Empresarios quinquis y empresas mafiosas

Un par de amigos se presentan para un trabajo de soldadura. Es una empresa grande, bastante grande, con dos enormes naves.
Les piden, de mano, que tienen que rebajarse un grado la categoría, de oficiales de primera a oficiales de segunda, de peón especialista a peón, etc. Les exigen, además, que sean capaces de leer los planos, tarea que no les corresponde a ellos, sino a un especialista y, además, si las piezas se estropean -incluso haciéndose ellos cargo de los planos, que no les corresponde- será su responsabilidad.
He apoyado y apoyo la reforma laboral, gracias a ella se está creando empleo con un crecimiento inferior al 2,2%, por debajo del cual, hasta ahora, y según consenso generalizado, era imposible crear empleo.
Es más, creo que en algunos aspectos la ley ha sido muy imprecisa, con consecuencias en los tribunales que, si bien favorecen a trabajadores concretos, desaniman la contratación y la inversión.
Pero eso no me impide señalar que existen un montón de empresas y empresarios que actúan, los unos, como verdaderos quinquis o negreros, las otras, como empresas mafiosas. Unas y otros están abusando de los trabajadores -en paro y con trabajo- imponiendo condiciones innecesariamente abusivas (innecesariamente, digo, para el mantenimiento de la empresa y de sus puestos de trabajo).
Esto se revisará solo cuando abunde el empleo, pero, en todo caso, obliga ya a la inspección de trabajo a intervenir.




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