Xuan Xosé Sánchez Vicente: asturianista, profesor, político, escritor, poeta y ensayista. Articulista en la prensa asturiana, y tertuliano en los coloquios más democráticos. Biógrafo no autorizado de Abrilgüeyu
Un libro de fotografías y una reflexión
(Ayer, en La Nueva España)
UN LIBRO DE FOTOGRAFÍAS Y UNA REFLEXIÓN
El día 21 de julio presento en la sala Loreto de Colunga, con éxito de público y la presencia de varios ediles de la corporación local, incluida la alcaldesa, mi última novela, “En el muro de tu corazón”. El llevador local de la cultura, el eficaz Manuel del Rivero, hijo del dibujante e impulsor cultural Isaac del Rivero de la Llana y hermano del también dibujante del mismo nombre de su padre, con la amistad de los cuales me honré y honro, me regala un libro de fotografías, “Colunga en la memoria 1906-1936”.
El volumen, que está editado por la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Xixón y por el Pueblu d’Asturies, con colaboraciones colunguesas, recoge algunas de las fotografías que se han conservado de Emilio Alonso García, y lleva un prólogo de María José Priesca Balbín, colunguesa de nacimiento.
Emilio Alonso vivió entre 1872 y 1948. De familia de ebanistas, se aficionó a la fotografía y vivió de ella al tiempo que ejercía el oficio de carpintero. Tuvo una pequeña estancia como retratista en Cuba, pero volvió a Colunga al poco tiempo.
Emilio Alonso es parte de una destacada familia colunguesa que ha tenido varios artistas: así Humberto Alonso, acuarelista, fallecido recientemente; nombres y textos de familiares que escribieron en asturianu pueden verse en “Testos de la familia Alonso de Colunga” (Cartafueyos, númberu 53, ALLA). Hay otros Alonso en el concejo, naturalmente, algunos también notables en el ámbito cultural, como aquellos a que pertenece José Antonio Fidalgo Alonso, erudito y cronista oficial de la villa, pero eso son otros lópeces, digo, alonsos.
La colección de semeyes de “Colunga en la memoria” está dividida en varios apartados: familia, paisaje, retratos, y este, a su vez, en infancia, juventud, madurez y familia, vejez y muerte. Como todas las fotografías del pasado, el álbum nos permite consideraciones diversas, la señardá de los paisajes perdidos, la observación de las posturas y gestos de los retratados (frente a los de hoy, los personajes no sonríen ni, menos, enseñan los dientes en sonrisa), la reflexión sobre los avances de la riqueza colectiva y la desaparición de la miseria. Y, luego, ante cada una de las personas, podemos emitir un “y este quién es” y, como el anciano de “El Tragaluz” bueriano, advertir en nosotros el pruyimientu de “rescatarlo”.
Dos fotografías me invitan especialmente a la reflexión. La una se halla en la página 111 del libro. Son un conjunto de mujeres jóvenes, dieciséis en total, en tres filas, más una, de no mucha edad, que parece ser su maestra, y que ocupa el centro. Son aprendices de una llamada Academia Central de Corte. La otra, en la 113. Es un grupo de teatro formado por diecisiete jóvenes, alguno un niño; uno de ellos viste un uniforme, tal vez de municipal, tres el de guardia civil, algunos van ataviados como proletarios y otros como señoritos; los dos de la izquierda, en primera fila, tienen en sus manos sendas escopetas.
Las imágenes son, respectivamente, de 1928 y 1935. No puedo dejar de estremecerme al pensar que poco tiempo después, esas treinta y cuatro personas se verán sumidas en la vorágine de la Guerra Civil, en que todas habrán pasado miedo y visto el horror de ella, en que quizás no hayan sobrevivido y en que posiblemente, en aquella república nada idílica en que había grupos que entendían la violencia contra el diferente o el adversario como un derecho o un deber consustancial a su papel en el mundo, algunos de ellos se habrán convertido en enemigos —de clase o personales— de los otros.
Y ese pensamiento me lleva a la actualidad. No es infrecuente la noticia de que a un individuo se lo insulta, persigue o agrede, al grito de “facha”, por llevar la bandera de España en su ropa o en su vehículo. Aunque no siempre, en ocasiones son jóvenes los que tienen esas actitudes y actúan de esa manera.
Los elementos constitutivos de ese comportamiento son sencillos: entienden que la bandera de todos (la de la Constitución, que todos pactamos y aprobamos, la que abrazó Carrillo) es la bandera del enemigo; que por solo llevar la bandera de España quien la lleva ya queda definido y se ha convertido en “el mal” que se ha de perseguir, castigar o destruir.
Ustedes, sin duda, podrán hacerse algunas consideraciones y preguntas al respecto. Yo quiero señalar que esa mentalidad ha sido alimentada de forma pertinaz durante décadas, aunque no se haya pretendido conscientemente conformar ese acúmulo final. Por ejemplo, portando en las manifestaciones de forma sistemática la bandera republicana, como emblema de la única España de verdad, de la única España aceptable. Por ejemplo, fabulando sobre una II República idílica y ocultando la violencia sistemática de algunos grupos en ella, y la predisposición progresivamente más generalizada de convertir al adversario en enemigo. Por ejemplo, convirtiendo un golpe de Estado que tenía la pretensión de establecer una dictadura de tipo socialista —tales motivaciones y realidad se ocultan— en una especie de aventura heroica aureolada de un significado difuso y confuso, pero en todo caso aplaudible, aventura realizada por los buenos y orientada al beneficio de toda la humanidad, y que, implícitamente, y de forma subliminal, parece sugerirse como ideal para el futuro.
No hace falta ir a partidos políticos o fuerzas sindicales para constatar ese discurso. Pueden ustedes pasar por muchas facultades de letras y muchas clases en la enseñanza secundaria (y no sé si en la primaria también).
Novedades felices y sorprendentes
Ayer, en La Nueva España
NOVEDADES FELICES Y SORPRENDENTES
La primera, el título de “Pueblo más bonito” para Cuideiru, que viene a sumarse a Llastres, Tazones, Torazu, y Bulnes. Me alegro por los vecinos y, especialmente, por su cronista, Juan Luis Álvarez del Busto, y su familia, pieza clave de L’Amuravela y de la imagen del pueblo.
(He de confesar que a mí, supongo que como a muchos asturianos, el vocablo “bonito” me produce una cierta reacción: por un lado, me envía más al pez que a lo hermoso; por otro, me parece, frente a “guapo”, una cursilada).
