Dos testimonios: transición, alcuerdu y la Constitución (1)

Esti primeru. D'Avelino Pérez. Socialista fugáu a Francia nos años 60, escapando por poco de la policía.

Por ciertu, un abrazu cariñosu, Avelino.

(El testu ta tomáu de La Nueva España del 05/12/18).


Exdiputado socialista

Una historia de convivencia en libertad fraternal

Una anécdota con el Rey que refleja el espíritu gestado junto con la Carta Magna

05.12.2018 | 01:37
Una historia de convivencia en libertad fraternal

Al inicio de la transición de la dictadura a la democracia se funcionaba a base de pactos y, más bien, de compromisos entre personas, grupos políticos y sociales opositores, ya tolerados por el Gobierno de Adolfo Suárez, que hábilmente posibilita esta situación y posibilita la legalización de éstos, prepara y aprueba una Ley de amnistía general, tanto para represaliados como para represores, aunque los auténticos beneficiarios fueron éstos últimos. Todos estos hechos permitieron la preparación y celebración de las primeras elecciones al primer Congreso o Legislatura constituyente, que se encarga de redactar y aprobar la Constitución, ratificada por el pueblo español en referéndum el 6 de diciembre de 1978.
A partir de ahí, pensábamos muchos que la situación política de España quedaba encarrilada para la consolidación de un Estado de Derecho plenamente democrático, homologable con el entorno europeo y en el que podíamos y debíamos convivir todos los españoles. Pero había muchas dudas. El terrorismo, los asesinatos del grupo de abogados laboralistas en su despacho de la calle Atocha, la intentona de golpe militar "operación galaxia" y el frustrado golpe del 23 de febrero de 1981 con el asalto al Congreso y secuestro de todos los diputados en plena votación para la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo. Adolfo Suárez ya no podía más, pusieron de nuevo en serio peligro la convivencia democrática de todos los españoles. Afortunadamente, estos atentados al Estado de Derecho fueron neutralizados y el sistema democrático se fue consolidando.
El dilema república-monarquía archivado? y prevalece la monarquía parlamentaria contemplada en la Constitución, que define que la soberanía radica en el pueblo español y éste delega su representación en el poder legislativo, que asimismo promueva y controla el poder ejecutivo y ampara la independencia del poder judicial. El Rey es la figura que da el visto bueno a todas las decisiones y resoluciones que adoptan los mismos. Los países nórdicos, de los que aún tenemos que aprender mucho en transparencia democrática, tienen un sistema similar muy anterior al nuestro y dicen que les resulta menos complicado y más económica la celebración de unas elecciones cada cuatro años.
Allá por los años noventa fuimos, la Mesa de la Junta General, en visita protocolaria al Rey Juan Carlos I en La Zarzuela y al final de la recepción protocolaria el Rey se sentó con nosotros a hablar de todo, nos preguntó hasta por los osos. Alguien dijo: "Habrá cuatro o cinco, yo no veo por allí ninguno". Le dice: "Está usted equivocado: hay ciento diez y seis..." Y ya, sin venir a cuento, otra representante le dice: " Yo soy republicana y marxista y estoy aquí por obligación". Nos dejó estupefactos, Adolfo Barthe Asa se echó las manos a la cabeza. Intervengo yo: "Majestad, perdón, está aquí porque quiere; y yo también". Podía venir el Presidente solo representando a la institución. Yo, por ubicación política, también tengo inclinación republicana, pero conocedor y víctima de ese pasado siniestro que supuso la Guerra Civil y la dictadura franquista, con más de medio millón de muertos y miles de represaliados y exiliados, le digo: "Mientras el invento funcione y garantice la convivencia pacífica y en libertad de todos los españoles, ¡viva la república coronada!". "¡ Avelino, choca esos cinco?" Ocurrió en la Zarzuela, en el Pardo fue imposible.
No nos lo creíamos y por primera vez en la historia de España, llevamos cuarenta años conviviendo y fraternizando todos juntos en una sola España, libre y democrática, integrados en la Unión Europea con personalidad propia y demostrando al mundo entero que la Guerra Civil y los casi cuarenta años de dictadura franquista fueron la mayor y más siniestra atrocidad cometida contra España y la dignidad de todos los españoles.

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