
Lo primero, evidentemente, es manifestar nuestra solidaridad con la chica, así como nuestra admiración hacia ella. Lo segundo, exigir a las autoridades judiciales y gubernativas más seriedad y profesionalidad en el tratamiento del caso.
Pero cabe también hacer alguna reflexión sobre la gravedad del asunto: señalar cómo avanzan el delito y las actuaciones mafiosas en Asturies, a pesar de que se nos diga lo contrario. Lo segundo, apuntar lo endeble de nuestro sistema judicial y policial para garantizar la seguridad de los testigos y su presentación de testimonio, teniendo en cuenta siempre que el que alguien se tenga que ocultar para proteger sus vida es un fracaso total de nuestra sociedad.

Pero, especialmente, hay que ir a una profundísima reforma del sistema judicial y de los elementos procesales, de forma que, en casos como éste, los juicios se puedan realizar en un tiempo de días, y no de meses o años.
Finalmente, hay que actuar de forma que los testigos no deban convertirse en esa especie de prófugos que son los testigos protegidos, garantizando, por otra parte, su seguridad y vida normal de forma eficiente, así como, evidentemente, la confidencialidad de sus datos.
1 comentario:
Sí manín, ye vergonzoso cómo furrula la xusticia. Seguro qu'esta moza tendrá que marchar del so pueblu pa que la dexen en paz, y los delicuentes seguirán perhí toos gallasperos
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