De te fabula narratur
Xuan Xosé Sánchez Vicente 30.07.2018 | 00:19
En la Biblioteca de Castilla-La Mancha apareció un nuevo manuscrito de El caballu, un poema de Francisco Bernaldo de Quirós, escritor y militar que vivió entre el XVII y el XVIII.
(El caballu es un excelente texto, lleno de gracia, ingenio e inventiva literaria. Vean, por ejemplo, estos cuatro versos:
Si les ixargues-y aguíen / paez que devana l'aire / en un veloz fenetible / duviellu cuadrupedante.)
Pues bien, informado de tal novedad, solicité a dicha institución copia del citado manuscrito, que me fue facilitada con amabilidad y diligencia exquisitas. En agradecimiento, envié un ejemplar de la edición crítica del poema que realicé en 2016. Y aquí empieza la historia.
La Biblioteca me remite una carta de agradecimiento a nombre de Juan José Sánchez. No importa que mi nombre figurase en todas las comunicaciones anteriores, ni que lo hiciera en el libro. Alguien se sintió impelido, a "normalizarme", a "ponerme en mi sitio", sin duda siguiendo aquellas palabras de don Juan Carlos al entregar el Cervantes a José Jiménez Lozano: "El castellano nunca ha sido una lengua de imposición".
Pero no es de mí de quien estoy hablando. Como conocen todos mis lectores, la frase de Horacio que da título a este artículo quiere decir que lo que se cuenta trasciende a los demás, habla también de los lectores. Respóndanse: de haberme llamado John, Xoán, Joan, Jon, en cualquier otra lengua, peninsular o extranjera, ¿se habrían sentido compelidos a "cristianizar" el nombre? Seguramente no.
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