La segunda, la puesta en marcha del Proyectu Fernán-Coronas, un acuerdo ente Cultura y la Fundación Valdés-Salas para inventariar, clasificar, transcribir y editar la obra del escritor, que permanece dispersa en varios fondos documentales privados.
El padre Galo es un autor que, marginado inicialmente, entre otras cosas por escribir en asturiano, empezó a ser valorado a partir de 1984, con la publicación de Rimas y Refranero, que impulsó Manuel Fernández de la Cera.
Y una de otra índole, esta económica: el eje Xixón-Lleón-Valladolid acaba de ser incluido definitivamente en el Corredor Atlántico de mercancías. Ello, aparte de las inversiones, supone no dejar aislada Asturies y facilitar, por tanto, el flujo de mercancías, la instalación de empresas y la actividad económica, con su corolario, el empleo.
Pero la novedad más importante lo debe ser, sin duda, para los Mittal, y va más allá de los proyectos que han anunciado hace unas semanas. Miren ustedes lo que ha dicho doña Teresa Ribera, la descarbonizadora-enlobadora: ha afirmado que su proyecto para la protección del lobo “es fruto del consenso”.
Y es esa frase la que debe motivar la investigación de los MIttal, porque para decir eso, doña Teresa ha de tener su cara construida con un material más duro que cualquiera de los conocidos hasta ahora. Y, no cabe duda, disociándolo, estudiándolo, se conseguirían unos aceros de dureza insuperable.
Metímonos nuna...
Ayer, en La Nueva España
METÍMONOS NUNA…
Al acabar el segundo estado de alarma, el 9 de mayo de este año, el Gobierno traspasó a las comunidades autónomas la gestión de la pandemia. Ello incluía necesaria y teóricamente, la capacidad de establecer prohibiciones y limitaciones en movimientos, horarios, apertura y cierra de establecimientos, etc. Desde el primer día, los presidentes de las comunidades manifestaron que los instrumentos legales para ello eran confusos e insuficientes, y que, sin una normativa general de estado de alarma y toque de queda, los respectivos ejecutivos quedaban sujetos a los imprevistos que surgiesen del arbitrio o arbitrariedad de los tribunales.
Y tal ha sido, los Tribunales Superiores de Justicia de cada comunidad dan el visto bueno a las decisiones de los respectivos gobiernos o las deniegan, según su particular criterio. Así, en la Comunidad Valenciana, Cataluña y Cantabria se ha dado el sí al toque de queda; en cambio, en Canarias y Extremadura se ha denegado; en Castilla y León y El País Vasco, aunque las cifras de contagios son altísimas y desearían establecer toques de queda, no han realizado la petición, porque ya saben lo que van a dictaminar los tribunales, es decir, su negativa, sea cual sea la situación epidemiológica.
En este desgobierno estábamos cuando la sentencia del Constitucional sobre el primer estado de alarma ha venido a sembrar la alarma y, seguramente, a aumentar la confusión. Hay que decir, en primer lugar, que es una sentencia discutida y discutible, tan discutible, que ha salido por los pelos, y que, según parece, a no mediar la retirada de un magistrado por una acusación, podría posiblemente haber salido en sentido contrario. Lo que no obsta para que, por discutida y discutible que fuere, sea efectivamente doctrina con efectos sobre todo el sistema.
Recordemos que, en sustancia, lo que viene a decir la sentencia es que las limitaciones de derechos contenidas en el RD 463/2020, de 14 de marzo, en particular, las de movilidad de los apartados 1.3 y 5 del artículo 7º son inconstitucionales. La razón fundamental es que siendo tan estricta la limitación de la movilidad, personal y de circulación de vehículos, tasada la movilidad únicamente para determinadas actividades, constituía, de hecho, no una limitación, sino una suspensión de derechos, abordable solo desde los estados de excepción o sitio.
La decisión del Constitucional constituye, en la práctica, una enmienda a la Ley 4/1981 de los estados de alarma, excepción y sitio, pues en esta, el estado de alarma está pensado para, entre otras situaciones, las de “(4b) Crisis sanitarias, tales como epidemias y situaciones de contaminación graves”, mientras que el de excepción lo está para ( 13.1) cuando fuesen “gravemente alterados el orden público, las libertades, el normal funcionamiento de las instituciones democráticas, el de los servicios públicos esenciales”. La duración de este, por otro lado, está limitada a treinta días, con prórroga de otros treinta.
Pero, además, como se deduce en buena lógica, y como ha señalado el TSJ de Cataluña al autorizar estos días el toque de queda en esa comunidad, la sentencia del Constitucional introduce dudas sobre la capacidad de las comunidades autónomas para limitar derechos de movilidad (toques de queda, cierres perimetrales) y la de los TSJ para autorizarlos. Y, asimismo, puede sospecharse, a mayores, sobre la de enfrentar cualquier pandemia desde otra perspectiva que no sea la del estado de excepción.
Todo ello, naturalmente, nada resta de la responsabilidad del Gobierno PSOE-Podemos por no haber legislado sobre la capacidad de las comunidades autónomas para tomar medidas restrictivas ante la pandemia, como se le requirió reiteradamente.
Coda: Cuentan que, tras los primeros paqueos del 34, salió el historiador don Juan Uría por Noreña y encontró a un proletario conocido, zapatero, por más señas, enfundado en un mono, sentado en un poyo, con el cuerpo inclinado hacia delante, la cabeza gacha bajo la boina y el fusil entre las piernas.
¡Hombre!, fulano, ¿qué te pasa que te veo tan gachu? —preguntó—. —¡Ay, don Juan, metímonos nuna que nun sé cómo vamos salir d’ella.
Pues eso.
Rocada colunguesa en Bueñu
Ayer, en La Nueva España:
L’APRECEDERU
ROCADA COLUNGUESA EN BUEÑU
Xinto cola muyer, Elena, y Sixto y Ana, amigos y collacios de siempre, en Bueñu, Colunga. Ente otres coses, damos un repasu a la historia humana y económica de la zona costera del conceyu. Entamamos —tamos al dellaú— pela Isla, y, sobre comentar cómo s’impuso esti nome al de “castru”, que ye’l vocablu col que tolos naturales llamen al accidente que-y da nome al llugar, recordamos qu’ellí existen restos d’una villa romana y una lápida dedicada a Mitra.
