UNAS NOTAS SOBRE EL PADRE GALO
Recientemente,
un acontecimiento social me incitó a realizar una muy amplia lectura del Padre
Galo, “Fernán Coronas”, y a reflexionar sobre su obra y el significado de la
misma. Con las limitaciones de un artículo, paso a exponerlas.
El
“descubrimiento” de Galo Antonio Fernández Fernández a principios de los
ochenta del siglo pasado suscitó un gran entusiasmo. El P. Galo, sacerdote
Oblato, había residido en algunos países fuera de España y dominaba varias lenguas.
Entre principios de siglo y finales del los 30 (muere en 1939) escribe, entre
otras cosas, miles de poesías, tanto en castellano como en asturiano. Al mismo
tiempo, instalado definitivamente en Cadavéu, Valdés, lleva una vida humilde,
entregada a la caridad y volcada hacia las gentes y cultura de su entorno. En
esa línea, desarrolla un asturianismo cultural, lingüístico y político
(reivindicativo de la identidad asturiana y en exigencia del respeto a Asturies
en el resto de España) cada vez más intenso.
En
1984, bajo el impulso de Carlos Rico Avello, miembro de una familia de Valdés
con la que Fernán Coronas tenía amistad, y de Manuel Fernández de la Cera,
Consejero de Cultura entonces, aparece el libro Rimas y refranero, donde se recoge una importante cantidad de
poemas escritos en asturiano. Como he dicho, el “descubrimiento” provoca un
inmediato entusiasmo hacia su obra. Fundamentalmente, por una razón: porque,
dentro del panorama de nuestra literatura supone un notable avance a la
modernidad, ya que, frente a la casi total ausencia del “yo” en la literatura
anterior, en su obra predomina la confesión personal y la emoción lírica.
Seguramente, además, la resistencia del IDEA a publicar su obra, con pretextos
filológicos que están a veces cerca de la ignorancia y que, si no mala voluntad, demuestran una concepción
reduccionista de lo que “deben ser” una lengua y una literatura, ayudó a la
fama del P. Galo. (Por cierto, posteriormente a esa edición, muy meritoria,
siguió otra muy ampliada, Poesía
Asturiana y traducciones (1993), con prólogo del actual responsable de
Política Lingüística, Antón García).
Sobre
la escritura y la abundantísima obra de Fernán Coronas debemos decir dos cosas.
La primera, respecto a su escritura: es el P. Galo un autor muy creativo
lingüísticamente, a veces con criterios distintos a lo largo del tiempo, y si
bien es cierto que la época es la de la creatividad lingüística en España y
Europa (Surrealismo, Creacionismo, Dadaísmo…), esa creatividad (que, por
cierto, ensayaba por la misma época su amigo Pepín de Pría), motivada, entre
otras cosas, por la búsqueda de un lenguaje elevado o literario, choca o
sorprende muchas veces. La segunda es que, en esa sobreabundancia creativa, hay
mucho de caxigalina, mucha poesía de ocasión, escritura poco revisada. Sin
embargo, como diría Machado, “hay siempre un ascua de veras en su incendio”.
Tal vez la cita es injusta en lo literal o da una idea confundida. Digámoslo,
pues, con claridad: en la obra de Galo hay perlas notables en tres ámbitos
emocionales, el paisajístico, el patriótico-asturianista y en el religioso.
Disfruten de algunas:
Aquí
hemus escanciavus / ducísima escanciada / de zusmiu saborosu / estúrigas
mazanas: / la roxa sidra nuesa / nun cuépanu de faya… (Brinde nun Curión). …Inda
hemus añadiré / pa que retumbiu faiga: / “¡Nun ye asturianu bonu / quien de la
lluita salga, / ya recobrar nun quera / lux a esbaldríu de casa!” (Un innu asturianu).
Que
de outramiente me miran / ya queixosinas me falan / las partes de la vivienda /
ya todu lu que hay en casa: / lus ballicantes tabiques, / ya las parés
afumadas, / lus pelluvius cun lus pingus, / lus rendixus cun berriana, / el
soyu, chen de furacus, / ya’l desván que s’abichara… (La casina vieya). Durme
nenu, durme nenu, / nun biercín de finas callas, / que maína foy al rigu, / foy
al rigu la to mama. / Cuandu volva vei traete, / vei traer de xuntu al augua /
muitas rosas ya claveles / pa facete una almogada. / Durme nenu, durme nenu, /
na cunina blanca, blanda, / su las alas callandinas / del tou ánxele de guarda
(Durme nenu).
Nun sabe naide
la harmosura escelsa / de lus amores mieus, / nin sabe naide la duzura casta /
del bon querer en Dieus. / Nun sabe nadie cúmu asina abaten / el duelu ya el
dolor; / nin sabe nadie cúmu encima suplen / los xúbilos de amor… (Nun saben d’amor verdaderu). Vírxene de
Riégala, / mae del llugare, / la piedade tua / nu’nus desampare. / Tú que te
surriste / pa los nuesus buelus, / cu’la tu surrisa / vólvenos consuelus. /
Volve surrisate / cu’la surrisada / que parez feitina / de la lluz d’albada (Vírxene de Riégala).
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