Póngo-yos equí, na llinia de buenes noticies y análisis optimistes que vengo dando, esti artículu d'Alberto Roldán n'elconfidencial.com, que se titula El cambio más radical de opinión que he tenido en cinco años se llama Bancos.
La introducción para la reflexión que comparto esta semana es muy directa: desde hace cinco años he venido recomendando estar totalmente desinvertido de banca española y, después de un lustro muy negativo, he llegado a un punto en el que estoy empezando a replantearme esa opinión. Cuando digo totalmente fuera, lo hago aludiendo al sentido más literal posible de la palabra.
Estoy muy lejos, en las antípodas probablemente, de ser un generador de opinión como otros reputados gestores que cuando compran se convierten en market movers. Y además vivo muy cómodo sin tener esa responsabilidad. Pero para los que han escuchado y compartido desde hace tiempo ese análisis conmigo, quizás sí pueda ser relevante decir que hay señales que invitan a pensar que muy probablemente estemos justo en el punto de cambio de ciclo para el sector.
En esta profesión no es fácil cambiar de opinión sobre todo cuando la toma de decisiones está bien fundamentada, es correcta en los cálculos y no es objeto de un calentón sino de una profunda reflexión. En mi caso con los bancos, y desde una perspectiva puramente analítica, está siendo especialmente complicado por la cantidad de -perdón- bullshit que he podido ver en todos estos años.
Que nadie se lleve a engaño. Como siempre he defendido en este espacio, hablar de tiempos pretéritos confiere una ventaja de la que no voy a hacer uso. Por eso lo haré mirando al futuro.
¿Está cambiando realmente algo en la banca?
Yo diría que sí. De entrada, y puede que el cambio más importante esté en la forma de hacer banca, el modelo. Lo que se ha venido haciendo en la etapa más reciente de este país dista mucho de ajustarse al patrón o idea de lo que se entiende como servicio bancario, al menos como entiendo que debería ser. Lo digo plenamente convencido porque es una aseveración difícil de rebatir. El denso historial de los últimos veinte años lo atestigua.
Personalmente es algo que estoy comprobando con trabajo de campo. Las entidades están limpiando descaradamente su base de 'malos clientes'. No les interesa retener al que no deja negocio. En la última década, con crecimientos desaforados, el objetivo era ganar tamaño y cuota. Daba igual el perfil de riesgo, edad, profesión, nacionalidad; todo era secundario, lo importante era 'enganchar' clientes a toda costa y endosarles todo el producto posible. Eso ha cambiado radicalmente. Ahora para ser cliente de un banco y esperar algo de él, hay que poner sobre la mesa algo más que voluntad.
Y el restu, mui ampliu y interesante, en cambios na banca
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