Güei, en LNE: ¡Yá t'oyí, navaya!

(Trescribo, como davezu, los primeros párrafos)

¡Yá t'oyí, navaya!

Balance de la reunión de Javier Fernández con Pedro Sánchez

07.08.2018 | 01:40
No hace falta reiterar la grave amenaza que para Asturies y otras comunidades -pero especialmente para Asturies- supone la descarbonización incontinente que pretende perpetrar el gobierno de Pedro Sánchez, presumiendo, además, de ello; es decir, de cumplir los objetivos de reducción de CO2, de mejora en la eficiencia energética y de aumentar la participación de las renovables en el conjunto de la producción, "antes que nadie". El Presidente Fernández lo ha dicho, en son de queja, de otra manera: "Nosotros vamos a cumplir y muy pocos países de la UE cumplirán. Y si vamos a cumplir ahora podemos cumplir también en 2030".
El cierre de las minas y las térmicas tendrá efectos dramáticos sobre el empleo, tanto el directo como el inducido (por ejemplo, sobre el transporte y sobre los tráficos de El Musel). Además, si acarrea, como se prevé, una subida de la factura energética, podrá afectar gravemente a nuestras industrias electrointensivas, Alcoa, Arcelor, Azsa.
Lo ha dicho todo el mundo, CC OO, UGT, FADE, el Gobierno asturiano? Hasta, aunque un poco a rastras, se han sumado IU y algunos de Podemos; incluso ha dado la impresión de que ha querido decir algo semejante una fracción de la facción pedrosanchista del PSOE asturiano.
Por eso, cuando veíamos en LA NUEVA ESPAÑA digital del miércoles una fotografía (reiterada el jueves en papel) de don Javier Fernández levantando el índice de su mano derecha hacia un sonriente don Pedro, en lo que parecía ser un gesto admonitorio (no amenazante, por supuesto), los ilusos concebimos alguna esperanza.
Pero bastaron unas escasas dos horas para saber que en nada había atendido don Pedro las peticiones de don Javier: del cierre de minas hablará con la UE (con mucho enfotu, seguro); y sobre lo relativo al cambio de modelo energético y las térmicas (esto es, sobre la continencia de su incontinencia descarbonizadora-ecologista) "toma nota". De igual modo, sobre la reforma del sistema de financiación autonómica, manifestó que lo hará en la legislatura "si es posible" y que será "multilateral", lo que no quiere decir nada o, lo que es peor, quiere decir que se cumplirán todos los temores de discriminación que temen las comunidades menos ricas.
Ignoro si don Pedro, que es persona culta que viaja en avión para no perderse un concierto, al ver el dedo admonitorio de don Javier, habrá dicho para sí remedando a Quevedo: "Nada he de hacer por más que con el dedo...". Lo que sí es seguro es que el encuentro se ajusta perfectamente a esa troquelación llariega que expresa el desdén absoluto hacia lo que el otro dice: "¡yá t'oyí, navaya!".
Por cierto, es curioso cómo, en este trance de furia ecologista en que nos encontramos, la izquierda asturiana -al igual que en otras ocasiones la derecha- ha descubierto que todo va muy bien cuando se predican los conceptos genéricos y abstractos (los derechos humanos, el medio ambiente, la justicia, el derecho a la vivienda o al trabajo, etc.), pero que luego, cuando de la dialéctica discursiva se pasa a la dialéctica de los intereses o las realidades enfrentadas, las de aquí, ellos no pintan nada, valen para acarrear votos al granero, pero no para ser escuchados. 
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