Acosados,

(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU ACOSADOS Dos noticias, del 7 y 8 de agosto. Empezaré por la segunda. Conceyu de Xixón: “Lobos: dos ataques a terneros en Rioseco de Caldones”. No son los Picos, ni Peñamayor, ni… Es, prácticamente, al lado de sus viviendas, como ya ha pasado en otros concejos y sin que parezca que los lobos tengan miedo alguno: junto a las casas, a plena luz del día. La primera. Dos organizaciones agrarias asturianas piden al Gobiernu una ley que proteja la vida rural: que impida que los señoritos que van a vivir a un pueblo pretendan vivir como en el centro de la urbe: sin mugidos, sin ruido de cadenas, sin moñiques en les caleyes, sin el canto de los gallos... No conozco grupo humano más acosado que los paisanos. Su modo de vida está siendo perturbado o impedido por muchos actores, que yo calificaría, en general, de señoritos. Los casos de señoritos que se instalan en la aldea y pretenden extinguir el entorno son frecuentes. Las leyes, pensadas para la ciudad, protegen sus demandas y la persecución de los aldeanos. Francia acaba de aprobar una ley para proteger lo que podríamos llamar “el ambiente rural”, frente a los “neorrurales”, los señoritos. Se tarda aquí en hacer lo mismo. Y lo de los lobos es un caso terrible de señoritismo ideológico. Nada importan los daños al ganado, la desesperación de los ganaderos, el abandono de la actividad ganadera, el miedo de los animales, el temor de las personas, su ruina económica: solo importa el sagrado principio del lobo. Se ha dado la vuelta al principio de prioridad del hombre y sus cosas a la prioridad ideológica del capricho de algunos. Por cierto, la naturaleza de la mayor parte del territorio, que se toma por sagrada no es tal: es la homonaturaleza, el mundo modificado por el campesino, al que ahora se acosa, por tierra, mar, aire y señoritismo.

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