Güei, en LNE: Carreteras, sendas y pasta

 

                                     L’APRECEDERU

                    


                       CARRETERAS, SENDAS Y PASTA

                Informa la Asociación Española de la Carretera que las calzadas asturianas son las más deterioradas de toda España, cuyas vías circulatorias, a su vez,  se encuentran entre las peor conservadas de Europa. En concreto, el documento  sitúa a la región a la cola en estado del firme, señalización horizontal, balizamiento y barreras de seguridad. La asociación calcula que se necesitarían obras por valor de 346 millones.

                En realidad, no es necesario que nadie venga a señalar el estado calamitoso de muchas de nuestras carreteras. De vez en cuando, “me entretengo” coleccionando las denuncias que, día sí, día no, recoge LA NUEVA ESPAÑA de los vecinos de todos los puntos cardinales de nuestro país y, créanme, ocupan muchos bits los titulares y las imágenes de los vecinos señalando defectos o recordando que llevan quinquenios quejándose sin que la reparación “ni esté ni se la espere”. Del mismo modo, cualquier conductor de vías secundarias conoce en su suspensión los baches y en su sistema de alerta los estrechamientos de las carreteras por la falta de limpieza durante muchos meses.

Como para nuestros deteriorados paseos y sendas peatonales de las vacas gordas: no hay pasta.

                Las propuestas “realistas” que se barajan para solventar el problema de la financiación son las de cobrar al coche por el uso de las carreteras. Es decir, a todos sus impuestos, desde su compra hasta su achatarramiento, pasando por el combustible que consume cada vez que se mueve, se le quiere añadir ahora uno más. Y todo ello, cuando existe una verdadera manía persecutoria contra el coche en la mayoría de las ciudades: usted pague aunque no se mueva, y, si se mueve, más leña. Eso sí, compre coche nuevo para mantener los empleos y el medioambiente.

                Al respecto, no me extrañaría que la desaparición de Santiaguín, el oso, la haya provocado la toma de conciencia del plantígrado del peligro de nuestras carreteras.

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