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Ayer en La Nueva España: Contemos las cosas como nos interesa

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                     CONTEMOS LAS COSAS COMO NOS INTERESA

                «En la cuestión de la protección del lobo —ha dicho el Secretario de Medio Medioambiente, y  ha repetido tras él el lobby de los lobos— hay que seguir el criterio de los científicos», que ya saben ustedes cuál es: convertirlos en intocables sean cuales sean los daños e inconvenientes que produzcan en ganados o ganaderos.

                La afirmación debe responderse con una pregunta: ¿pero qué pintan aquí los científicos? Quienes deben establecer lo que debe hacerse con el lobo deben ser los políticos y los ciudadanos, decidiendo, en primer lugar, cuáles son los bienes a preservar en caso de conflicto, ¿los de los humanos-ganaderos o los de los animales-lobos? Y, a partir de ahí, y tomada una decisión sobre la prelación de intereses, se acude a los expertos. ¿Biólogos, acaso? Es posible, en todo caso fíjense que utilizan la palabra “científicos”, una “divina palabra”, que invita más a la prosternación y el silencio acrítico que otras acaso más precisas.

                Sucedía el lunes 30 de noviembre, Pablo Iglesias, Arnaldo Otegi y Marta Villalba (portavoz de ERC) atacaban el “dumping” fiscal de Madrid y, al tiempo, defendían los conciertos vasco y navarro. «Son otra cosa», afirmaron. Y don Pablo afirmó que quienes hablan de esos conciertos no quieren hablar de Isabel Díaz Ayuso.

                No hace falta que les aclare cuál es la discusión. Ni tampoco que les diga que los ciudadanos y empresas de Navarra y Euskadi tienen una fiscalidad más beneficiosa que los españoles del resto del Estado, ni que están también mejor financiadas esas comunidades que las demás. En LA NUEVA ESPAÑA del domingo 29 de noviembre catedráticos y economistas certificaban lo que sabe todo el mundo que quiere saberlo: “El desajuste tributario no lo causa Madrid, sino el régimen foral”. Pero, ¡ay amigo!, de eso esos partidos no quieren hablar, por muchas razones. Para unos es su negocio económico, para los tres su negocio político futuro, en una alianza que pretende arrastrar o desbancar al PSOE. Habría que preguntarse, además, para entender el fondo de su “amor”, cuántas veces condenó don Pablo a ETA y al movimiento que la sostenía. Acudamos a quien lo sabe, don Nicolás Redondo: “Él estaba en las herriko-tabernas alabando a la banda terrorista y a sus cómplices cuando su único legado eran los asesinatos, los secuestros y las extorsiones”.

                Por lo demás, cuánto se parece el sofisma argumental de don Pablo (los conciertos vasco y navarro no son dumping fiscal, “son otra cosa”) a aquella otra falacia de don Gaspar Llamazares: “Cuba no es una dictadura, es otra cosa, es una revolución”. Ya lo ven: idéntico magma ideológico, igual niebla argumental ocultadora.

                No quiero dejar de transmitirles un dato más sobre la estafa a los 45.000 asturianos cuyo dinero y tiempo se vio reducido al pasar la ITV, por darles esta un plazo menor para la renovación de su futura inspección. Les he dicho que el motivo último era la pasta, ¿verdad? Pues he aquí lo que dice el Supremo al hacer firme su primera resolución en contra de la Orden del 15 de mayo del  Ministerio de Salud y su aprovechamiento por los gobiernos autonómicos: “aunque ve loable la pretensión de asegurar la supervivencia económica de las estaciones de ITV, que, como otros sectores, se ha visto afectado por la menor actividad fruto de la crisis sanitaria, entiende que dicho objetivo puede alcanzarse por otras vías, sin necesidad de imponer cargas a los particulares”. Así que, remedando el lema de la Guardia Civil, bien podrían estampar en Suárez de la Riva: “Todo por la pasta”.

                Y ahora que vengan a contarles a ustedes cuentos solidarios. Si acaso, a costa de sus bolsillos.

Güei, en LNE: Hermana oveja

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Hermana oveja

Reflexiones a colación de los ataques de lobos al ganado en Asturias

                                                  Guardo varios escritos en los que animalistas afirman que el lobo no es un problema para el campo, ni para los animales que el hombre cuida ni para la continuidad de la vida campesina. Y, con la Rosaura de "La vida es sueño", repito aquello de "Con asombro de mirarte, con admiración de oírte, ni sé qué pueda decirte, ni qué pueda preguntarte", cuando se producen noticias como la que LA NUEVA ESPAÑA recogía el 26 de diciembre: en el concejo de Piloña el lobo acababa de matar seis ovejas y había dejado a otras dos destrozadas y a punto de morir. El suceso resultaba extraordinario en un punto, las ovejas pertenecían a un propietario que desde hace más de veinte años concurre con su rebaño a la cabalgata de Reyes de Xixón.
El ataque del lobo no es más que uno de los muchos factores de acoso que sufren quienes en Asturies viven del agro y la ganadería: las restricciones al uso del territorio, las normativas cada vez más exigentes (y menos adecuadas a la realidad de las explotaciones o los territorios) en materia ambiental, todo conspira para hacer más incómodo o imposible el vivir de la actividad agraria. Si unimos eso a una tendencia general de tipo cultural que, desde hace décadas, invita a huir de los pueblos a la ciudad, la despoblación de una gran parte del territorio está asegurada: dentro de veinte años, los actuales paisajes "domados" estarán echados a monte.