L'aprecederu
Casado: líderes e institutrices
El comentario del presidente del PP sobre los horros y los frisuelos
Xuan Xosé Sánchez Vicente
Levantemos un poco la vista sobre la babayada esa de los frisuelos y los horros. No es de Casado la culpa, sino de quienes le ponen la gracia bajo la barba, esto es, los de aquí. Los líderes estatales viajan con un discurso propio, sujeto a la coyuntura, a comunidades y pueblos, y ahí intercalan las morcillas que les indican los indígenas. Las repiten.
(Por cierto, hay una cosa que hace muy bien el prócer del PP: habla fluido y sin papeles, lo que quiere decir que estudia la lección, injertos locales inclusos, antes de salir a escena).
Una vez eructada, el hedor de la morcilla infecta el ambiente. Las redes sociales vibran en comentarios; los líderes de otros partidos se ven obligados a retrucar, en una penosa cadena de inmediatez y vuelo rastrero. He ahí, por ejemplo, al eurodiputado Jonás Fernández en una poco afortunada composición comiendo frisuelos ante un hórreo que es, según algunos, no de Asturies, sino de Valdeón.
En ocasiones el tentempié local tiene un carácter altamente tóxico. Recuerden ustedes aquel "Aceptaré cualquier estatuto que venga de Cataluña". Años más tarde, el señor Zapatero tuvo la impudicia y la cobardía de reconocer, a modo de disculpa, que la frase no era suya: que se la habían puesto para que la soltara.
Mudando "institutriz" por "líder", podríamos decir aquello del cuplé de Pilar Franco: "¡Ay, señores, y qué peligrosa / es la vida de la institutriz, / siempre expuesta, si es joven y hermosa, / a tener, a tener un desliz!".
No miren, pues, a Casado, sino a sus conmilitones asturianos. [....................................................]
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