De trenes, primos y timos

(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU DE TRENES, PRIMOS Y TIMOS Que no los encelen con la muleta de ADIF o de RENFE. Que no les hagan perder el tiempo con el tamaño de los trenes o los túneles. Todo eso es palabrería para ocultar la verdad: desde el año 21 se sabía el error inicial y se disponía de la solución, pero al Gobierno no le interesó entrar en la cuestión. ¿Por qué razón? Por un problema elemental, por un problema de pasta: si el dinero no se destinaba a los trenes de Asturias y Cantabria, el dinero estaba disponible para otros gastos. Para otros gastos y para otros territorios. Territorios que tienen más peso político que Asturies o Cantabria, territorios con los que existen más compromisos, territorios que amenazan más. ¿Solo? No, porque, además, políticamente, asturianos y cántabros somos unos pininos, unos primos, y nuestro peso político y capacidad de presión o amenaza es cero. De modo que si no hubiese saltado la cuestión a la prensa ahí seguirían dormidos los proyectos de los nuevos trenes para FEVE. Ni más, ni menos. Por cierto, para timos los que se dan a los ganaderos y agricultores, afirmando que se los atiende, y a todos nosotros, a los que se nos entretiene con los discursos del despoblamiento y el «reto demográfico». Miren: estos días han desalojado dos cuadras de un ganadero en Suarías porque molestaba. Ello se suma a la persecución habitual a la gente del campo por ruidos de gallinas, perros o motosierras. ¿Saben que el Gobierno haya legislado para evitar la invasión del campo por los señoritos y estos desafueros? Y, además, llega Planas y da una patada a seguir al acoso de los lobos al ganado. Hacen todo lo posible por eliminarlos. Créanme. Por cierto, admiro políticamente y literariamente a Vargas Llosa, pero esa frase de que «La novela salvará a la democracia o morirá con ella» no es más que una babayada.

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