Baxaren cuatro alleranos

(Ayer, en La Nueva España) BAXAREN CUATRO ALLERANOS Ya saben que entre el Gobiernu y el Ministerio de Transportes ha habido unos días de tirantez, palabras y acusaciones: que si el vial de Jove, que si tú has mentido, que si tú también, etc. Pero, de repente, el ministro Puente y el presidente Barbón se han encontrado en Galicia, bajo el manto no del marisco y el albariño, sino de Rueda, y todo se ha solucionado. Se lo cuento con titulares de LA NUEVA ESPAÑA: «El abrazo de la paz en Santiago: Barbón y Puente dan carpetazo a la crisis de las infraestructuras con una imagen de unidad», «Una guerra relámpago: Barbón y Puente cierran la crisis de las infraestructuras con la llegada de los Avril. "Se cumple con Asturias", sostiene ahora el Gobierno regional». Pero bajemos a la realidad: ¿se ha puesto en marcha el metrotrén? No. ¿Se ha terminado el soterramiento de Llangréu? No. ¿Se va a invertir en el camino de carro del tren en el tramo de Villabona? No. ¿Se ha solucionado la cuestión del vial xixonés de Xove, causa de la enfocicada entre Presidente y Ministro? No. Etc. Entonces, ¿en qué se cumple? ¿Qué crisis de infraestructuras se cierra? E, inmediatamente, me asalta la canción que define perfectamente el asunto: «Todos xuntos, de madreñes, y en Santullano pidieren fabes, tocín y morciella. Les fabes nun taben bones, morciella nu había delguna, el tocín taba nel gochu. ¡Válame Dios qué fartura!» Pues eso, ¿qué deuda de las infraestructuras se resolvió, aceleró o puso en marcha? Delguna. Porque lo de los trenes Avril y el xaréu que durante meses se montó aquí por su retraso fue, simplemente, una asturianada: montamos un permanente e inacabable debate sobre un tema menor que ya estaba resolviéndose y el si vendría por la Pascua o por la Trinidad, como Mambrú, no tenía más importancia que escaparse de otras cuestiones de más enjundia. En Galicia, también se retrasaron, como aquí, y se los van a dar en las mismas fechas que a nosotros. Hubo alguna protesta, pero no fue la testonería diaria de las fuerzas políticas y el Gobiernu. Pero en la cuestión del vial de Xove, el tema más grueso de los recientes desencuentros entre ambos correligionarios, hay mucho más: el engaño intencionado a los asturianos, la mentira continuada. Brevemente: el 9 de mayo de 2023, la entonces ministra del ramo, Raquel Sánchez, piaba en redundés: «Los gijoneses y las gijonesas están de enhorabuena». Y es que proclamaba que, frente a los incumplimientos seculares de la derecha, ellos sí cumplían, y anunciaba 238 millones para un túnel de dos kilómetros para el vial a El Musel. ¡Lo que aplaudieron y jalearon aquella novedad, pocos días antes de las elecciones municipales y autonómicas del 28 del mismo mes, todos los socialistas asturianos, «desde la princesa altiva a la que pesca en ruin barca»! Como saben, hace poco se desveló que de lo dicho tararí que te vi. O bien el proyecto estaba incompleto y se anunció igual o bien el proyecto es correcto y lo que no se quiere es gastar 238 millones en una región de voto cautivo o… En todo caso se mintió. Ahora bien, lo más grave es que hace unos días el ministro Puente publicitó que don Adrián Barbón ya sabía que el proyecto era inviable, es decir, que nuestro Presidente no solo jaleó lo inexistente, sino que mintió ocultándonos la realidad. ¿Miente el Ministro? ¿Miente don Adrián? ¿Mienten ambos? A algunos de ustedes les habrá sobrevenido, sin duda, la llamada «paradoja de Epiménides, el cretense»: «Todos los cretenses mienten, dice Epiménides. Epiménides es cretense, luego...». Pero déjenme ir a una fotografía que publica este periódico el domingo 14 de abril, y antes, otra vez, el titular: «El abrazo de la paz en Santiago: Barbón y Puente dan carpetazo a la crisis de las infraestructuras con una imagen de unidad». Y ahora les describo la fotografía, que les recomiendo encarecidamente buscar: en ella, a la izquierda, un Oscar Puente de menor estatura que el Presidente avanza su sonrisa y su mandíbula hacia este, mientras, en un abrazo, su mano izquierda se desliza tras la espalda de Barbón y su derecha, en primer plano, abierta y con los dedos extendidos, toca el antebrazo del lavianés. La persona del Presidente no está girada hacia el Ministro, sino ligeramente oblicua hacia su persona. Su cara tampoco mira hacia su interlocutor: con los ojos entrecerrados, parece encerrado en sus pensamientos o buscando a alguien en la lejanía, en ningún caso atendiendo a quien le abraza y sonríe. De esa estampa pueden sacarse conclusiones diversas, incluso sobre los parámetros de la paradoja epimenidense. Alguno de ustedes estará, tal vez, tentado de acabar la canción de los cuatro alleranos, trayéndola aquí, pero sería injusto: Barbón no solo estrema del Ministro por su menor prognatismo, también por su contención y educación. Y ha hecho algunas cosas muy bien, como, durante la pandemia, haciendo que el Gobierno central rectificase su voluntad de cerrar la gran industria, y otras, de una forma discretamente positiva, como su utilización de nuestra lengua con cierta frecuencia y en algunas ocasiones (como decía, por cierto la versión primitiva de nuestro himno). Así que, a cada uno, lo suyo

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