Delles verdaes sobre la universidá



José-Ginés Mora, profesor universitariu especializáu na xestión de la enseñanza superior realiza unes manifestaciones perinteresantes y contracorriente nel dixital d'ABC (El primer deber de la universidad es enseñar bien) del 16/12/12. Dos afirmaciones, ente otres, "que nun hai tantes universidaes n'España, como se diz", esto ye, que lo de qu'hai una universidá en cada esquina ye un tópicu, como lo ye l'acusación d'"aldeanismu" por ello; y, la segunda, la de que la función central de la universidá nun ye investigar, sinón enseñar.

Lléanlo, que merez la pena. Póngo-yos equí una parte la entrevista. Pal restu, pol que van estar interesaos en lleendo, pueden dirixise al enllace d'enriba.


El pasado lunes, los rectores de las universidades públicas españolas denunciaron que el recorte del 80% en investigación, que figura en los Presupuestos Generales del Estado para 2013, unido al ajuste del 18% en educación superior y a la congelación de las plantillas, llevarán a nuestro país a la «pérdida del tren del desarrollo tecnológico, hipotecando la investigación y los mayores avances en la frontera del conocimiento». Con motivo de esa protesta, ABC ha conversado con José-Ginés Mora, director del Centro de Estudios en Gestión de la Educación Superior de la Universidad Politécnica de Valencia, y profesor visitante en la Universidad de Londres.

--España tiene cuarenta y siete universidades públicas presenciales, dos a distancia y dos especiales. ¿Son demasiadas?

--No hay muchas universidades en España. En Estados Unidos hay cuatro mil. En Estados Unidos hay una universidad en cada pueblo. En Albania, con tres millones de habitantes, hay 46 universidades. En el Reino Unido, 150. Es verdad que el Reino Unido es más grande, tiene más habitantes. Pero casi cada país de nuestro entorno tiene más universidades por habitante que España. ¿Hay muchas universidades? No, comparativamente, no. En Indonesia hay tres mil. Entonces, ¿dónde está el problema, que lo hay? En Estados Unidos, por ejemplo, el sistema está diferenciado. Hay universidades que se especializan en investigación, unas doscientas, y de ellas unas pocas son excelentes, las que salen primeras en los ránkings. Pero la mayoría, hasta cuatro mil, son universidades muy sencillas, que se dedican a la enseñanza, que son baratas, que son de bajo coste. En España, lo del "café para todos" forma parte de nuestra esencia. Aquí, todas las universidades siguen el mismo modelo: tienen que tener todos los títulos, se han de dedicar a la investigación... Los profesores tienen que hacer investigación, aunque no sean capaces de ello, y cobran por eso, etc. Es decir, aquí tenemos un sistema donde todas las universidades siguen el modelo de las grandes universidades estadounidenses, y eso es imposible.

--¿Y de ahí la situación financiera tan precaria y que resulten tan gravosas?

--Tampoco son tan gravosas. No es un sistema gravoso. España gasta en educación superior más o menos lo que la media europea. La palabra es ineficiencia. Con el mismo dinero se podrían haber hecho cosas mucho mejores. Por ejemplo, crear universidades muy centradas en la investigación, universidades caras, pero a la vez tendría que haber universidades centradas en la enseñanza, en la formación, universidades más parecidas a un centro de formación, formación profesional si quiere, que a Harvard. Tendríamos que haber diversificado el sistema, como Estados Unidos, como Inglaterra. Harvard, Cambridge o la Universidad de Londres son universidades caras, y unas cuantas más, que gastan mucho. Pero hay universidades muy baratas, que cuestan muy poco. Y que hacen una buena enseñanza.

--Pero aun así hay casos que se explican difícilmente. Elche y Alicante, por ejemplo, dos universidades públicas a 20 kilómetros. Parece un poco pintoresco.

--Más que pintoresco. Fue tremendo. El entonces rector de la Universidad de Alicante, que era un miembro del PSOE, Andrés Pedreño, era enemigo mortal de Zaplana (PP). Los dos son del mismo pueblo, de Cartagena. Se peleaban. Se odiaban. Y Zaplana creó una universidad en Elche. En este país se hacen cosas de risa.

--Está también la Universidad Pública de Navarra, al parecer erigida para fastidiar a la Universidad de Navarra, del Opus Dei.

