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Parte de lo que pasó (sobre el voto y los votantes)

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Hoy en LNE. Transcribo, como siempre, los primeros párrafos:

Parte de lo que pasó

Algunas componentes poco señaladas del resultado de las elecciones municipales y autonómicas

13.06.2015 | 05:40
Parte de lo que pasó
Las recientes elecciones municipales y autonómicas han dejado algunas evidencias: el castigo al Gobierno, al PP y al PSOE. La abstención de una parte importante del votante del PP o la dispersión de sus sufragios hacia C's o Vox. La mayor participación de la izquierda y de la juventud. ¿Qué es lo que ha llevado a tal estado de cosas, que ha constituido, a la vez, un vuelco sobre lo habitual y la aparición de nuevos actores políticos? La corrupción y la crisis se han apuntado como los principales motivos. Tal vez merezca la pena indagar aquí sobre algunas componentes poco señaladas.
El afán de novedad, esa pulsión humana permanente que a veces se convierte en ola social, ha sido una causa importante del comportamiento de los votantes: ha castigado "lo viejo" y se ha volcado hacia "lo nuevo", o, si quieren, se ha cansado de lo antiguo y ha buscado un cambio en lo nuevo. Solo en parte ligado con el afán de novedad, afán intergeneracional, otro vector ha manifestado sus efectos en las urnas: el de la inevitable irrupción de nuevas cohortes de electores para los que su visión del mundo y su relación con la política es muy distinta a la de sus mayores (recomiendo, por cierto, al respecto de lo fatal y universal de estas rupturas, la lectura del "Viejos y jóvenes" de Unamuno). No solo para ellos son más atractivos los mensajes de los nuevos actores políticos o los medios de que se valen para transmitir aquellos, sino que lo es especialmente la casi total ausencia de compromiso que esas formaciones requieren: ni rígidos encuadramientos, ni cuotas, ni antigüedad en el partido para participar o ser candidato (al menos teóricamente, que después no siempre es esa la práctica); en una palabra: la misma volatilidad de responsabilidad, ataduras y compromiso que caracteriza una gran parte de la vida moderna y que constituye la atmósfera en que las nuevas generaciones se mueven habitualmente.