Xuan Xosé Sánchez Vicente: asturianista, profesor, político, escritor, poeta y ensayista. Articulista en la prensa asturiana, y tertuliano en los coloquios más democráticos. Biógrafo no autorizado de Abrilgüeyu
Pa barullu, esi otru
(Ayer, en La Nueva España)
PA BARULLU, ESI OTRU
Este agosto don Adrián ha tenido una extraordinaria actividad. Tras vestirse la capa en Lorient, ha corrido a Xixón, a realizar varias visitas institucionales y a soltar el pico metiéndose con el PP.
Pero también ha emitido dictamen sobre el conflicto en la agrupación socialista xixonesa, donde si, en principio, la alcaldesa, doña Ana, debería repetir como candidata, una parte de la agrupación pretende realizar primarias para sustituirla, por entender que doña Ana es tan poco querida que su candidatura produciría la retracción de muchos votantes.
El señor Barbón ha intervenido apoyando a doña Ana y oponiéndose a cualquier discusión sobre la materia, que ha calificado de “barullu”. “Cuando hay barullu”, ha sentenciado, “el votante castiga y se pierden votos”.
Uno de los muchos ciudadanos que están hacia los mismísimos de la alcaldesa me manifiesta su deseo de que triunfe en la pelea interna para que, así, sea castigada en las urnas.
Le cuento entonces la vieja historia de Dionisio, el tirano de Siracusa (500 años a. C.). Odiado por todo el mundo, se entera de que una vieja reza pública y diariamente por él, para que los dioses le concedan larga vida. Extrañado, la manda llamar y le pregunta que por qué. Le responde que, siendo joven, había un tirano muy malo. Ella rezó porque muriese y murió. Después vino otro peor y ocurrió lo mismo. “Tras él viniste tú, y yo, vista la experiencia, rezo porque vivas muchos años”. Mi interlocutor queda meditando la parábola.
En todo caso, don Adrián, ese de los socialistas xixoneses es un barullu mínimo, un barullín. Mire usted, el censo de xabalinos, que no para de aumentar, anda por los 48.000 ejemplares. Destruyen cosechas, levantan prados, y, junto con los lobos y los caprichos de los políticos, acaban con la voluntad y la paciencia de labradores y ganaderos. Ahí sí tiene un barullu curiosu.
Aplíquese usted a él.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario