avientu.

Siéntolo, pero equí nun puedo treslladar la duzura del so arrecendor.

ZAPATERO, LEGUINA, PSOE

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Ahora anda contando Leguina quién fue Zapatero y su desastre social y político. Y subraya, además, que lo hizo con la complicidad y silencio (y el aplauso fervoroso, añado) de los militantes y cargos orgánicos del PSOE.
Bien está, pero eso ya lo contamos algunos hace muchísimo tiempo, in fieri, digamos. Hoy y los días siguientes vamos a poner algunos ejemplo de ese contar pretérito:



EL MEJOR, POR OPOSICIÓN (25/05/2010)

                Que yo tengo aquí por mío / cuanto abarca el mar bravío, / a quien nadie impuso leyes
«¡Dios míu, colo mal que lo fai!», así concluye un conocido chiste en que una dama se horroriza con la noticia de que su marido tiene un «affaire» con una estupenda pero chismosa vecina. La exclamación de la traicionada se debe, sin embargo, no al engaño, sino a compasión por su esposo: con lo poco axeitáu que es el varón, pronto todo el vecindario vendrá en evidencia de «lo mal que lo fai». Pues bien, con esa facecia y esa frase empezaba yo, al comienzo de la presidencia española de la UE este semestre, un artículo donde se afirmaba que lo peor de todo era que ahora empezarían a conocer a Zapatero en el exterior tan bien como algunos lo conocíamos en casa, en su ineptitud nefelibata y su retórica pomposa y vacua.
Las cosas fueron tan rápido que para poder reducirlo y, sacándolo de su estado alucinatorio, obligarlo a tomar contacto con la realidad —en lo relativo a la coyuntura del sistema monetario y financiero—, han tenido que intervenir los EEUU, China y la UE, cuyos mandatarios ya habían advertido en sus términos cabales la ilimitada capacidad de Zapatero para conducir las cosas hacia el despeñadero. Por otro lado, en el interior, se ha visibilizado de tal modo su inepcia en los últimos días que hasta muchos de sus votantes han conseguido empezar a ver, por fin, quién es el Presidente, en nada distinto, por cierto, a quien era en su primer día de mandato o a quien era en la oposición. Pero la fe —que consiste en no creer lo que vemos— es difícilmente penetrable por la realidad y, por ello, hasta el presente había sido invisible su identidad para la mayoría de los afectos.
Ahora bien, lo más inquietante de toda esta historia no es que una evidencia tan palmaria, la de su incapacidad, haya conseguido pasar desapercibida ante los ojos de muchos espectadores, al modo como lo es el rey desnudo en la narración tradicional; lo más inquietante es que Zapatero fue escogido para gobernar tras una reñida oposición dentro del PSOE, en la que el caballo zapaterino (y no se vea ninguna maldad especial en el símil hípico) consiguió ganar al jaco de Bono apenas por una cabeza. En otras palabras, si este individuo ha sido seleccionado como el mejor de entre los suyos tras competido concurso, ¿cómo serán los demás? O, en términos más piadosos, ¿cuál no será de la incapacidad de esos sus conmilitones, para conocer la realidad y para dirigirla?


Por otro lado, lo más grave de la cuestión no estriba en que don José Luis esté falto de destreza o de conocimiento para tratar con el mundo (aunque seguramente lo está, pero para corregir ese defecto tiene centenares de asesores, y el propio partido): no es una carencia lo que constituye su máximo defecto sino una «tenencia», su ideología, su falsa conciencia, lo que él cree saber sobre el mundo y sobre sus capacidades para manejar la realidad.  Y es que hay en una parte muy importante de la izquierda que cree («creer» es aquí la palabra, no «pensar»), al modo del pensamiento mágico y prelógico, que las palabras, los discursos, pueden convocar la realidad y crearla y, que, en todo caso, la realidad es moldeable por la política hasta el punto que decida la voluntad, no hasta el que los límites de la propia realidad impongan. Ese pensamiento idealista, metafísico, semejante al discurso adolescente del pirata esproncediano, es para esa parte de la izquierda su identidad sustancial.
Pues bien, más preocupante aún que la baja calidad política e intelectual del señor Zapatero y, por implicación, del areópago que lo ha seleccionado como el mejor, resulta el  constatar que es precisamente ese fantasear metafísico, ese voluntarismo idealista y  adolescente el que ha sido tenido por óptimo, sostenido y aplaudido, por una parte importante de la sociedad española —sindicatos, artistas, medios de comunicación, individuos—, que entienden que el mismo constituye  una visión realista y eficaz del mundo, capaz de solventar los problemas por la única virtud de su eufonía enunciativa y de su resonancia emotiva.
Y todo ello, Zapatero, areópago, sostenedores y jaleadores constituye una variable amenazadora  que, según y cómo, nos puede llevar hacia la argentinización del país, concepto que no incluye sólo «el corralito», el crack financiero, sino, fundamentalmente, la progresiva autofagia de la sociedad y de la riqueza por el camino de la demagogia populista, que ellos llamarían «popular».
 



Desboyu n'El Piles

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Nos díes de vagamares del entamu de febreru, y non de los peores díes: el 05/02/14. A les 8,18 la mañana.



Naranxal en Güerres

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Esta magnifica naranxal en Güerres. El 08/02/14


VOLUNTAD DE IMPERIO

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Nos reunimos para un programa de la TPA cuatro conocidos, Rocío Ardura, Fernando Rodríguez de la Flor y Pepe Monteserín; este, entre otras cosas, colaborador de La Nueva España y magnífico escritor. La conversación deriva hacia los radares, las multas de tráfico y lo injustificado de muchas restricciones o señalizaciones (por ejemplo, por qué existen tantos detectores de velocidad en las autovías, donde apenas hay incidentes, y son tan escasos o inexistentes en las vías secundarias, principal foco de muertes), cuestiones hacia las que alguno de los presentes tiene especialmente orientadas sus antenas. El discurso general es el del tópico recaudatorio. Yo no es que discrepe pero creo que hay algo más.

Recuerdo, a modo de muestra, que hace años, cuando aún el campus de Viesques de Xixón no era más que un proyecto en ciernes, pregunté a un responsable de Fomento cómo era que por el vial ya trazado entre los prados donde más tarde se alzarían los edificios hubiese una limitación de velocidad tan restrictiva, sin sentido alguno ni utilidad. Respuesta: «porque en el futuro queremos que por ahí se circule a 30 por hora y así la gente se va acostumbrando ya». La respuesta del ingeniero ejemplifica a las claras que detrás de muchas disposiciones de la Administración, relativas al tráfico pero también atingentes a otros ámbitos, no se encuentra solo la voluntad de recaudar, sino una compleja mixtura de pulsión de imperio y de voluntad de ahormar la vida de los demás en la visión del mundo soñada o ideada por quienes pueden intentar imponerla.

Esa actitud dominadora es inseparable de un cierto desprecio de los demás, de una consideración de los ciudadanos como menores de edad o, al menos, como sujetos que deben declinar sus presuntos derechos en función del interés o la sabiduría, siempre superiores, de la Administración. Así, he denunciado en tiempos recientes cómo algunos ayuntamientos suprimen de forma habitual durante más de un mes los aparcamientos de una calle a fin de realizar una obra que solo se pondrá en marcha al final de ese período, o mantienen la prohibición una vez concluidos los trabajos. No es un tema menor, aunque lo parezca –y se podrían aducir otras muchas muestras de ese abuso en el trato diario que en las calles de la ciudad practican con los ciudadanos las autoridades al respecto del tráfico-, y, en todo caso, ejemplifica esa doble mentalidad de imperio y menosprecio del ciudadano, tan generalizada.

Si extendemos la mirada hacia territorios más amplios, observamos que esa voluntad de imperar y ahormar caracteriza en gran medida la sociedad contemporánea. Nunca hasta hace pocas décadas habían existido tantas imposiciones y medidas de control sobre los ciudadanos. Unas se hacen con el pretexto de controlar nuestra salud (así las prohibiciones sobre el tabaco o las restricciones atingentes al alcohol o las grasas), otras con la intención de salvar nuestras vidas (las relativas al tráfico, por ejemplo). Ahora bien, uno se pregunta, por ejemplo, si un adulto no puede decidir cuándo necesita antibióticos, o si un padre no puede decidir cómo educa a su hijo en relación con el alcohol, o si el Estado puede quitar un hijo a unos padres para controlar la ingesta de grasas del niño. Es evidente que el entendimiento último que subyace en ello es que el ciudadano, adulto o no, es un ser incapaz.

(Ello nos lleva, por cierto, a una seria reflexión sobre la democracia y sus principios. Si los administrados son incapaces de pensar y actuar correctamente, ¿cómo es que pueden elegir quién los gobierna y en nombre de qué? Amplíen esto ahora: si, como afirman reiteradas sentencias judiciales y proclama una parte de la opinión, quienes firman una hipoteca o contratan un producto bancario no se enteran en muchos casos de lo que firman o contratan, ¿cómo es que sí saben lo que eligen para el gobierno de la colectividad?)

El tópico monomaniaco actual podría incitar a pensar que son los políticos quienes en su afán de mandar impulsan esas medidas. Es un error. Son ellos, es cierto, quienes al final estampan su firma en leyes y reglamentos, pero no suelen ser ellos los impulsores. El político es un ser, por lo general, ávido de poder y concupiscente de votos, pero es un ser —al igual que los partidos— bastante desconocedor del mundo. Por ello, muchas de esas imposiciones que cursan como legislación no obedecen más que al interés o capricho de pequeños grupos de ciudadanos y, muchas veces, a la manía de «expertos» —incrustados o no en la Administración— que ofrecen al político las novedades con que rellenar el acezante estado de ansiedad en que está constituida la política hoy en sus relaciones con la opinión pública. Al modo de la locomotora de Los hermanos Marx en el oeste o del Henrietta de La vuelta al mundo en 80 días, la política necesita «quemar» constantemente novedades para dar la impresión de que sirve para algo y de que hace algo. De ahí que tantas veces veamos normativas que no se pueden poner en práctica, leyes que han de modificarse luego, textos que al día siguiente reciben subsanaciones de errores que no son sino rectificaciones. Claro que, de todo ello, las víctimas, los ciudadanos.

«Tal parlamento solo legisló tantas leyes este año» suele lamentarse en los medios quejándose de la escasa actividad de los legisladores. Sería tal vez acertado pensar que en muchos casos es mejor la inacción legislativa que la actuación, y, sobre todo, que el ahínco. Y que tal vez, digámoslo con una pizca de eutrapelia, en el frontispicio de los parlamentos debería lucir este emblema: «Felices los pueblos que no tienen legislación». O, al menos, ya que acabamos de remedar a Montesquieu, aquella otra máxima de don Carlos Luis: «Las leyes inútiles debilitan a las necesarias». Que el resto de las plumas con que el pavo se exhibe y pavonea no tiene otra finalidad que la de seducirnos para… hacernos sentir el peso de su imperio sobre nuestras espaldas.

Rosácees, almendru en Viesques

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El 04/02/14. Ún d'ellos, según dixéramos, yá floreciera metanos del mes d'avientu.

Siéntolo, pero equí nun puedo treslladar la duzura del so arrecendor.



Cagarriones al 03/02/14 (y III)

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Los cagarriones que charen les primeres flores d'estos cagarriones o Prunus Pissardi'l 28/01/2014 echen nel 03/02/14 los primeros brotos o puyos. Ehí:

Ente Susana y l'aire

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La mio quiosquera de Xixón, gayolera y prestosa. Yo punxe les indicaciones, venía de fuera, a pola prensa, y ella'l móvil y la tresferencia la semeya a los mios dominios.
Gracies a Susana y al prisma del agua nel aire, tienen equí esta semeya de la mañana del 13/02/14.







Esposición de la enseñanza técnica en Xixón (y II)

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Ta allugada na Escuela Politécnica d'Inxeniería, seguidora de la de Péritos y de la d'Artes y Oficios.

Paneles desplicativos y memoriosos. Inxenios y instrumentos.

Recomiéndase vela.

Etiquetes n'asturianu.




Más sobre l'asturianu (Pepe Monteserín)

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La mar de Oviedo

Madreñes

Préstame y defendo que se promueva la llingua asturiana nos medios de comunicación -nesti periódicu faise con seriedá, que nun quier dicir ensin gracia-, pero nun soporto al paletu faciendo gansaes a diariu na TPA; ofiéndenme l'usu de les madreñes nel plató y nel adoquín, la boina calada hasta les oreyes, p'afogar les idees, y el monólogu simplayu, degradante y tópicu del borrachu, machista, calzonazos, enfáticu y babayu, "¡qué ye, ho!" y tamién m'avergoña'l públicu que lo ri. Atráncase'l nuesu idioma asociáu a la faxa y a la folixa, como si l'asturianu nun valiere pa los drames o los discursos serios y l'humor intelixente. Sacamos al "Asturies, patria querida" de los chigres y desapegámoslu de les faroles, incorporamos la gaita nes orquestes sinfóniques... Yá toca dexar les madreñes nel estragal y afinar l'idioma.



En cuantes lleí'l testu, a les siete la mañana'l día 12, pensé suscribilu y trescribilu. Fágolo agora, al entamu'l 14, consciente de qu'hai un alderique sobre él.

En principiu, toi d'alcuerdu colo que diz, y voi char dos elementos pal debate:
  1. ¿Por qué ye que esi asturianu ye l'unicu que ta dispuestu a permitir na TPA'l PSOE y los sos collaboradores (inclúyese ehí IU)? Nun s'escaeza que nos primeros años taba prohibío falar n'asturianu nel mediu, salvo con comines (si escrito) o con retintín (si falao)?

  2. Nun montón de xente (y dígolo por esperiencia social), munchos d'ellos falantes convencionales (esto ye, xente de cierta edá que ye falante nativu d'asturianu pero que refuga l'asturianu como mediu d'espresión habitual, salvo n'ambientes familiares o en contestos afayaízos -esto ye, con interlocutores falantes-), esi tipu d'asturianu failos reforzar los sos prexuicios contra l'asturianu y lo asturiano (vulgar, etc.) y, si tán p'acercase, escapen espantaos (o tienen el pretestu pa facelo).

Rosácees, almendros en Viesques

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El 04/02/14. Ún d'ellos, según dixéramos, yá floreciera metanos del mes d'avientu.

Siéntolo, pero equí nun puedo treslladar la duzura del so arrecendor.


Rosácees, almendros en Viesques

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El 04/02/14. Ún d'ellos, según dixéramos, yá floreciera metanos del mes d'avientu.

Siéntolo, pero equí nun puedo treslladar la duzura del so arrecendor.






Peliculeros y peluqueros

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Mientras los señoritos del cine pedían que les rebajasen el IVA cultural para poder ganar más dinero (todavía, algunos), los peluqueros, a través de mi amigo César Falcón, pedían que se rebajase también el IVA a los peluqueros, que afecta asimismo a sus negocios.

Y digo yo que rebajar el IVA a los peluqueros será más importante que rebajárselo a los señoritos del cine, porque si el cine "es una industria que da empleo a 10.000 personas", el número de peluqueros es mucho mayor; y si al cine va quien quiere, a la peluquería es casi obligatorio ir (salvo para los completamente calvos, y aún así), de modo que el precio del corte de pelo afecta a todos los españoles, mientras que el precio del cine a bastantes menos. Y, finalmente, si el IVA del cine es "cultural", el tratamiento del pelo (que incluye el corte, pero también el tinte, los aderezos, la composición...), sobre todo si está bien hecho, es escultural.

Así que menos tomaduras de pelo y menos confundir el pelo con las témporas.

Quini: I Oriciu/Arcín d'Honor en Güerres

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El domingu 9, Güerres honró a Enrique de Castro González, Quini, col I Oriciu (o arcín, como se prefier en Güerres y gran parte l'oriente) d'Honor. Fízolo non solo polos sos méritos futbolísticos, sinón polos personales, especialmente pola so capacidá de sobreponese a les desgracies, y poles simbóliques, porque proyectó a Asturies nel mapa d'España. En daqué medía, el deséu fue que la figura de Quini sirviere d'afalamientu a los vecinos de Güerres pa poner a Güerres nel mapa d'Asturies y de les comunidaes vecines y pa que sirviere d'amenu a los mesmos vecinos pa poder reblagar per riba deificultaes y pilancos.

Nes semeyes, Enrique de Castro González, José Antonio Fidalgo, escritor y cronista de Colunga, Javier López, responsable y animador llocal de les fiestes y Xuan Xosé. Nuna semeya, cola escultura d'Urrusti, galardón entregáu al futbolista; na otra, col pañuelu l'eventu.


Festival del oriciu, Güerres

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Un momentu de la receta de María Busta Cambiella, del restaurante Eutimio (Llastres).

Felicidaes a la xente de la comisión organizadora y a tol pueblu de Güerres, pola so capacidá organizativa, trabayu y éxitos.

Y desea-y lo meyor a Juan Riestra


Públicu escuchante

HACIA MEJOR

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Hacia mediados del pasado año la situación económica empezó a mejorar (0,1% de crecimiento del PIB) y a hacerlo más rápido de lo esperado (0,3% en el cuarto trimestre), tal como habíamos predicho en junio del 2012, aquí en La Nueva España. Y como desde esa fecha llevo procurando trasladar a mis lectores los datos que nos señalan que las cosas van a mejor y negándome, aun con riesgo de errores, a engalanarme con el hábito de prestigio que conceden el escepticismo y el negativismo, voy a aventurar ahora que en el 2014 nuestro crecimiento estará más cerca del 1,5% que del 1% y que a partir del comienzo del segundo semestre se empezará a crear empleo.

Todas las señales apuntan en esa dirección. Permítanme indicarlo: la bajada y estabilización de la prima de riesgo, la vuelta de la inversión extranjera, el crecimiento de la oferta de crédito bancario (por este lado, el problema no es únicamente de disponibilidad de las entidades, sino de la rala demanda y la escasa solvencia de muchos de los demandantes), el aumento de las ventas de coches, el crecimiento de la exportación y el equilibrio de la balanza comercial, el crecimiento de las ventas minoristas y el aumento del consumo privado (aunque es cierto que habrá que ver como evoluciona este parámetro, pues la vuelta a la normalidad de las pagas extraordinarias de los funcionarios, con lo que ello tiene no solo de inyección dineraria, sino de retraimiento de la desconfianza, distorsiona la comparación entre finales del 2012 y el 2013), el seguro cumplimiento de nuestro objetivo de déficit, el cambio de percepción sobre España en los mercados; todo ello y otras cosas no solo son factores positivos en sí, sino que supondrán seguramente una interacción entre ellos que acelere la recuperación.

Es cierto que aún nos quedan esfuerzos financieros notables por realizar, parte de los cuales, sin duda, están en interrelación con el paro y el crecimiento del PIB, pero otros no. Es verdad, asimismo, que algunos eventos internacionales o la cuestión catalana pueden producir una enorme convulsión que detenga nuestras mejoras. Esperemos que no.

