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Güei, en LNE: Hermana oveja

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Hermana oveja

Reflexiones a colación de los ataques de lobos al ganado en Asturias

                                                  Guardo varios escritos en los que animalistas afirman que el lobo no es un problema para el campo, ni para los animales que el hombre cuida ni para la continuidad de la vida campesina. Y, con la Rosaura de "La vida es sueño", repito aquello de "Con asombro de mirarte, con admiración de oírte, ni sé qué pueda decirte, ni qué pueda preguntarte", cuando se producen noticias como la que LA NUEVA ESPAÑA recogía el 26 de diciembre: en el concejo de Piloña el lobo acababa de matar seis ovejas y había dejado a otras dos destrozadas y a punto de morir. El suceso resultaba extraordinario en un punto, las ovejas pertenecían a un propietario que desde hace más de veinte años concurre con su rebaño a la cabalgata de Reyes de Xixón.
El ataque del lobo no es más que uno de los muchos factores de acoso que sufren quienes en Asturies viven del agro y la ganadería: las restricciones al uso del territorio, las normativas cada vez más exigentes (y menos adecuadas a la realidad de las explotaciones o los territorios) en materia ambiental, todo conspira para hacer más incómodo o imposible el vivir de la actividad agraria. Si unimos eso a una tendencia general de tipo cultural que, desde hace décadas, invita a huir de los pueblos a la ciudad, la despoblación de una gran parte del territorio está asegurada: dentro de veinte años, los actuales paisajes "domados" estarán echados a monte.

Güei, en LNE: Alimañas y administraciones

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(Trescribo, como davezu, los primeros párrafos)


Alimañas y administraciones

Los efectos de una política dañina para con el campo y la vida en las zonas rurales de Asturias

02.03.2018 | 03:56
Alimañas y administraciones
La vida en las zonas rurales está llamada a reducirse a mínimos, siguiendo una tendencia universal de las últimas décadas: factores económicos, sociales y de identidad personal la impulsan. Pero al margen de esa corriente, en España y particularmente en Asturies operan factores de una intensidad especial, que podríamos sintetizar con el título de este artículo: "Alimañas y Administraciones", que no son dos factores independientes y que en algún caso podrían leerse como una pura tautología.
El 26/04/91 LA NUEVA ESPAÑA recogía unas palabras del que fue concejal del PAS en Amieva, Esteban Intriago de Diego: "El campo lleva el camino de ser el parque recreativo de lobos y jabalíes". No era un profeta, conocía simplemente la realidad. Pues bien, las alimañas constituyen un acicate más para el abandono del campo: en unos casos destruyen los cultivos y los campos; en otros, atacan los ganados. Y, entiéndase bien, el problema no estriba únicamente en las indemnizaciones, sino en el efecto desmoralizador de esos ataques (¿quién levantaría repetidas veces una casa que el río se llevase a cada poco?) sobre el aldeano o el pastor y la sensación de que no sólo están abandonados, sino también perseguidos, con la impresión de que la Administración, si no está en su contra, no tiene para ellos más que palabras engañosas.
La política de parques naturales con zonas habitadas dentro o con naturales que viven de sus recursos es también negativa para los habitantes de las zonas rurales con economías que dependen de la agricultura o la ganadería, y, al tiempo, procura incomodidades mil en forma de prohibiciones y permisos. Es cierto que hay una parte muy valorable -la de la preservación- en esas actuaciones, pero no es menos cierto que en las decisiones pesan más los intereses políticos y propagandísticos, también los de los alcaldes de los territorios afectados. En cualquier caso, los perjudicados son los vecinos.
Tampoco se atiende con diligencia a lo que podríamos llamar la "modernización de la aldea y su inserción en la economía global". En ese sentido, este periódico recogía en la última semana, las quejas de los negocios de la zona rural por los retrasos en la instalación de la banda ancha o las demandas de los vecinos de Boal de una conexión a internet "sin demoras". [.............................]
¿Y qué decir de la inmemorial expropiación de los comunales y del desaprovechamiento de los montes, con daño y perjuicio hacia vecinos y copropietarios, que Juan Luis Rodríguez-Vigil, el expresidente, viene denunciando desde hace tanto tiempo? Aquí, ni siquiera palabras de engaño. Y, en un tema relativamente menor en su singularidad pero importantísimo en el conjunto de cada singularidad, ¿no es la legislación sobre los hórreos -que algunos llevamos años denunciando y tratando de modificar inútilmente- un incordio para los vecinos y para el propio mantenimiento de tan singular bien identitario? Porque los hórreos apenas tienen ya utilidad para sus propietarios y, además, la mayoría de esos propietarios tienen una edad muy avanzada y escasos recursos. La voluntad aquí de preservar va contra el propio bien y es un problema muchas veces para quien lo posee: hay que darle utilidad y eliminar restricciones.
Pero no son solo las Administraciones de la Península quienes laboran contra el campo, lo son también las europeas [.............................................................................]

En defensa del campu y los paisanos

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Tán dexaos de llau. Por toos, polos partíos, polos sindicatos “de ciudá”, polos ciudadanos en xeneral. Y, ensin embargu, ellos son el caltenimientu últimu del país no económico y no vivencial. Ye más, al so ámbitu, al campu y a la cultura rural debémos-yos muncho de lo qu'entá somos, de les nuestres vivencies, de la nuestra visión del mundu, de los nuestros valores, de la nuestra llingua, del nuestru paisaxe. Nun sólo n'Asturies: en Castiella, n'Andalucía, en Valencia, en Cataluña… Son munchos sieglos d'un ser únicu, el rural, pa que sea esaniciable la so güelga.

Ye más, too eso que llamamos güei naturaleza nun ye más que naturaleza donda, que mundu tresformáu pola acción de l'agricultura y la ganadería, pol trabayu de sieglos de los paisanos (que son tanto homes como muyeres).

Pues bien, de cuatro años p'acá vienen viendo cómo, nun país onde toles rentes crecíen les d'ellos nun lo facíen; cómo, cuando tolos costos subíen, ellos nun podíen treslladalos a los precios. Y agora, nos dos últimos años, tán viendo cómo la disminución de riqueza colectiva y l'abaratamientu de los comestibles tóca-yos a ellos pagalu, porque la presión última produzse sobre los precios que se paguen polos productos agrícolas. Y nun ye que dexen de ganar, ye que, na mayoría los casos, los ingresos nun abonden à cubrir los costos. De nun tar tán empodrellaos cola tierra (por formación, por tradición, por deldes, por falta d'otres salides) ¡cuántos nun diben dexalo darréu!

Y son tolos sectores: la carne y la llechi, l'algodón y el trigu, l'ablana y l'aceituna, l'alfalfa y el xirasol…

Asina que la manifestación del sábadu 21 nun ye más qu'una esplosión tardía de xente sometida a la inxusticia y desesperada.

El nuestru apoyu y la nuestra empatía dende equí.

¿Será esti gobiernu d'inútiles (los dos, el d'equí y el d'ellí, el zapateril) capaces de char una gabita?

Ver veremos.