Al mismo tiempo, invitó a Kenia y a todo el mundo a identificar atentamente las raíces de los problemas, ya que «la violencia, el conflicto y el terrorismo se alimentan del temor, la desconfianza y la desesperación que nacen de la pobreza y la frustración».
Respecto a la primera, el papa reiteró que los gobiernos deben garantizar el acceso a la educación y al mercado laboral para los jóvenes, «porque sin esto no hay futuro». «Si un joven no puede estudiar ni trabajar, ¿qué puede hacer?: delinquir, caer en las dependencias (drogas), suicidarse o enrolarse, engañado o seducido, en una actividad que le demuestra un fin en la vida», señaló.
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