La ideología, la identidad y sus frutos

(LNE del 12/08/2022) L’APRECEDERU LA IDEOLOGÍA, LA IDENTIDAD Y SUS FRUTOS «Da igual donde nazcas; no es una desgracia solo nacer mujer árabe, es nacer mujer». Aunque no den crédito, la aseveración es cierta. La eructa en LA NUEVA ESPAÑA (01/08/2022), Nayat Ahmed Abdesalam, una mujer que se califica como «traductora y activista árabe» mientras hace propaganda de su libro. Les hago gracia a ustedes de lo demás que afirma la entrevistada, fíjense solo en eso: «Da igual donde nazcas; no es una desgracia solo nacer mujer árabe, es nacer mujer». Pues, en fin, ¿qué creen que dirán las mujeres de Irán, Afganistán, Arabia Saudí o muchas árabes aquí residentes? A mí solo se me ocurre aquello de Segismundo: «Pues el mayor delito del hombre es haber nacido» Tras ello, ¿para qué más? Las palabras de la dama no son otra cosa que “ideología”, es decir, uno de esos prejuicios que nos hacen percibir el mundo como creemos que debemos percibirlo; y, en la acción, tratar de forzar a los demás a que se ajusten en el lecho de Procusto de nuestro prejuicio. Pero no piensen que la ideología es únicamente un idola fori, una ceguera que impide la visión real del mundo, es también, para muchos, un negocio, un instrumento para vivir y triunfar, que llega a convertirse en seña de identidad personal. Existen también señas de identidad colectivas deformadas. ¿Recuerdan ustedes que muchos de los investigadores de la tradición literaria denominaron a España “la de los frutos tardíos”, puesto que ciertos géneros literarios se vivificaban aquí cuando se habían agostado en Europa? ¿Y a quién le cabe mejor ese epíteto que Asturies? Repasen: todo llega aquí o se produce con retraso y más tarde que en el resto: AVE, soterramiento de Llangréu, carretera de occidente, hospital de Cabueñes… Sigan sumando. “La de los frutos tardíos”. Esa es una profunda seña de nuestra identidad; en ese sentido, sí que somos España, y lo demás..., aprendices.

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