A imagen y semejanza

Asoleyóse en LA NUEVA ESPAÑA del llunes 3 de xunu.



                     L’APRECEDERU

                     A IMAGEN Y SEMEJANZA

               Una historia desgraciada. Verónica, una trabajadora de la empresa IVECO, en Madrid. Casada, con dos hijos de corta edad. Hacía cinco años había estado ligada con un hombre distinto a su marido, que recientemente había tratado de acceder a ella otra vez. A esa antigua relación le había enviado en aquella época un vídeo en que ella se exhibía en juegos sexuales. De su mano o de otra, las imágenes se han puesto en circulación por las redes y por ellas han circulado.
               Permítaseme reflexionar, ante todo, por el origen, ese nuevo tabú sobre el sexo que llamo yo su “sacralidad”, esa valoración del mismo que obliga a una persona a violentar su intimidad y su pudor, a exhibirse y entregarse, si quiere ser aceptada o vista como “normal”.
               Poco hay que decir de quien inicia ahora la difusión del vídeo o permite que se difunda, de su mezquindad, de su maldad, de su enfermedad acaso. De cualquier modo, la ley se encargará de él, aunque nunca de forma suficiente, vistas las consecuencias.
               Pero sí quiero llamar la atención sobre los cocausantes del suicidio de Verónica: quienes propagaron el vídeo por internet, la mayoría, sus propios compañeros (y compañeras); quienes de estos corrieron la voz y, especialmente, aquellos que, no satisfechos con ello, se acercaban a la zona donde ella trabajaba para comprobar de visu que, efectivamente, era aquella mujer la protagonista.
               Parece difícil sumar tanta inconsciencia, tanta maldad, tanta maledicencia, tanta miseria moral… ¿O no es tan difícil? ¿O es, simplemente, como somos?
               El Papa Francisco, que se dedica a tantes caxigalines, debería buscar, en beneficio de la imagen del supuesto patrón, el pretexto para matizar el texto bíblico que afirma que el hombre ha sido hecho a imagen y semejanza de Dios. Suponer un error de transcripción, una imprecisión; o que se ha perdido una reticencia que a continuación venía: “Ma non troppo”.

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