En La Nueva España güei: "Internet: la mano de Onán"

(Trescribo, como davezu, los primeros párrafos.)

Internet: la mano de Onán

Manifestaciones emocionales en torno al conflicto de Siria, de Alepo en particular

12.01.2017 | 03:53
Diciembre, 16. Entrega de los Premios de la Crítica de Asturies. El poeta Fernando Beltrán realiza un brillante, poético y emocionado discurso. De pronto, un sintagma: "todos somos Alepo", en recuerdo de los niños, las víctimas, los hospitales bombardeados de la ciudad. El público, empático, se arranca a aplaudir. Tardo en hacerlo. En primer lugar, porque soy muy renuente a las emociones colectivas. En segundo, porque tengo mis dudas: ignoro para qué vale aquello, cuál es su utilidad.
Cuando lo hago, algún axón de mi cerebro conecta con el mundo de internet. Ahí también llevan produciéndose desde hace mucho tiempo esas manifestaciones emocionales en torno al conflicto de Siria, de Alepo en particular, algunas con expresión escrita, otras sólo mediante el uso de iconos y aseveraciones icónicas. De entre las escritas unas muestran dolor o piden que se haga algo. La mayoría contienen execraciones e imprecaciones; deprecaciones acaso para que se intervenga o se ataje la masacre. En general hacia Occidente, hacia EE UU y Europa. Pero no veo apenas -es un eufemismo, no veo nada- análisis de lo que allí está pasando: de la larga y cruel dictadura de los Assad, los intereses de la paradictadura turca, de Rusia y de Irán, apoyando cada unos sus facciones, intereses y objetivos estratégicos; las variadas milicias del islamismo? No, si acaso, y sólo si acaso, nosotros, Occidente, como culpables y responsables.
Y pienso en cómo toda esa adrenalina y esa ira convertida en clics y teclas golpeadas que pide hacer algo se levantaría otra vez en huracán digital si alguien hiciese algo de verdad para detener la masacre: enviar tropas sobre el terreno, participar en defensa de alguno de los bandos enfrentados o, simplemente, en la defensa terrestre y aérea de Alepo para cortar la masacre que ahora tanto embarga nuestras emociones.
No, no se pide hacer algo, en realidad. Se pide que algo se haga sólo y, eso sí, si no ocurre ese deseo mágico, nos echaremos la culpa a nosotros mismos, a Occidente.  [........................................................................................................]

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