Vaya por delante: la decisión de anticipar las elecciones cuando no se puede gobernar es impecable desde el punto de vista de la doctrina, pues el gobierno que no puede aprobar leyes o presupuestos tiene la obligación de dimitir y convocar elecciones. Que esa sea la razón última del comportamiento de Álvarez-Cascos o sean otras, de estrategia o cálculo, no quita un ápice a lo modélico del mismo.
Pero, dicho eso, y echando ahora la vista atrás, empiezo a tener la certeza de que la convocatoria anticipada de elecciones no es consecuencia de la negativa de las demás fuerzas políticas a aprobar el presupuesto para el año de 2012, sino el término de una línea trazada desde la noche electoral del 22 de mayo de 2011. En efecto, a uno le había quedado grabada en el cuarto oscuro del cerebro una frase de un alto cargo de Foro que, hace meses, manifestaba lo siguiente: «A partir de marzo podremos hacer llegar a la gente con claridad nuestros programas». La frase, que entonces me sorprendió, ha hecho evidente su alcance este lunes.
Las palabras citadas indican, efectivamente, no sólo que el anticipo electoral estaba decidido desde el principio, sino que había una fecha para él, la de las elecciones andaluzas del 25 de marzo, en cuya coincidencia busca algún tipo de apoyatura beneficiosa Francisco Álvarez-Cascos, entre otras, la de una mayor resonancia en los medios estatales.
Si las cosas son así, como yo interpreto y parece (este martes, por cierto, don Alberto Menéndez señalaba en estas páginas que la convocatoria adelantada estaba prevista desde el primer momento), el camino hasta aquí se ilumina retrospectivamente, y de forma negativa para la «inocencia» de Foro y de don Francisco. Porque queda patentemente clara la razón por la cual no quiso dar entrada al PP en el gobierno o por qué nunca han hecho esfuerzo alguno en tener el presupuesto a tiempo ni en negociarlo; incluso, por qué lo hincharon artificialmente: el objetivo era presentarse como víctimas de una actitud negativa del PP, que no los dejaría resolver los problemas de Asturias, pese a que el pueblo les había dado la mayoría. En ese unir a la verdad solo muy relativa de que la ciudadanía les había dado la mayoría (únicamente les ha concedido un trozo del pastel, no el suficiente para ser mayoría) la condición de víctimas y, especialmente, de víctimas de una tenebrosa confabulación PP-PSOE y grupos de empresarios y medios de comunicación (que sea inexistente no quiere decir que no haya quien la crea) basa Foro su estrategia para las próximas elecciones, en las cuales pretende aumentar sus votos y reducir aún más los del PP. ¿Será eso así?
Foro no tiene aún «iglesia» propia, sus parroquianos «para la eternidad» caben todo lo más una capilla de ánimas o un templo tan pequeño como el de la Santa Cruz. Sus votos proceden fundamentalmente de gentes del PP, en primer lugar, y del PSOE e IU, en segundo lugar. En estos dos últimos casos, por voluntad de barrer a los suyos, tras tantos años de ineptitud y desgobierno. En el caso de los del PP, por esas mismas razones y porque entendían que Álvarez-Cascos era el candidato ideal. Tiene también algún voto asturianista, ciertamente, pero es ese un granero tan pequeño que su número es exiguo. Ahora bien, la liga que permite que todas esas voluntades se hayan adherido (de forma notable, exitosa y sorprendente) a Foro es la persona de don Francisco, sin el cual su formación política es cero, pues tiene esta tan escasa doctrina como historia.
De cómo hayan evolucionado esas voluntades adscritas coyunturalmente el 22 de mayo dependerá el voto de Foro en la nueva convocatoria. Al respecto, existen ahí dos variables: la primera, la propia de cada votante en relación con la fidelidad histórica a su voto o iglesia; la segunda, la percepción de los mismos en cuanto a los actos de gobierno de Foro en estos meses y, muy especialmente, a su voluntad de presentarse como víctima y como objeto de una conspiración. ¿Reafirmarán su apoyo y aumentará el mismo? ¿Se habrán desilusionado y los habrá defraudado Cascos? Mi parecer es que, a día de hoy, todo ello resulta una incógnita.
Ahora bien, podemos trazar tres hipótesis sobre los resultados. La primera —no muy probable pero posible—, que el tándem PSOE-IU vuelva a gobernar. En ese caso, los votantes del PP habrán hecho un pan como unas hostias. La segunda y la tercera giran sobre una situación semejante a la actual, con un reparto igual o distinto entre PP y Foro, con primacía de uno u otro. De esa manera, nos encontraremos, un año más tarde, en el mismo punto de partida. Los asturianos, tal que Sísifo, habríamos levantado, cuesta arriba, una gran piedra para que, cerca de la cumbre, volviese a rodar hacia abajo y, así, tuviésemos que empezar a volver a subirla por la empruna pendiente.
Cínico, burlón, impertinente —como siempre—, bajo su montera picona con la Cruz de la Victoria, se me aparece mi trasgo particular, Abrilgüeyu:
Pero no ha sido Hades ni ningún otro dios quien nos ha obligado, como a Sísifo, a empujar la piedra cuesta arriba, hemos sido nosotros voluntariamente quienes hemos ido a buscarla.
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