Si caminamos hacia La Griega, pasáu Güerres, atopamos La Villeda, un monte que fue un castru. Ye posible qu’el mesmu nome de La Griega quiera dicir eso mesmo, “castru”, “fortaleza”. Pero, sobre too, recordamos que na costa ente la playa y Güerres atopamos güelgues de dinosaurios. Naturalmente, ello afálanos a camentar, allá enriba, en San Telmu, el Muséu del Xurásicu.
Camín de Llastres atopamos el ríu y playa del Astuera (otru nome prerromanu, en rellación col d’Asturies, “ríu”). Ellí afayamos restos de lo que fue un embarcaderu de carbón que venía per vía aérea de les mines de Carrandi. Ehí tamién hubo, al entamu del XX, un astilleru.
En Llastres, la señardá llévanos a recordar les fabriques de conserves (dalguna en murueques, otres convertíes n’hoteles o restaurantes) onde trabayaron centenares de muyeres, asina como a camentar l’amenorgamientu del númberu de pesqueros y pescadores, paralelu al crecimientu y seguridá del puertu. La parte antigua del pueblu rellémbranos la riqueza de la piesca y del comerciu dende’l XVII.
Y ello invítanos a considerar cuála ye güei la estructura económica de LLastres. Como en tantes partes, les pensiones son el renglón principal, al que siguen hospedaxes y hostelería. Tamién camudó la cadarma la población, con predominiu la xente de mayor edá. Y novedaes: l’apaición de prietos (dedicaos a la piesca, dalgunos), hispanoamericanos (a cuidaos y a la hostelería, principalmente) y, inclusu, la presencia notable de xente del este como empresarios hosteleros.
Cambiu climáticu (1586)
Nel 1586, el veintiún de septiembre, día de san Matéu, el mes decidió poner en práctica la segunda parte del so dilema ("o seca les fontes o arrasia les pontes") y arrasió coles pontes de media Asturies. Ente otres víctimes y accidentaos, en Llangréu, una muyer que llevaba al so fíu en cuellu, hubo subise a un ablanu y ellí tuviera dos díes ensin comer nin beber. Durante esos dos perllagos díes, nun sabiendo si les agües subiríen más o abocanaría; aterecía de fríu, arranada de sede, esfamiada de fame; tarreciendo caese y vese arrastrada; esmolecía y col corazón fendíu pol rapacín, ¿qué diría pa sigu? ¿qué xuxuriaría al rapacín? ¿qué pediría y prometería a los Cielos, o cuala sería, a vegaes, la so quexa pa con ellos? “Nun t’esmolezas, fiyín, que van venir por nós?", "Ea, ea neñín, durme, durme, que t'amparen los ánxelinos", "¿Nun abocanará esti bastiazu, que tamos ya caltriaos hasta los güesos?" ''Si son los mios pecaos nun será abondu, ¿pero qué culpa tien esti infeliz, Santina de Covadonga?" "A ver si dura esta llugada y calecemos un pocu”.
El mal ojo de nuestras administraciones
Ayer, en La Nueva España:
EL MAL OJO DE NUESTRAS ADMINISTRACIONES
LA NUEVA ESPAÑA DE 11/07/2021 me confirma lo que ya me habían transmitido algunos amigos comerciantes u hosteleros. Este es el titular: “Las ayudas covid para los autónomos son “inaccesibles”, denuncian las asesorías”. Y la razón es que los requisitos son muy difíciles de cumplir, aunque se hayan tenido pérdidas en los rangos en que se estipulan, y se haya estado cerrado o sin actividad durante una parte de la pandemia. Y no piensen ustedes en grandes ayudas, a mí todos mis informantes me han hablado de las de 3.000 euros.
¿Se hace adrede para realizar un gesto propagandístico y no tener que desembolsar el total prometido, 7.000 millones en el conjunto de España, en Asturies, 132, que aspiran a llegar, éstos, a 25.000 negocios? Mi impresión es que no. No es la voluntad lo que falla, sino el desconocimiento de la realidad, como ocurre tantas veces. Y eso que no son los políticos estrictamente los que legislan, sino que tienen la ayuda de los técnicos o de una pléyade de asesores. ¿Cuántas veces, por ejemplo, hay que corregir el BOE o el BOPA al día siguiente de su publicación, o lamentarlo sin corregirlo?
Una tríada, ahora del Ayuntamiento de Xixón. Se realiza una oferta de tres noches de hotel por dos pagadas, subvencionando la tercera el Concejo. Se destinan a ello 400.000 euros. Solo se producen 279 reservas, el 11% de lo esperado. ¿Se comunicó mal? ¿No se fía la gente de los ayuntamientos?
Se reservan 1,2 millones para ayudas a la hostelería sin terraza, que tuvo que estar cerrada mucho tiempo cuando quienes tenían terraza abrían. Solo se presentan 718 peticiones de las 1.700 previstas. Las mismas interrogaciones.
Se pone en marcha el plan “Mi barrio”, para que 1.109 familias censadas como con dificultades gastasen, antes del 31 de mayo, en compras en comercios un dinero de entre 700 y 1.200 euros. Llegada la fecha, sobre un total de 994.725 euros, quedaban aún pendientes de gasto en los bolsillos de las familias alrededor de 565.000 euros. Hubo que hacer una prórroga hasta finales de año. ¿Desconocimiento de la realidad? ¿Mal cálculo?
¿Se acuerdan ustedes de aquella famosa campaña de Más Madrid y Podemos, con Carmena al frente del Ayuntamiento de Madrid, abriendo comedores de verano porque los niños iban a quedar desnutridos? Conocen el resultado, ¿verdad? Un puñado de inscritos.
¿Y del famoso Ingreso Mínimo Vital, tan aireado por Podemos y el PSOE, especialmente por el descoletado Iglesias, que iba a alcanzar a tantos millones de españoles y arreglarles la vida? Pues después de un año de existencia no ha llegado más que a una cuarta parte de los que se decía que iba a llegar, entre otras cosas porque muchas solicitudes han sido rechazadas por no cumplir los requisitos. Y, al margen, una vez más, del abismo existente entre la propaganda y el cumplimiento de los planes, las preguntas: ¿mal diseño del plan? ¿Desconocimiento de la situación real de la población?
