Fai pocos díes, a propósitu del debuyamientu del xenoma mitocondrial d'un antepasáu, un heildebergensis de 400.000 años que se topara na Sima los Güesos, d'Atapuerca, decía yo que:
Más de una vez me habrá visto citar aquí el Ignoramus et ignorabimus ("desconocemos y desconoceremos") del fisiólogo alemán Emil du Bois-Reymond, en su Über die Grenzen des Naturerkennens (1872).La cita debe ir siempre acompañada de una sonrisa o de una gargayada, si lo prefieren. Pues, en efecto, cuanto leemos de ciertos ámbitos científicos nos llega siempre acompañado de una pretenciosa presunción de certeza e infalibilidad. Ello resulta así especialmente en el ámbito de la paleontología, de la historia, de la antropología, de la evolución en general y de la evolución humana en particular. Si ustedes se dan cuenta siempre nos dicen "el hombre x procede de tal sitio", "x e y nunca convivieron", "tal cualidad humana aparece solo en tal fecha", "el fósil recientemente hallado es el eslabón fehaciente entre tal y tal". Con rotundidad absoluta, sin asomo de duda.Y poco después, un mes, un año, un lustro, aparece un nuevo dato que convierte en agua de borrajas y bla, bla, bla todo lo anterior. ¿Creen ustedes que alguien se disculpa? ¿Piensan acaso que el próximo aserto se realiza con un mínimo de prudencia o de humildad? ¡Ni hablar! Se efectúa con la misma rotundidad de siempre.
Pues bien, otra vegada, menos d'una selmana dempués. Agora resulta que nun somos, en puridá, una especie tan especial, tan única, tan nós, l'Homo sapiens (y, otra vegada, "sapiens"), sinón que venimos (polo menos y de momentu) de cuatro tribes d'homínidos, o, por meyor decir, d'homes. ¡Pues, hala!.
Pa más y meyor información, invítolos a pinchar equí: ttp://www.abc.es/ciencia/
POR CIERTO, ¿Y ESA SEGURANZA BABAYA COLA QUE S'AFIRMA QUE VENIMOS D'ÁFRICA? ¿CUÁLOS?
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