Evelio G. Palacio nuna semblanza de Rafael Fernández, recueye unes palabres d'esti que previamente dixera a Melchor Fernández Díaz. Estes son:
Cuarenta y cinco años y ciento cuarenta y cuatro días antes, un 17 de julio de 1936, en una España trágica e inestable en la que parte del Ejército se sublevó encabezado por Franco, Rafael Fernández Álvarez, socialista, joven, líder de las Juventudes Socialistas, se hallaba en Sotrondio participando en un mitin. Entonces, militante de un bando, pensó con juvenil inconsciencia: «Qué alegría, ahora vamos a por ellos». O sea, ahora vamos a ganar y a imponer el Gobierno proletario. Aquel día amanecían tinieblas para la historia patria, un desgarro fratricida inútil y cruento que no merecía la pena. Pero eso lo asumiría el Fernández maduro mucho más tarde.
Les palabres de Rafael Fernández oldeen lo que yera un sentiemientu xeneral de la izquierda española, la voluntá d'estrapallar a la derecha y d'imponer la dictadura del proletariáu. Ye lo que diz Clara Campoamor nos sos análisis de la República y de la sublevación del 36.
No es un misterio para nadie el hecho de que los elementos proletarios que predicaban la revolución socialista, incluso antes de que se creara el Frente Popular, han considerado la sublevación militar como una magnífica ocasión para alcanzar su meta. Y esperaban aprovecharla para, una vez derrotada la sublevación con la ayuda del gobierno republicano, imponer a las fuerzas debilitadas por la lucha la dictadura del proletariado, su propia revolución.
Como ven, el discursu dominante sobre la República ye pura mitoloxía, con función d'ocultación.
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