Podemos sospechar que, aparte del desconocimiento de la realidad que muestran estos fracasos, por incompetencia de las administraciones, existe un vector fundamental: que la idea, en unos casos, y la dimensión, en todos, de los proyectos, responde a una pura ideación de los políticos y de quienes conciertan los planes con ellos: asociaciones de varia índole y, en general, sindicatos.
Acaso, también, a la vista de las demandas, queda flotando una interrogación: ¿los datos de la realidad no serán, tal vez, menos negativos de lo que aparentemente o discursivamente son?
En cualquier caso, esas ideaciones, la propaganda, el tiempo perdido por la burocracia (con sus costos), los dineros embalsados por no gastarse, los créditos que se demandaren para esos programas, salen de los presupuestos, es decir, del dinero de los ciudadanos, esto es, de su esfuerzo, su saber y su trabajo.
Tal vez deberían ajustar más el objetivo antes de dar el gatillazo. Aunque a ellos seguramente les gustaría más, al modo en que Jerjes castigó al Helesponto con 300 latigazos por destruir su obra, fustigar a la realidad con severo rebenque, para que, así, aprendiese a comportarse de acuerdo con lo que de ella se espera. ¡Desagradecida!
RECORDANDO: El día que Pedro Sánchez anunció tan mentirosa como irresponsablemente'l fin de les fociqueres
¿CUÁNTOS MUERTOS PONDRÁ EL GOBIERNO?
Que haya un cadáver más ¿qué importa al mundo?
El 17 de abril publicaba aquí, en LA NUEVA ESPAÑA, un artículo que llevaba por título “Su salud les importa un 3,1416”, una forma elusiva de decir con un término más expresivo y vulgar lo poco que importa, en la práctica, al Gobierno la salud de los españoles. Pronosticaba yo allí lo que después pasó, que no habría prórroga del estado de alarma, y que la razón no era que quienes nos gobiernan diesen por superada la pandemia para el 9 de mayo, fecha término de la citada situación jurídica, ni que estimasen que los riesgos serían pequeños, sino que los movía su exclusivo interés político: no someterse al desgaste de negociar otra declaración de excepcionalidad, no exhibir que carecían de apoyos entre quienes hasta entonces los habían apoyado (caso de ERC, por ejemplo), no cargar con la responsabilidad de una medida fatigosa e impopular, que echan ahora en las espaldas de las autonomías. Que ello era así, lo ha confirmado el ministro de Justicia en una televisión hace pocas fechas: “ya sabe lo difícil que es conseguir apoyos para declarar el estado de alarma (por eso no lo intentamos)”.
Según decíamos allí, y como opinan la mayoría de los juristas, la ausencia de ese instrumento legal, impide a las autonomías dos cosas al menos: los cierres perimetrales y el toque de queda, y, en todo caso, cualquier medida que intenten tomar debe estar sometida al arbitraje o a la arbitrariedad de los tribunales de cada comunidad.
Como ustedes saben, presidentes de comunidades de todo pelaje reclamaron a PSOE-Podemos que ampliase el estado de alarma o, subsidiariamente, que dotase de instrumentos legales a las comunidades para poder legislar al respecto. PSOE-Podemos tampoco ha querido hacerlo, pese a que así lo negoció con el PNV y C’S cuando apoyaron la declaración de estado de alarma y a que el propio Pérez-Castejón publicó que era necesario. No lo hicieron por las mismas razones políticas, y, a última hora, dieron a luz una norma derivando las reclamaciones sobre las decisiones de los Tribunales Superiores de Justicia al Tribunal Supremo, una norma de cuya legalidad duda el propio tribunal y cuya efectividad, al dilatarse los plazos para poner en práctica medidas efectivas, va a ser limitada, si es que el Supremo no estima que ciertas restricciones no pueden establecerse más que a través del estado de alarma.
El Gobierno PSOE-Podemos actuó y actúa así con un cálculo que es fácil que sea erróneo: que el avance de la vacunación limite en mucho los contagios o, al menos, no los lleve a cifras absolutamente escandalosas. Pero no parece verosímil que antes de finales de julio o agosto —a pesar de lo bien que van las vacunaciones— haya un número suficiente de españoles vacunados como para limitar casi a cero la transmisión del virus. De modo que bien podemos volver a vernos en situaciones límite. No es una predicción personal, es un temor que han manifestado presidentes de autonomías, virólogos, colegios de médicos, especialistas en medicina comunitaria… ¡Ojalá estemos todos equivocados, pero…!
Y ya ven ustedes cómo ha sido el final del estado de alarma en parte de la opinión pública, tal que si hubiese acabado la pandemia. Y las decisiones de los tribunales de cada lugar y de los fiscales respectivos son según el genius loci: en unos sitios dan por bueno el toque de queda o el cierre perimetral y en otros, no. Fíjense, de este modo, los habitantes de Euskadi, donde la transmisión del virus es la más alta de toda España, pueden viajar a Llanes, por ejemplo, con los peores índices de Asturies.
Y todo ello, además, con las plantillas médicas agotadas, con las vacaciones cercanas, con atrasos espectaculares en las operaciones (en 18.000 cifra LA NUEVA ESPAÑA su número en el año pasado), con las citas médicas presenciales prácticamente eliminadas. ¡Como para volver a situaciones anteriores por salvar el culo del Gobierno!
Lo dicho, nuestra salud les importa un 3,1416, o tal vez piensen en aquel verso final del Canto a Teresa de Espronceda. ¿Cómo decía?
El Constitucional siembra la alarma
(Ayer, en La Nueva España)
EL CONSTITUCIONAL SIEMBRA LA ALARMA
El Tribunal Constitucional ha declarado parcialmente inconstitucional el primer decreto de estado de alarma (RD 463/2020, de 14 de marzo) para la gestión de la crisis sanitaria. En concreto, entiende que las restricciones a la movilidad del artículo 7º de dicho texto (en particular, las de los apartados 1.3 y 5 de dicho artículo) rebasan las que podía estipular el estado de alarma y únicamente podrían haber sido establecidas mediante el estado de excepción. Asimismo, aplica el mismo concepto a algunas medidas de restricción del artículo 10 (limitación de actividades comerciales, culturales y otras), del mismo modo que la modificación del citado artículo en el decreto del 17 del mismo mes, que regulaba o ampliaba algunas de las medidas del 14.
