(Trescribo, como davezu, los primeros párrafos)
Dale con aire a la rueda
Las reclamaciones de los funcionarios y los pensionistas
Xuan Xosé Sánchez Vicente 10.03.2018 | 03:48
Dale con aire a la rueda
En febrero del año diez publicaba aquí un artículo titulado "¿Hacia la argentinización de España?". "Argentinización" era entonces una palabra de moda en el juicio político: designaba un conjunto de factores destructivos, que iban de la economía a la política, con el triunfo del populismo en los electores y los partidos, de modo que cada propuesta "salvadora" entrañaba al final un escenario peor que el anterior. Es obvio que de aquel año a este la economía, tras haber estado a punto de hundirse en una sima insondable poco después, ha mejorado de forma evidente y sigue en crecimiento. Pero, sin embargo, el populismo ha crecido de forma exponencial no sólo por la aparición de fuerzas políticas cuya principal definición es la de esa forma de discurso y actuación, sino porque la demagogia y la irresponsabilidad se han instalado en formaciones que no se caracterizaban antes por ese tipo de comportamientos.
El conflicto catalán ha puesto el foco en una serie de cuestiones que hasta ahora no habían sido objeto de una atención generalizada y, al tiempo, ha levantado una serie de demandas que van sucediéndose en cadena día tras día. Todo empezó tras la presencia de fuerzas policiales en Cataluña con motivo del convocado referéndum para la independencia. Las deficiencias de su alojamiento, la hostilidad hacia ellas y el comportamiento de los mossos provocaron el que se pusiese de relieve que los cuerpos policiales del Estado ganaban menos que el cuerpo policial catalán o el vasco. El conjunto de sentimientos que ello despertó, la empatía hacia ellos con motivo de las humillaciones de aquella estancia y una serie de movilizaciones hizo que se llegase a un pacto para equiparar en salarios a policía y guardia civil con los de los empleados de las policías autonómicas.
Ahora bien, ese movimiento de equiparación salarial ha suscitado de inmediato reivindicaciones semejantes. "Los profesores asturianos piden cobrar como en otras regiones, 500 euros más", titulaba LA NUEVA ESPAÑA del domingo cuatro de marzo. Y poco antes los médicos y sanitarios realizaban una reivindicación en este diario. Y ciertamente otros grupos irán realizando demandas semejantes. De modo que lo que ha propiciado Cataluña es que se haya puesto en evidencia que la mayoría de los funcionarios públicos cobran menos que aquellos que trabajan en Euskadi, Cataluña y Navarra. Ahora bien, esas diferencias se producen ya porque unos tienen un tratamiento fiscal favorable, ya porque otros se hayan endeudado a costa del resto del Estado, es decir, de los impuestos de los demás. Y ello, naturalmente, no sólo se ve como una injusticia, sino también como un agravio.
Pues bien, en el fondo lo que ello viene a poner en cuestión es el propio Estado autonómico-federalizante (¡y no digamos ya el sanchesco plurinacional!), porque si un Estado de ese tipo no puede tener diferencias entre parte y parte del mismo, ¿qué tipo de organización autonómica es?
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