Carmen Calvo, como siempre

(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU CARMEN CALVO, COMO SIEMPRE Doña Carmen Calvo es mujer sabia y de sentencias dignas de ser grabadas en mármol y transmitidas a las generaciones futuras. Tengo un amplio muestrario de esas sus sabiduría y creatividad. He aquí una: “Yo también trabajo en el ámbito privado muchos años, soy funcionaria pública", lo que es la síntesis perfecta, la superación dialéctica de las contradicciones. Es capaz también de efectuar una vívida capacidad de disección de la realidad, una especie de deconstrucción de la primigenia naranja unitaria platónica: “¿Delito de rebelión? Eso no lo dijo el presidente del Gobierno, lo dijo Pedro Sánchez”. No le falta tampoco a doña Carmen una hercúlea y universal voluntad de eliminar barreras, limpiar defectos: “Deseo que la Unesco legisle para todos los planetas”. ¿He dicho universal? ¡Qué va! He quedado corto: galáctica. Su potencia intelectiva la lleva a penetrar en las tinieblas de las cosas, a desvelar lo oculto para el común de los mortales: “El cambio de hora -dixit- sirve para combatir el machismo”. Ya ven, nadie hasta ella había visto el intríngulis de la cuestión. Y, siempre dispuesta a combatir los prejuicios y las engañifas de la religión, señala con rigor: “El grave problema del español es el anglicanismo”. Como jurista y constitucionalista que es, ha descubierto que la actual Constitución no proclama la igualdad de hombres y mujeres: “Habrá una constitución, en el futuro, que diga con todas las letras que hombres y mujeres son iguales. Ahora no lo dice”. Ni que lo son niños y niñas, inválidas e inválidos… Bien. Pues ha llegado a Uviéu estos días, para presentar en el Club de LA NUEVA ESPAÑA su libro “Nosotras el feminismo en la democracia”. Y ahí tienen otra perla: “El patriarcado nos quiso prostitutas, brujas y santas, y ahora locas”. ¿Qué quieren que les diga? Otra carmencalvada. Bueno, tal vez sea indispensable para triunfar en política y en la Universidad.

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