Si ustedes recuerdan las opiniones que un grupo de expertos en derecho manifestó en su día aquí, en LA NUEVA ESPAÑA, al respecto de la constitucionalidad del estado de alarma como fórmula jurídica para realizar determinadas limitaciones de derechos (el de movimientos y circulación, fundamentalmente), saben de sobra que la opinión mayoritaria —aunque no unánime— era la de que dicha figura jurídica era perfectamente constitucional. Pues bien, la división en el Constitucional (seis votos contra cinco, con emisores de procedencia ideológica distinta alineados en uno y otro bando) demuestra paladinamente que no estamos ante una cuestión de evidencia incontrovertible y hace pensar que, tal vez, la decisión podría haber sido otra.
No hay, pues, que acusar al Gobierno por este discutible error. Curiosamente, además, y para mayor perplejidad, quienes promovieron la cuestión de constitucionalidad fueron los diputados de VOX, que, en su día, votaron a favor del estado de alarma. Lo que sí ha sido un error, un grave error del Gobierno, peor, una grave culpa voluntaria, han sido muchos aspectos de la gestión de la pandemia, los anuncios erróneos de su final y, sobre todo, su negativa a elaborar —frente a lo que acordó en su día con el PNV y Ciudadanos— una nueva Ley de Sanidad que permita a las comunidades autónomas una gestión clara y segura de la pandemia en sus aspectos legales, sin estar sometidas al arbitrio y arbitrariedad de jueces y juzgados, que, como se ve, es cada uno hijo de su padre y de su madre.
La sentencia del Constitucional, por otro lado, siembra o propicia la alarma y la confusión ante el futuro, aunque procure limitar sus efectos. Así, por ejemplo, anula las multas que aún no son firmes, pero no las que ya han sido pagadas (“los ciudadanos tienen el deber —dicen— de soportar los perjuicios materiales que hayan sufrido”). Ahora bien, aparte de la injusticia comparativa (semejante, por otra parte, a la sentencia del Supremo que anuló solo para algunos los recortes en el período de revisión de la ITV), nada garantiza que los tribunales no se llenen a partir de ahora de recursos, no solo de multados, sino de empresas y particulares que hayan visto dañadas sus economías con las restricciones o los cierres obligados. Es más, así será. Y ya veremos entonces qué sentencian unos y otros. En todo caso, ya sabemos quién pagará las sentencias que hubiere favorables a las demandas: usted y yo.
Por otro lado, hay que preguntarse qué respaldo, teórico y práctico, van a tener las medidas que las comunidades decidan tomar a partir de ahora para evitar los contagios. En este momento, unos jueces y tribunales permiten unas cosas que otros no. La sentencia del Constitucional animará, en mi opinión, a algunos tribunales a ser más reticentes ante algunas medidas limitativas, por ejemplo, las de los cierres perimetrales o las del toque de queda.
Y, mientras tanto, la pandemia sigue ahí, creciendo, otra vez, voraz.
El día nel que fuimos Provincia de Oviedo y nun s'escuchó a la Xunta Xeneral (1834)
El día que la Xunta Xeneral d'enteró de que nun-y facíen casu, y nun diba ser Provincia de Asturies, sinón Provincia de Oviedo.
Prosigue la Diputación en 11 de abril de 1834
[...]
Y también se acordó se ponga copia en estas actas del oficio del señor subdelegado del fomento, el que dice así:
“Provincia de Oviedo.
Subdelegación principal del Fomento.
Excelentísimo señor.
El excelentísimo señor secretario de estado y del despacho del fomento general del reyno, en cinco del actual, me dice de real orden lo siguiente:
He dado cuenta a la reyna gobernadora de la exposición de la Junta General de ese Principado que vuestra señoría ha dirigido a este ministe//4v.rio, con fecha de cinco de febrero último, en la cual, con motivo de haberse instituido en la nueva división territorial el nombre de provincia de Oviedo al respetable de Asturias, que dice se pierde en la obscuridad de los tiempos, y que recuerda tantas hazañas y virtudes consignadas del modo más glorioso en los trastos de la historia, solicita se le conserve este último.
Y enterada Su Majestad, me manda decir a vuestra señoría como de su real orden lo executo para inteligencia de dicha Junta General, que el nombre de Principado de Asturias está explícitamente conservado en la ley de división territorial como los de Andalucía, Cataluña, Galicia, Estremadura y Aragón. Y que no hay, por consiguiente, sobre qué recaiga la reclamación, una vez que la denominación de la provincia tomada de la capital, como por regla general se ha hecho, perjudica a los recuerdos históricos que citan.
Lo traslado a vuestra señoría para su debido conocimiento y el de esa respetable corporación.
Dios guarde a vuestra señoría muchos años.
Oviedo, trece de marzo de mil ochocientos treinta y cuatro.
Joaquín María Suárez.
Excelentísimo señor presidente y vocales de la Diputación del Principado”
[...]
Fuente. Fondo Junta General del Principado de Asturias (AHA). Libro 1834
---
(Nota: débo-y el testu a la Josefina Soledad Velasco Rozado, Bibliotecaria Xefe del Parlamentu Asturianu).
Entrevista na TPA sobre'l llibru Asturies: ni nos vemos ni nos ven
Nel programa Pieces diariu de mañana vienres (16/07/2021), dempués de TPA noticies, primer edición (meyudía). Tamién güei y el sábadu nel Pieces selmanal.
El Gobierno de Sánchez en palabras de Sánchez
(Ayer, en La Nueva España)
EL GOBIERNO DE SÁNCHEZ EN PALABRAS DE SÁNCHEZ
El nuevo gobierno de Sánchez se parece, en lo milagroso, a la sotana del licenciado Cabra, el tacañísimo preceptor de La vida de El Buscón, porque cada comentarista le ve varias utilidades o finalidades, y, entre todos, innúmeras: para reconciliarse con el aparato del PSOE, para preparar el cuadragésimo congreso federal, para aliviar el divieso catalán, para enfrentar la recuperación económica, para mejorar la imagen del Ejecutivo librándose de los ministros más quemados (de algunos, únicamente), para promocionar futuras lideresas, para mandar un aviso a los barones díscolos… Pueden ustedes seguir esbillando, yo no sigo porque se me agotan los “para” en el teclado. No me digan que no es tal cual: “La sotana, según decían algunos, era milagrosa, porque no se sabía de qué color era. Unos, viéndola tan sin pelo, la tenían por cuero de rana. Otros decían que era ilusión; desde cerca parecía negra, y desde lejos entre azul”.
