Nun lu conocí personalmente, pero falóme bien d'él tol mundu, en Peñamellera y fuera d'ella, empezando por Celina Pérez Melero, qu'asoleyó'l varbéu, la xíriga de los goxeros de Peñamellera, nel llibru Xírigues. Lengua y vida de los artesanos asturianos ambulantes, que yo empobiné. Y, tol mundu, sobre la so cultura y el so amor a la tierra, destacaba la so bonhomía.
Como recuerdu de la so persona traigo equí esti artículu qu'Emilio Serrano Quesada -persona que, sobre'l so trabayu d'industrial, une'l so amor a la cultura- asoleyó esti llunes en La Nueva España, con motivu la muerte de don Cecilio.
La sabiduría de un humanista riguroso
Cuando la noche despedía la festividad de San Juan, allí donde tradiciones y costumbres perduran, y cuando aún sobre la alfombra verde de nuestra tierra asturiana permanecían vivas las ascuas de su tradicional hoguera, otras llamas, con fuego de profunda sabiduría, las de mi buen amigo Cecilio Fernández Testón, movidas por los vientos del destino de la vida, buscaban ese horizonte inmenso camino de los cielos.
A buen seguro que le acompañaban en su silencio todo un cortejo de sabios consejos marcados por la hermosa estela de su palabra, siempre certera, plena de seguridad y detallado estudio, que a lo largo de su intensa vida cultural pronunció. Siempre bajo la parcela de sus grandes conocimientos. Allí donde historia, literatura, arte y sus añadidos se albergan en el bien amueblado archivo de su prodigiosa memoria.
Hombre amable en su relación personal, siempre estaba dispuesto a informar con ese detalle puntual que dominaba con acierto. En sus conferencias y escritos dejaba patente aquellos temas que con perfección conocía.
Era una persona querida, en especial en este Oriente que le dio su vida en Siejo (Peñamellera Baja), ya que como cronista oficial de las dos Peñamelleras, Alta y Baja, su preocupación quedó demostrada por su total entrega en defensa de esta tierra que amaba. Junto a Isidro Caballero disfrutó con el Nóbel de los bolos.
Largo sería contar todos los encuentros en los que participó. Yo le acompañé en varios de ellos, y en su gran deseo de colaboración altruista. Me permito ofrecerles algunos apuntes de lo que fue, en parte, el recorrido de sus vivencias.
En mi memoria se amontonan muchos de sus actos. Se prestaba enorme atención a sus conferencias. Recuerdo una a la que acudimos en su compañía Lorenzo Cordero, cronista oficial de Ribadesella, y yo, invitados por la tertulia "Garabato" sobre el Camino de Santiago. Demostró, con soltura, el dominio de todas sus vías, desde la Vadiniense a los enlaces del Jacobeo, Francés, Cuera y otros con toda su demarcación histórica, dando, una vez más, cumplido tributo a su charla.
Se recordará siempre su forma de expresión con un cuidado lenguaje, que era también su manera de decir, tanto en su brillante prosa como en su poesía. En su defensa y divulgación acudí con él a los inicios de "Primorias", una reunión de poetas, músicos y artistas plásticos astur-cántabros que, bajo el amparo del ilustrísimo Juan José Tuñón Escalada, abad del Santuario, nos citaba en Covadonga.
Su muy extensa vida pictórica empezó desde niño. Fue alumno del maestro Paulino Vicente: a los doce años frecuentaba su estudio. Desde entonces, su trayectoria fue muy pródiga. Su andadura es amplia: desde sus exposiciones urbanas de "Artistas en la calle" hasta su madurez, saben de su buen hacer las salas de arte de Asturias, España y Europa.
Su obra queda también reflejada en diversos museos (Santander, Logroño, Valles Mineros, Masaveu y otros), así como en numerosos murales, ilustraciones en libros, revistas y prensa.
Destacado profesor de Humanidades y Filosofía, para reforzar sus conocimientos fue investigador en archivos nacionales tales como Simancas, el de Indias en Sevilla, Menéndez Pelayo en Santander, San Isidro en León, San Pedro de Cardeña en Burgos y en otros familiares.
En definitiva, una gran vida cultural muy rica que completó como miembro de numerosos patronatos y jurados, siempre en disposición de ser un importante y altruista colaborador de todo lo que la cultura le pidiera.
Sin duda, se nos ha ido uno de los sabios de Asturias. Descanse en paz.
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