Tresllado equí la carta que en La Nueva España del 14 d'abril de 2015 asoleyaren Laureano Rozada García y el Che de Cabaños, José García González, en memoria y aponderamientu de Silvino Antuña, que tanto y tan bono ficiera pola asturianada.
In memoriam:
Silvino Antuña Suárez
13 de Abril
del 2015 - Laureano Rozada García y José García González, Che de
Cabaños (El Entrego)
El 28 del
pasado mes de marzo falleció don Silvino Antuña Suárez, el Sastre de Sotrondio,
maestro de maestros de la tonada, la persona que sin lugar a dudas más sabía y
conocía de su historia, su técnica, estilos y de todos sus secretos.
Elaboramos
este escrito –entre Laureano y el Che– como recuerdo de las innumerables
anécdotas que hemos vivido en su compañía y otras que él mismo nos relató,
siendo un buen reflejo de su humanidad.
Empezaremos
recordando a su viuda Ceferina, testigo y apoyo de excepción desde el
cincuenta, año en el que contrae matrimonio son Silvino y también lo hace con
la toná. Ella supo comprender y aceptar la desmesurada pasión por la canción y
la música asturiana. Nuestro más sincero pésame y gratitud.
Inicia Silvino
desde muy joven una intensa vida social, que desarrolla en los ambientes
festivos, espichas, tertulias de chigre, etcétera...
Entabla
amistad con los mejores de la época y va calando en él la necesidad de
aprender; quería saber, conocer y descifrar cosas que no llegaba a comprender;
sobre todo los criterios o parámetros que se empleaban para establecer el grado
de valía de los intérpretes; no comprendía cómo no eran requeridos para grabar
algunos intérpretes que superaban en calidad a los elegidos y eran considerados
maestros.
Con el tiempo,
gracias a su tesón y constancia, se pudo conocer quién ejercía la labor de
seleccionar para grabar, quedando fuera de tal posibilidad diversas figuras de
toda la región, especialmente de las cuencas del Nalón, Caudal y Aller.
En la década
de los cincuenta funda ACA, --Academia de Canción Asturiana– bajo su dirección
y con el patrocinio de la entonces Diputación Provincial –patrocinio sin
dinero–. Las clases eran gratuitas, así consta en oficio remitido por la
Diputación, con fecha 27/05/66 y que obraba en su poder. Nosotros lo vimos.
Poseedor de
grabaciones discográficas en pizarra y vinilo en cantidad difícilmente
superables, puestas a disposición de sus alumnos.
Clases,
material didáctico, discografía, y todos los gastos eran cubiertos con los
medios económicos de don Silvino Antuña Suárez, su director. Él sirvió a la
tonada, nunca la tonada le sirvió a él.
A partir de
aquí, empiezan a salir promociones que ocuparán los primeros puestos en
certámenes donde el tribunal estaba capacitado para desempeñar su función
honestamente. Se han dado casos, donde sin razón aparente se puntuaba con cero
a intérpretes que luchaban por el primer puesto. En otros, en lugar de avenirse
a dialogar para deshacer algún empate, se dilucidaba drásticamente lanzando una
moneda al aire. En algunos de estos casos fui testigo presencial (Rozada) con
Silvino de jurado y en otro en concreto estuve involucrado como jurado. En mi
caso (Che) como concursante y como jurado. No éramos bien vistos los discípulos
de Silvino. Conservo en mi poder un documento que me proporcionó Rozada con el
fallo del jurado de un determinado certamen, con las puntuaciones otorgadas por
los componentes del mismo, donde uno de ellos otorgó una puntuación bajísima a
una tonada que desconocía. La tonada en cuestión era “Si estimes el mio
querer”, de Juanín.
Silvino
siempre buscaba la perfección, pero era justo, honrado y honesto. Consideraba que
la tonada, de alguna manera, nos revela la idiosincrasia de un pueblo, expresa
un sentimiento y una forma de vida. Siempre defendió en la tonada su pureza,
implantar lo que habían sido y ejercitado los veteranos valores que, con sus
años, podían enseñar y aconsejar evitando que se produjera una adulteración de
melodías.
Fue requerido
para pronunciar conferencias en centros de enseñanza, centros culturales,
emisoras de radio, etcétera...
Prestó su
colaboración a estudiantes (tesis), profesores de Universidad del país y del
extranjero que realizaban estudios sobre nuestra tonada).
Colaboró junto
a José León Delestal en la Fundación de Amigos del Bable, fuimos testigos de
varias reuniones entre ambos, logrando la grabación de doce discos.
Fue nombrado
asesor de varias firmas discográficas y logró que una treintena de cantantes,
hombres y mujeres, fueran requeridos para grabar; entre ellos, 12 de San Martín
de Rey Aurelio.
En algunas
ocasiones puso el dinero de las primeras ediciones para que algunos intérpretes
pudieran grabar. También algunos otros nunca llegaron a saber que habían
grabado gracias a su intervención. Labor de la que siempre se sintió orgulloso.
Así era y así
fue.
Podríamos
seguir enumerando personas y organismos que le solicitaron ayuda, información y
consejo.
Sólo se nos
ocurre, para terminar, soñar, pensar si sería posible, viable o realizable,
crear un aula de estudios de musicología asturiana con el nombre de don Silvino
Antuña Suárez, que diera continuidad a ACA y no se perdiera en el tiempo,
promoviendo su estudio y que futuras generaciones tengan un lugar en el que
consultar, conocer y aprender. Su conocimiento, su difusión y defensa serían,
sin lugar a dudas, el mejor paso para su conservación. Sería el premio a toda
una vida dedicada a la defensa, estudio, enseñanza, elevación y promoción de la
tonada.
Siempre
estarás en nuestro recuerdo.
Gracias,
maestro y amigo.
Laureano
Rozada García y José García González, Che de Cabaños
El Entrego
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