¿Tiene esa brutal (e inesperada por su cuantía y por alguno de los cesados) reconfiguración gubernamental todas esas finalidades? Y, sobre todo, ¿servirá para cumplirlas, si es que son esas? Otro Sánchez, don Francisco, el Escéptico, allá por el siglo XVI publicaba un libro titulado Quod nihil scitur, “que nada sabemos”, que, según él, era todo el saber a que podemos aspirar. Pues igual ocurre con los motivos de capa del dómine Cabra (de Cabra, “egabrense”, es precisamente doña Carmen Calvo) del Sánchez hodierno, nada de verdad sabemos. Más aún, ¿lo sabe él con certeza? Y, sobre todo, tendrán las virtudes terapéuticas o taumatúrgicas que, en su caso, el autor les atribuya. Ahí sí que, especialmente, a las palabras de Sánchez, el antiguo.
Algunos de los conceptos con que se ha calificado desde dentro de casa el “se revuelve el tinglao”, como se cantaba en la lotería familiar la remoción de las fichas al salir un número “pelao”, no muestran más que un pensamiento confuso, aunque atento, eso sí, a los estímulos paulovianos. Don Adrián: “Es un Gobierno más joven, más feminista y más municipalista”. Don Pedro: “Un Gobierno feminista, ecologista, europeísta y social”. Y: “El único gobierno del mundo con cuatro vicepresidentas” (además de presumir de juventud).
Pero, en concreto, ¿todo eso, qué significa? ¿Es que, acaso, hasta este momento, no era el Gobierno “feminista, ecologista, europeísta y social”? ¿O, tal vez, no lo eran quienes ahora se van por el escotillón? ¿Ha cambiado el rumbo?
Y respecto a los valores que entraña en sí el ser joven, ¿qué quieren que les diga? Hagamos, entonces, un gobierno de imberbes o de infantes. En cuanto al constituirse en mejor por tener más mujeres, pues dependerá de cómo lo hagan. ¿No eran también féminas las Calvo, Celaá, Laya? ¿Y es mejor gestor o persona cualquier ser humano únicamente por ser mujer? ¿Presumirían de ello si esas mujeres fuesen Isabel la Católica, Golda Meir, Margaret Thatcher o Ángela Merkel? ¿O por ser de derechas no fueron mujeres decisivas en su gobierno? ¿O, por serlo, no son mujeres?
Palabrería pauloviana, pues. Y por lo demás, las palabras de Sánchez el antiguo: quod nihil scitur. Bueno, sí, una cosa está clara: puesto que Sánchez, amo y señor del partido y del Ejecutivo (en su finca, que no en la de Podemos), ha tenido que rectificar, es que las cosas no le iban bien, es decir, que su política estaba equivocada. ¿En el futuro, con este “se revuelve el tinglao”?
Pues ver veremos si van bien, no a él, quiero decir, sino a los ciudadanos, a nosotros. Lo único importante.
Firma de En el muro de tu corazón. Güei, a les 7 la tarde, nel Muelle de Xixón
Güei firmo la mio cabera novela, En el muro de tu corazón, de siete a nueve, nel Muelle de Xixón (camín de la Comandancia Marina), caseta L-5, Trabe.
Pa firmar o pa saludavos, va prestame vevos.
(Ayer, en La Nueva España)
EMERGENTES, DECLINANTES, PUJANTES, DESCAPITALIZADOS
Una mirada atenta a la realidad económica asturiana nos obliga no sólo a mirar a los datos negativos que todos los días nos presentan los medios (ERES, ERTES, cifras altísimas de paro, cierres de empresas, desistimiento de autónomos, emigración de licenciados, baja de los precios ganaderos…), sino también a proyectos positivos que van a ponerse en marcha próximamente con seguridad o muy probablemente. Así, por ejemplo, las inversiones en ENCE, la papelera de Navia (y esperemos que, en conexión con ello, la ampliación de la capacidad de producción de los montes para pasta de papel); las inversiones en Arcelor que, con presencia de Pedro Sánchez, se anunciarán estos días y que previsiblemente supondrán una garantía para el futuro de la planta; los almacenes de Amazon en La Pola y Xixón, con un número notable de empleos; el crecimiento de la multinacional PGM en Mieres; la producción de un nuevo fármaco por Bayer en Llangréu; el reflotamiento de Duro Felguera, que, esperemos, dé nueva vida a la actividad de la empresa... Hay también proyectos interesantes en polígonos industriales o en el entorno de El Musel.
Y queda por ver qué pasará con el maná, digo, fondos europeos, y qué utilidad tendrán. En principio, parece mayor la demanda que la disponibilidad. El hidrógeno verde y las energías alternativas, dos actividades que no generan demasiado empleo, centrarían una parte muy importante de las apuestas; hay también numerosas demandas concejiles que, si bien justificables desde el punto de vista medioambiental u otros, quizá no creen empleo. La utilidad del hidrógeno verde y su rentabilidad económica, por otro lado, tal vez no sean inmediatas.
De modo que esos fondos deberían ir, sobre todo, a empresas ya existentes, esto es, a gestores que conocen el mercado, que tienen un producto con éxito y que pueden innovar o expandirse. Los proyectos municipales o gubernamentales, por la sobra de discurso y por la falta de experiencia, difícilmente pueden ser fecundos.
Pero, especialmente, y al margen de los fondos europeos, deberíamos centrar la vista y prestar apoyos a aquellas empresas y sectores que están marchando estupendamente: empresas agroalimientarias, el naval, el metal y el subsector de generadores de energías renovables, aéreas o marítimas, el amplio ámbito de las TIC… Sobre lo que ya existe es sobre lo que debemos apoyarnos para reindustrializarnos, crecer y limitar la sangría de jóvenes.
(Por cierto, es llamativa, aunque no misteriosa, algún día habrá que decir la verdad sobre el asunto, la coexistencia de paro y la ausencia de jóvenes que quieran trabajar en estos y otros ámbitos).
El sector del comercio tradicional es el que presenta un panorama menos brillante. Pasear por nuestras ciudades y ver tiendas y tiendas cerradas es desolador. El comercio tradicional sufre el acoso de las ventas por internet y el de las grandes superficies, que ofrecen ventajas y comodidades con las que es difícil competir. Y, en ese sentido, las políticas autodefinidas como progresistas y modernizadoras de cierre de calles al tráfico rodado y de eliminación de aparcamientos no lo ayudan: el comprador se desplaza a las grandes superficies donde tiene garantizado el estacionamiento y dispone de una cierta variedad de ofertas en pocos metros cuadrados.