En la calle y en los discursos tertulieros se suelen recibir estos datos con cierta reserva o, incluso, con el discurso demagógico de que afectan a los ricos y a los bancos, pero no a la gente común. En otras ocasiones lo que se emite es la prédica milagrera de que esas mejoras deberían traducirse inmediatamente en la creación de empleo.

Con respecto a esto último, no olvidemos que nuestras cifras históricas de paro, en los mejores momentos económicos del pasado reciente, oscilan entre los dos millones largos de parados y los tres, por lo que la reducción de la actual cifra de desempleados en un millón y medio debería ser considerado como el objetivo «óptimo» en un plazo medio. Pero no es eso lo más importante. Lo más importante es señalar que nuestra estructura productiva y nuestra capacidad competitiva eran muy deficientes, incluso en las épocas de bonanza. De manera que, ahora que hemos superado en parte nuestros profundos desequilibrios financieros, nos encontramos en el punto de partida: un tejido productivo limitado, una capacidad de innovación deficiente, un escaso valor añadido de muchas de nuestras producciones, etc. Así pues, en este ámbito, el problema no es el de crear empleo o, dicho de otro modo, el empleo nunca se creará si no mejoramos ese entramado, si no aumentamos la productividad y la innovación y hasta que no vayan apareciendo nuevas empresas (microempresas, inicialmente, con pocos requisitos de capital y/o tecnología) que, poco a poco, vayan inventado nuevas actividades u ocupando nichos de mercado perdidos por las empresas destruidas.

Y en lo inmediato, ¿de dónde podrán crearse unos cuantos cientos de miles de empleos en un no excesivo tiempo? A mi entender, han de venir de cuatro ámbitos: el ya dicho —aunque lento— de la recuperación de nichos de mercado que requieran un escaso capital y una no muy sofisticada tecnología; la eliminación de trabas y caprichos burocráticos; una cierta rebaja de las cargas sobre la empresa, y, especialmente, de la tributación añadida por la creación de empleo en las microempresas, pues solo quien vea con claridad que puede ganar una cantidad suficiente de dinero contratando a un nuevo trabajador arrostrará los problemas que conlleva (hay muchos autónomos que prefieren ahora ganar menos o trabajar más horas a meterse en el «lío» de emplear a una persona que les puede dar muchos disgustos y pocas ganancias); de una modificación de la legislación laboral para que el coste del despido o la justificación del mismo no quede al arbitrio del juez, pues, por un lado, el juez ha de estar para aplicar la ley, no para colegislar o interpretar el mundo, y, sobre todo, nadie contrata si ignora a ciencia cuál va a ser el costo total (final) de su empleado: no lo hacen las multinacionales, ¿cómo van a hacerlo un tendero, un vendedor de ropa, un repartidor de bebidas, una florista?

Final con optimismo: espero que, de seguir bien las cosas, las decisiones de inversión y gasto se animarán y el proceso irá más rápido de lo que ahora somos capaces de ver.

Festival del oriciu en Güerres

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Un momentu de la receta de María Busta Cambiella, del restaurante Eutimio (Llastres).

Felicidaes a la xente de la comisión organizadora y a tol pueblu de Güerres, pola so capacidá organizativa, trabayu y éxitos.

Y desea-y lo meyor a Juan Riestra, esperando que too vaya bien.


Y esta mañana, a les doce, charla de José Antonio Fidalgo y entrega del Oriciu d'Honor a Enrique Castro, Quini. La escultura, d'Urrusti.

Al que-y interese: LA PAPARRESOLLA

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«Pues, ¡voto a Dios que no se lo comió la Paparresolla, que yo lo siento!»

Ye una cita de La Lozana andaluza, mamotreto XXXIII. Edición RAE-La Caixa, páx. 168, Madrid, 2013.