Turismo e identidad (Entre el ser y la nada)



                   (Asoleyóse en LNE del 05/06/2019)       

               TURISMO E IDENTIDAD (ENTRE EL SER Y LA NADA)

               Foro acaba de proponer “Covadonga 2022” para que, celebrando el decimotercer centenario de la batalla fundacional del estado asturiano, se estimule el sentimiento de identidad, se promueva la imagen de Asturies y se cree un poderoso incentivo turístico.
               Discrepancias al margen sobre la fecha de la batalla, es de suponer que la propuesta de Foro tendrá escasa acogida. Los hechos de nuestra historia (salvo el 34 para una facción de la sociedad) despiertan escaso interés. Es más, lo de Pelayo y Covadonga es visto por una parte considerable de la izquierda como patrioterismo españolista. No fue siempre así. En los albores de nuestra Constitución, don Gerardo Iglesias propuso la fecha de la batalla de Covadonga como alternativa al día de la Santina.
               En los años noventa se programaron dos exposiciones paralelas en Cantabria y en Asturies sobre los pueblos anteriores a Roma. “Cántabros, el origen de un pueblo”, decía una, “Ástures, pueblos bárbaros en la frontera del imperio”, otra. Esa oposición ejemplifica la visión que de nuestra historia y nuestra identidad como pueblo tiene la intelligentsia asturiana,  concepción que trasladan al resto de la sociedad: la voluntad de no ser, la negativa a tener ninguna identidad distinta a la española, el ocultar, negar o desprestigiar cualquier tipo de peculiaridad.
               Tanto Foro como los sectores que viven del turismo exigen engancharse al éxito previsible del Xacobeo 2021 y se lamentan de no haber aprovechado el anterior Xacobeo, como no se hizo, en 2018, con el tricentenario de la batalla organizado por el gobierno bajo el título esquivo de “El origen de un Reino” (¿cuál?).
               Así continuamente, con respecto a cualquier exposición, con respecto al camino (¡nuestro camino!) de Santiago: siempre esa reticencia, ese menosprecio y esa vergüenza sobre la identidad. De ese modo, es difícil tener un gran atractivo turístico, como es difícil tener peso político: hemos preferido la nada, la ausencia de identidad, al ser.

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