Esos tan abundantes cierres, que tienen repercusiones como las de la pérdida de alquileres o de impuestos, conllevan un problema muy importante: el de la descapitalización colectiva. Porque, efectivamente, las plusvalías que, por ejemplo, generaría un tipo de productos que se dejan de vender en este tipo de comercio, son plusvalías que van, por lo general, al extranjero, y, así, ni hay la posibilidad de que se gasten ni de que se reinviertan aquí.
Nos descapitalizamos, pues, de este modo, como nos descapitalizamos cuando van a buscar trabajo fuera los jóvenes en que ciudadanos y sociedad han invertido tanto dinero. Y, naturalmente, ello tiene sus consecuencias para el crecimiento y para el futuro.
Próximos contactos col públicu pa firmes y presentaciones
El día 12, de 7 a 9 la tarde, na Selmana Negra, de Xixón. Firma.
Día 21, Colunga. Sala Loreto. Presentación. Siete y media la tarde.
Héroes
(Ayer, en La Nueva España)
L’APRECEDERU
HÉROES
Existen muchos héroes que practican su heroicidad públicamente, o que, en el anonimato, se conducen de forma heroica. Esa heroicidad se produce a veces a favor de otros; en muchas ocasiones, soportando el dolor propio o superándose a sí mismos en condición o situaciones que otros no resistirían. De vez en cuando, préstame dar cuenta de algunos de los que asoman en las noticias.
He aquí un valiente, Saturnino Rodríguez, director general de Ganadería del Principado. Cargo administrativo y carné socialista. “Romperé mi carné del PSOE si se da protección especial al lobo”. Se juega su puesto administrativo, el aprecio de muchos de sus compañeros, de aquellos que callan y tragan con las injusticias y dictados de su partido, por fe o miedo. Probablemente no habremos oído palabras iguales en décadas.
De otro tipo es la valentía de Sarah Almagro, acaso mucho más admirable por su voluntad, por su constancia, por las dificultades con que se enfrenta a la vida y lleva a cabo sus propósitos. Es una surfera malagueña, sin brazos ni piernas, que se sirve de prótesis en ambas extremidades. Tras estar al borde de la muerte por una infección y perder los riñones hace tres años, se ha echado otra vez a la vida y la aventura. LA NUEVA ESPAÑA (27/06/21) informa de que entrena en Salinas para acudir a competiciones nacionales.
Héroe también José Álvarez. Propietario de una pastelería en Xixón, La Suiza, sufrió acoso y difamación durante un largo tiempo, hasta que se vio obligado a cerrar el negocio. Daños económicos, daños personales y familiares, humillaciones. Cuatro años más tarde, la Justicia le ha dado razón y resarcimiento. Él y su familia, héroes silenciosos aguantando agravios e injusticia y sin encontrar amparo, en su momento, en las autoridades.
Y nada digamos de muchos familiares de las víctimas del terrorismo, tantas veces mancillados más allá de su dolor.
Poso la montera.
¿Quién paga?
(Ayer, en La Nueva España)
¿QUIÉN PAGA?
Un alumno talludo y calvatrueno se examina de anatomía. De las partes del oído nada sabe, pero un compañero, detrás de él, se las va soplando: martillo, yunque, estribo, caracol, trompa de Eustaquio… Al llegar aquí, el calavera, que ha venido repitiendo con recelo los anteriores nombres, al ver que el tribunal asiente, se lanza incontenible: el piano de María, los alicates, el pedal…
No me extrañaría nada que, si Bruselas da por buena la reforma del plan de pensiones (primera parte) que España va a presentar allí, crecido por el éxito, al igual que el examinando sobre las partes del oído, el Gobierno se lanzase a proclamar como planes de ahorro cosas tales que el reciclado de los huesos de las aceitunas y los tucos sobre los que se envuelve el papel higiénico, o, como fuente de ingreso, un impuesto sobre las toses emitidas entre las doce de la noche y las tres de la mañana, por un suponer.
Y es que “el gran acuerdo” sobre la reforma de las pensiones, firmado por los agentes sociales y el Gobierno, que ha sido presentado con trompetería como un gran éxito, es simplemente un camelo. Contiene un triunfo político, especialmente para los sindicatos, al eliminar dos elementos cruciales del plan de reforma del PP de 2013 que tenían como objetivo garantizar la viabilidad futura de las pensiones, esto es, la limitación del volumen de sus prestaciones y la garantía de la continuidad de las mismas: el llamado factor de sostenibilidad y el desligar la subida de las pensiones del IPC. Al mismo tiempo, realiza un ejercicio de prestidigitación y traslada el cuantioso volumen de prestaciones que se consideran “impropias” —unos 24.000 millones el año que viene—de la Seguridad Social, que hasta ahora se las venía apuntando, a las cuentas generales del Estado, es decir, cambia el pufo a otro sitio. Paralelamente, una serie de medidas tratan de incentivar el seguir trabajando más allá de la jubilación y de castigar los retiros anticipados. Pero es dudoso, muy dudoso, que esas medidas vayan a suponer una variación sustancial en el déficit de las pensiones.
Ahora bien, deja para un concierto posterior todo aquello sobre lo que no hay acuerdo y sobre lo que durante décadas ha venido suponiendo la imposibilidad de enfrentar el problema en el marco del Pacto de Toledo: el creciente déficit que provocará el incremento próximo de pensionistas y el progresivo crecimiento de la cuantía de las pensiones, las cotizaciones de los autónomos, el problema de ligar la subida anual de las pensiones al IPC si este se dispara, la búsqueda de un nuevo “factor de sostenibilidad” que ahora se llamará de “equidad intergeneracional” (tenemos el nombre, pero no el qué ni el cuánto), que entrará (¿será “entrarióla”?) en vigor en 2027. ¿Qué celebran, pues, los fuegos artificiales hodiernos? Pues poco más que nada entre dos platos y el que entre los interlocutores hayan buscado un acuerdo temporal que escapa del problema, sabiendo que lo difícilmente acordable (y la realidad de los números y el futuro) les espera a la puerta.
