En primer tiempo de saludo

(Antiyer, en La Nueva España) EN PRIMER TIEMPO DE SALUDO Los partidos políticos son, ante todo, empresas. Como tales, su primer objetivo es su propio mantenimiento y crecimiento, y, con ello, la ocupación y empleo de sus militantes y afines. Sobre tal, realizan otras actividades o tienen otras miras, que pueden ser más o menos afortunadas, mejores o peores para los ciudadanos, pero son, ante todo, eso: empresas. Por tanto, es normal que prime en ellos el principio jerárquico, la defensa de los intereses de la empresa, la unidad de actuación. Con todo, es posible que, dentro de la sujeción a esos principios elementales, algunas organizaciones permitan ciertas discrepancias o matizaciones, incluso, algunos procederes contrarios a la línea principal, si piensan que con ello -al salvar, por ejemplo, reclamaciones sectoriales o territoriales de los votantes- se contribuye mejor al objetivo central de la estabilidad y crecimiento. Una buena y atentísima persona, Noel Zapico, un asturiano llangreanu que tuvo importantes cargos sindicales durante el franquismo y fue uno de los ponentes de la Ley para la Reforma Política para pasar a la democracia desde la dictadura, me decía, siempre que lo llamaba por teléfono para algún trámite (fue Director de Cooperación Local en aquel Gobierno abortado de Sergio Marqués), entre el respeto y el humor: “Te escucho de pie y en primer tiempo de saludo”. “En primer tiempo de saludo”, así están siempre los partidos políticos asturianos de corte estatal ante las órdenes de Madrid. Es decir, en el “Sí, señor, Señor” militar de ciertos ejércitos. Todos, sin excepción. Acabamos de verlo una vez más, en una materia sangrante: la presencia del lobo en el catálogo del LESPRE, y, por tanto, la imposibilidad de establecer controles sobre su población, a fin de evitar daños a la ganadería y desesperación a los ganaderos. Como se sabe, el Gobierno asturiano, al igual que el de Cantabria y el de Galicia, los que tienen lobos abundantes en sus territorios, se han opuesto a esa decisión estúpida basada en argumentos estúpidos y falaces y, por ello, han presentado recursos ante los tribunales. (Por cierto, en la impulsión del LESPRE participó decisivamente un socialista asturiano, Hugo Morán, en un “Sí, señor, Señor” hacia su jefa y jefes). Pues bien, he aquí que el PP presenta en las Cortes una propuesta para sacar al lobo del LESPRE. Pese a la postura del Gobierno asturiano, los socialistas Adriana Lastra, María Luisa Carcedo y Roberto García Morís, diputados por Asturies, votan en contra (al igual que lo hace la podemita Sofía Castañón). ¿Creen ustedes que ha habido aquí, en Asturies, una sombra de censura, una crítica, una protesta? Todos unánimes en su postura de firmes y en primer tiempo de saludo: sumisión al que manda, sean cuales sean los intereses de los ciudadanos que dicen representar. ¿Todos en toda España? Miremos para Cantabria. En la votación en el Congreso, Ciudadanos se abstuvo ante la propuesta para descatalogar al lobo, traicionando así tanto al Gobierno de Cantabria como a su partido en esa Comunidad, que siempre se ha manifestado contra la decisión de Teresa Ribera y Hugo Morán. Pues bien, como reacción, una diputada regional, Marta García, ha abandonado el partido, y su secretario de Organización, Rubén Gómez, dimitido de todos sus cargos. ¿Y aquí? Pues del Ciudadanos que acampa en Asturies ni una palabra, salvo la del expulso –expulso, reitero-, Armando Fernández Bartolomé. ¿O es que no creían ustedes que existiesen unas fuertes señas de identidad asturianas que a todos marcan con su hierro? También en esto: en el “Firmes y en primer tiempo de saludo ante el superior”, que “en boca cerrada…”.

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