Con LLamazares, por la memoria

(Asoleyóse en La Nueva España del 06/05/17)

         CON LLAMAZARES, POR LA MEMORIA


               Don Gaspar Llamazares, en representación obviamente de IU,  acaba de registrar en el Parlamentu una propuesta para, digamos, “acendrar” la memoria histórica. De La Nueva España del 11/04/17 sustancio algunos de los puntos principales de esa propuesta: la puesta en marcha de un comisionado de la memoria histórica, el diseño de un Instituto Asturiano de la Memoria,  la formación de una Comisión de la Verdad sobre los crímenes del franquismo en Asturies (“sin ánimo de revancha”), la constitución de un Consejo de la Memoria Democrática, y todo ello, con la finalidad, entre otras, de “transmitir la memoria a las futuras generaciones”, naturalmente, a través de los planes de enseñanza.
               Por otro lado, don Gaspar señala en su escrito la fuerte especificidad de Asturies en toda esa materia de enfrentamiento, violencia y crímenes, especificidad que haría más deseable (o necesaria) toda esa indagación y legislación, con el propósito, deduzco, de que los asturianos del futuro no solo conozcan aquellos trágicos años, sino que su conocimiento les sirva para evitar repetirlos.
               Conociendo a don Gaspar y la ecuanimidad con que enfoca cualquier cuestión, tengo que reprochar al periodista que sustancia la iniciativa de IU que lo haga de forma incompleta, ya que es seguro que no pudo dejar aquél de incluir en su propuesta la memoria del Golpe de Estado del 34. Porque si queremos que las futuras generaciones sepan de aquellos años y de ellos extraigan fructíferas enseñanzas, ¿cómo sustraer de su conocimiento tal hecho, que fue terrible en sí por el número de muertos, la violencia desatada, la destrucción cultural (la biblioteca de la Universidad hubo de ser repuesta mediante la generosidad de un erudito de la familia de los Pidal, Roque) y, sobre todo, el clima de odio y terror que creó o agrandó, en el conjunto de España y, muy específicamente, en Asturies? Es más, resultó un vector importantísimo de los muchos que acabaron desembocando en el golpe de estado franquista y la dictadura posterior.
    Es, sin duda, un elemento constitutivo de la historia y la memoria de esos años ese golpe de estado, como lo es el saber qué pretendían exactamente los sublevados, que era aquello que Belarmino Tomás expresó en Sama al anunciar la rendición: «Si Cataluña, Valencia, Madrid, Bilbao y Zaragoza hubieran respondido como hemos respondido nosotros, en estos momentos el socialismo se habría implantado en todo el país. Nosotros hemos vivido en régimen socialista desde el día 6. Nosotros, los asturianos, hemos cumplido». Es decir, una dictadura. Y también será un buen elemento de reflexión para los escolinos actuales y futuros el advertir cómo determinadas fuerzas políticas asturianas corren siempre a ejecutar las órdenes de Madrid o a defender  los intereses de otras partes, dañando o poniendo en peligro los de los asturianos, que siempre subordinan. Así sucedió con el “embarcazu del 34”, que dejó a los alzados solos, o cuando Aranda hizo correr a las izquierdas a defender Madrid mientras él ocupaba Uviéu, o en la ocasión de Santillana, en el 2003, en que los socialistas deciden defender los intereses de los catalanes en detrimento de los de Asturies. Vocación de autoinfligirse daños que tal vez alguna de esas comisiones de la propuesta de don Gaspar sea capaz de indagar si se debe a la peculiar configuración del ADN de los asturianos (acaso herencia de los primeros pobladores) o, simplemente, a la doctrina de las iglesias en que profesan algunos grupos políticos.
Y, cómo no, de paso, del empleo del término “revolución” para aquel golpe de estado y de la admiración hacia el mismo, envuelta en una especie de nostalgia de que no se hubiese convertido en efectivo, que tantos mantienen, podrán ver con claridad meridiana las generaciones presentes y futuras cuál es el modelo de sociedad que para todos nosotros sueñan y/o preconizan algunos.

Por tanto, y como no dudo de que todo ello esté contenido en la propuesta de don Gaspar, mi voto a favor de esa ecuánime iniciativa.

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