En otro orden de cosas, es una consideración general la de que cualquier acuerdo “de paz” con la Generalitat nos costará, en cualquier caso, dinero a los españoles y, por tanto a los asturianos. Les recuerdo que el parcialmente anulado maragalliano-zapateril-masiano estatuto catalán de 2006 limitaba la aportación de Cataluña al resto, garantizaba in aeternum el sostenimiento de su puesto en la renta per cápita entre comunidades, y establecía la participación con voz propia de la autonomía en la mayoría de los organismos estatales, es decir, estatuía un trato desigual para esa comunidad y configuraba un trato económico privilegiado para ella. Las cosas de la negociación llevan ahora el mismo camino (y hay otros a la cola, no lo olviden). Es más, ante la propuesta del PSC de una “financiación federal” que prime a Cataluña, Valencia y Baleares, el Principado (LA NUEVA ESPAÑA, 28/06/21) “apela al “frente común” con otras regiones para la nueva financiación”, esto es, busca defenderse, como siempre, de los suyos.
¿Y esto quién lo paga, lo de las pensiones en el futuro, los regalos a Cataluña y tal vez a otros que pesan más? ¿Pues quién los va a pagar? Los ustedes y los nosotros, los asturianos y los españoles, sea cual sea su condición, sexo o voto.
¡Ay de los probinos!
Última hora: 01/07/21, comparece el ministro Escrivá y afirma que el desaparecido “factor de sostenibilidad” del PP, convertido ahora en “factor de equidad intergeneracional”, lo pagarán principalmente los nacidos entre finales de 1950 y mediados de 1970. Las voces se oyen en Marte. 02/07/21. Asoma otra vez. “No tuve mi mejor día” (tal vez venía de “la fiesta de Blas”, ya conocen la canción). “No transmití adecuadamente”. Cuando miente es ahora, pero es normal, es la conducta habitual de este Gobierno, mentir para rectificar y rectificar para mentir. Cada uno de sus miembros lleva al cuello una medallita con la acuñación de Romanones: “Cuando digo jamás, quiero decir hasta esta misma tarde”.
Por cierto, Garamendi y la CEOE salieron a hacer coro con los sindicatos en el griterío contra las verdades de Escrivá. Pregunten a cualquier empresario mediano o pequeño lo que piensan del hombre y de la institución: “Otro sindicato”, es lo más suave que les dirán.
Próximos contactos col públicu pa firmes y presentaciones
El día 12, de 7 a 9 la tarde, na Selmana Negra, de Xixón. Firma.
Día 21, Colunga. Sala Loreto. Presentación. Siete y media la tarde.
Esos... consejos, en la Moncloa, señor Barbón
(Ayer, en La Nueva España)
ESOS… CONSEJOS, EN LA MONCLOA, SEÑOR BARBÓN
Se reúnen en Potes los presidentes de Cantabria, Galicia y Asturies, y ponen en común necesidades y reivindicaciones que afectan a las tres comunidades: el camino de Santiago, el despoblamiento rural, la postura común contra el lobo y Ribera-Sánchez… El buen entendimiento entre ellos en tantos temas, el respeto mutuo, es algo que provoca mi asentimiento y mi aplauso.
El entendimiento entre los presidentes autonómicos de toda España —salvo los de Cataluña, Euskadi y Navarra, que juegan aparte, y, según el momento, a la contra— es cosa común y habitual, y contrasta ese entendimiento y el tono de su relación con el desabrimiento de la política de Congreso y Senado y de los partidos políticos entre sí.
Pero quiero llamar la atención sobre un aspecto de la reunión, que Ramón Díaz subraya aquí, en un titular de LA NUEVA ESPAÑA: “(durante todo el encuentro) Barbón, Feijóo y Revilla no se apean de la mascarilla: “Hay que llevarla encima, el virus sigue trabajando”. El encuentro se producía el día 24 de junio, pocos días después de que, el viernes 16, el Presidente Sánchez hubiese subido al monte Sinaí y, por sí y ante sí, nos anunciara las nuevas tablas de la Ley: “Este será el último fin de semana con mascarillas en los espacios al aire libre”. Y el día 24, en un Consejo de Ministros extraordinario, volvía anunciar con trompetería la nueva nueva, el fin de las mascarillas en los espacios al aire libre; evangelio que subraya la ministra de Sanidad proclamando que había llegado la hora de “dejar paso a las sonrisas”.
¿Pero, en realidad, qué significaba esa normativa? Simplemente la eliminación de un disparate que, en la normativa vigente hasta entonces, se había colado a última hora en el Senado, sin que nadie, salvo un senador del PP, reparase en ello u objetase, el que estuviese uno en el Urriellu o en una calle desierta a las cinco de la mañana estaba obligado a llevar mascarilla. De esa forma, por ejemplo, si la Sibila y Eneas, bajando al Averno solos en la oscuridad de la noche y las tinieblas, según la magnífica hipálage del verso virgiliano (Ibant oscuri sola sub nocte per umbram), fuesen pillados sin mascarillas serían multados por el celoso municipal de turno.
De modo que no quedábamos libres de llevar la mascarilla en la calle, sino solo en la soledad de cualquier paraje. Ahora bien, la interpretación a que invitó irresponsablemente Sánchez es a la de que la calle queda libre. Miren ustedes lo que está pasando ahora con el crecimiento de los contagios y anoten lo que ocurre en algunos encuentros juveniles. A ver quién paga “les llozaníes de la danza de Santiago”.
Es cierto que un puñado de países ya ha empezado a caminar la senda del despojo de mascarillas al aire libre en algunas circunstancias (aunque alguno ha tenido que dar marcha atrás, al menos parcialmente), de modo que, aunque bastantes epidemiólogos se han mostrado en contra y también varios presidentes autonómicos, en principio, la medida no es disparatada, lo que ha sido disparatado ha sido su presentación, incitando al equívoco, al disparate, y ya lo verán, a las disputas y el malhumor ciudadanos.
Pero es que además, Sánchez, tan amigo del diálogo y la cogobernanza, aquí no ha contado con el Consejo Interterritorial de Salud, ni ha escuchado a los presidentes autonómicos renuentes, es más, ha eliminado toda posibilidad de que puedan actuar en función de las necesidades epidemiológicas de su comunidad.
De modo que a los señores Revilla, Feijóo y Barbón no les quedaba otra que predicar con el ejemplo y alertar con la palabra: “Hay que llevarla encima, el virus sigue trabajando”. Y nuestro Presidente ha reiterado estos días la misma recomendación: “Sentido común y prudencia”.
Está bien, don Adrián, pero esos… consejos, mejor en la Moncloa. Que buena falta hacen.
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