Sorprendidos pero descreídos

Ayer, en La Nueva España) SORPRENDIDOS PERO DESCREÍDOS Yo, desde luego, he quedado, inicialmente, “pensatible, plasmáu y silenciosu, / como el pitu a la vista del raposu”. Supongo que ustedes también, al ver una especie de rebelión de los próceres socialistas contra los acuerdos de expolio de nuestros bolsillos a través del pacto entre Sánchez (PSOE) y ERC para la investidura de Salvador Illa. No solo ha sido García-Page, discordante tradicional, que hasta ha amenazado con llevar los acuerdos al Pumpidonal, perdón, al Constitucional (¿Será cándido!). También los cabezaleros de Extremadura, Madrid, Castilla-León, Aragón, Andalucía, Galicia se muestran críticos con el acuerdo, algunos reticentes, otros radicalmente opuestos. Incluso nuestro presidente, don Adrián, afirmó, de una manera vaga, que, si se dañasen gravemente los intereses asturianos, podrían acudir a la justicia. Este insólito movimiento de aparente rebelión evidencia una cosa: El pacto proillino es un escándalo, un expolio, de tal magnitud, que los cabezaleros socialistas ven muy difícil justificarlo ante sus votantes y en sus comunidades, de modo que hacen como que hacen: que están en desacuerdo, que protestan, que “no tolerarán”; algunos, incluso, como en el Pleito de Santolaya, parecen estar dispuestos, si llega el caso, a aquello de “cual con un ral, cual con dos, / seguiremos esti pleitu / hasta llevalu énte Dios”. Pero retrocedamos un poco. No mucho, no lleguemos a la Declaración de Santillana de 2003, que es el camino trazado y recorrido hasta aquí por todo el PSOE. Más cerca. Los socialistas de todos los pelajes y territorios ya sabían que la recaudación del 100% de los tributos por Cataluña estaba en el Estatut que ellos habían impulsado y que, según Alfonso Guerra, había salido “limpio como una patena” del Congreso (después pasó por el Constitucional). Así, el consejero Peláez, el primero del Gobiernu que estos días ha salido a protestar/amonestar sobre el pacto proillesco, reconocía el 13 de abril que “la propuesta de Illa para que la Generalitat recaude los impuestos estatales está contemplada en el Estatut”. Pero, además, eso era lo que, de forma explícita, se había pactado con Junts: “Y en el ámbito de los déficits y limitaciones del autogobierno, Junts propondrá de entrada una modificación de la LOFCA que establezca una cláusula de excepción de Catalunya que reconozca la singularidad en la que se organiza el sistema institucional de la Generalitat y que facilite la cesión del 100% de todos los tributos que se pagan en Catalunya”. Ahora bien, los seguidores de Pablo Iglesias (y de otros que, discretamente, no cito) podían estar relativamente tranquilos. No solo el Presidente, sino que la ministra les perres, doña María Jesús Montero, reiteraba, casi sobacos al aire, que "era radicalmente falso" que el Gobierno le fuera a ceder el 100% de los tributos a Cataluña. "Nunca en ningún momento se ha planteado". Unas fechas, unos momentos de su sampedrear negacionista : 10/11/2023, 11/12/2023 (“no me pronuncio sobre mentiras, sobre falacias o sobre hipótesis que se fundamenten en la nada”), 15/07/2024. Aunque tal vez algunos, aplicando la copla campoamorina (“Bien saben en amor los entendidos / que equivalen a un sí tres nos seguidos”) o simplemente conociendo el amor por la verdad de este Gobierno, bien pudieron sospechar que las palabras de la señora valían menos que un belarmino del Consejo Soberano de Asturies. En todo caso, se ementían después del pacto firmado con Junts (9/11/2023). Pero tal vez, aun sabiendo todo eso -el Estatut, los pactos-, los socialistas por debajo de don Pedro podían pensar que el traspaso de la capacidad recaudatoria iba a ser una especie de paripé, y que, en realidad, el Estado iba a seguir controlando la pasta, y, por tanto, garantizando el reequilibrio territorial y la solidaridad entre los ciudadanos. Pero no es así ni nunca pretendió serlo. La Generalitat va a controlar ese dinero (un enorme bocado de los impuestos de la España del régimen común) y hará después lo que quiera con él, como si fuese el cupo vasco o el navarro: contribuirá por un tiempo y solo para algunos fines, y ello con condiciones sobre lo que hagan las demás comunidades y estableciendo un límite a lo entregado por el principio de ordinalidad. Marta Rovira (ERC) asegura que ese sistema será irreversible y que es un primer paso hacia la independencia (y no se olviden de que se ha pactado, entre otros dineros y otras cuestiones, un referéndum). Sobre la gravedad del expolio, que ustedes conocen, sin duda, de sobra, incluso los aficionados al amoniaco, les dejo aquí dos enlaces de LA NUEVA ESPAÑA, uno del economista José Carlos Díez (https://www.lne.es/asturias/2024/08/02/psoe-rompiendo-principio-redistribucion-igualdad-106433555.html), el otro, del expresidente Juan Luis Rodríguez Vigil (https://www.lne.es/opinion/2024/08/04/obligarnos-cerrar-huca-colegios-residencias-106531300.html). Esas son las razones por las que los próceres espatuxen y dicen que nunca aceptarán. Bueno, “esi güevu sal quier y un garabín pa revolvelu”. Si ustedes leen con atención, ya habrán visto que todos ellos, tras el espatuxe, piden una reunión. La tendrán, ya está pactada. “Seguro que se celebrará”, afirma don Adrián. Seguro que sí. Y ahí inventarán una especie de “café para todos”, como si todos saliésemos ganando, lo cual es falso, porque el expolio de Cataluña y la ruptura del régimen común es irreversible de cumplirse las expectativas de Pedro Sánchez e Illa. (Y en esto, una nota cómica -y mentirosa-: don Salvador, proponiéndose como salvador ante los líderes territoriales socialistas y haciéndoles “con el ojo diestri la seña / del as de basti”, les dice que tranquilos, que él será quien maneje los dineros (y no será gafu, se entiende). Como si, una vez investido, si es que lo es, no tuviese que depender día tras día de los votos de ERC, al modo como Sánchez lo es de estos y de Junts; y, sobre todo, como si el sistema no quedase instalado para siempre, de modo que los vinientes no tendrán que dar las “propinas” que, en su caso, daría don Salvador). De modo que mucho ruido y pocas nueces. ¿Porque qué harán los diputados socialistas en el Congreso, con paripé enmascarador o sin él, a la hora de votar? Lo de siempre. Lo ha afirmado con rotundidad nuestro Presidente: "Los diputados nacionales, tanto del PP como del PSOE, obedecen exclusivamente a la ejecutiva nacional". "No voy a engañar a nadie ni a vender motos ni milongas, quiero dejarlo claro", aseveró”. Por eso nosotros, sorprendidos ante la firmeza y casi unanimidad de la “rebelión”, pero descreídos.

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