--Exacto. Eso fueron los otros. Pero aun así, tenga en cuenta una cosa, algo que la gente olvida. Alicante tiene millón y medio de habitantes, y el que haya dos universidades tampoco es una exageración. Pero bueno, se han hecho universidades en todas partes por motivos en general políticos, pero además no es que se haya dicho: "Vamos a poner un centro para que la gente tenga acceso a la universidad". No. Se ha dicho: "Vamos a hacer una universidad que va a ser como la Autónoma de Madrid, la Autónoma de Barcelona o, digamos, las más conocidas. Van a tener todos los recursos, todos los departamentos, y van a tener todas las carreras". Eso ha sido el error. No hacer centros para que la gente tenga acceso a las carreras más populares, más fáciles, en el sentido de más fáciles de acceso. No. Han puesto Físicas. Han puesto Matemáticas, han puesto... Biología Molecular. La gestión ha sido mala.

--¿Qué piensa del comunicado de los rectores?

--A mí me parece una perogrullada. "Hay que mirar la educación como una inversión y no como un gasto". Por supuesto que sí. Cuando leí eso me dije: "Estos muchachos parece que están descubriendo las Américas". El fondo de la cuestión es que aquí parece que estamos esperando a que se recupere el sector inmobiliario. Y si no cambiamos el modelo económico de este país, este país se va al carajo, definitivamente. Y eso solo se puede hacer si nuestra industria y nuestros servicios tienen muchísima más innovación. Si nos ponemos como en Finlandia.

--Tengo la impresión de que la universidad está anquilosada, con una proporción importante de personal pendiente casi en exclusiva de no perder privilegios, pero no de ofrecer un verdadero servicio a la sociedad. ¿Me equivoco?

--Eso es una realidad, no es una impresión. La mayoría de los profesores, más del cincuenta por cien, son gente muy trabajadora y muy decente. Pero los profesores, por muy interesados que estén en hacerlo bien, saben que para promocionarse, por los sistemas de promoción que tenemos, se han de dedicar a escribir artículos. Dar bien clase o no darla, eso no cuenta. Y esto es culpa del sistema. Y claro, la desatención, la falta de atención del profesorado al alumnado es una cosa sistemática, y no es culpa del profesorado. Si tú te dedicas a dar bien tu clase, no subes nunca de categoría. Te quedas de profesor ayudante toda tu vida. Porque para promocionarte necesitas publicaciones, por lo que decía, porque aquí todo el mundo cree que hay que tener una universidad como Harvard. Nadie piensa en que el primer deber de la universidad es enseñar bien. Eso, incluso está casi mal visto.

--¿Están controlados los gastos en la universidad? ¿Funciona bien la contabilidad?

--Nunca he detectado un caso de corrupción más allá de que uno haga un viaje y se ponga un taxi que no ha usado. Sí. Esto está bastante controlado.

--¿Y se implican las universidades para conseguir medios por sí mismas?

--Sí, se hace en la universidad española. Por ejemplo, la Politécnica de Valencia está consiguiendo casi cien millones de euros anuales en contratos, aparte de lo que recibe del Estado. Claro, son las politécnicas. La Politécnica de Barcelona, también. La de Madrid, aparentemente menos pero es porque usa fundaciones. Pero sí, sí. Las más punteras, con más tecnología. Casi todas las comunidades autónomas han establecido sistemas de financiación por resultados. Las universidades valencianas lo pusieron en marcha en el 93. Un sistema de financiación por incentivos.
José-Ginés Mora. Semeya d'ABC

--Pero siguen sin contabilidad analítica. No sabemos lo que cuesta «producir» un médico, un abogado, un ingeniero aeronáutico...

--Sí, es verdad. Bueno, yo conozco el caso de dos universidades que tienen contabilidad analítica, pero no la publican, porque si lo hacen sabríamos que hay carreras carísimas y carreras baratísimas. Eso provocaría internamente que los que están en las carreras baratas dijeran: "¿Por qué no repartimos a todos igual?". Si un médico cuesta mil, y un periodista diez, los de la facultad de periodismo protestarían. Es una diferencia que en algunos casos sería de 20 a 1. Los rectores son elegidos por los profesores y entienden su cometido como mantener la paz entre sus huestes. O sea, de introducir mejoras que produzcan malestar, nada.

--¿Hay que tocar el modelo funcionarial?

--Por supuesto. Si me permite una disquisición histórica. La idea del profesor funcionario se inventa en el siglo XIX con una buena intención: garantizar la independencia ideológica. Si eres funcionario puedes decir lo que quieras, libremente. Pero en el siglo XXI, hay suficientes herramientas para permitir la libertad académica, libertad de pensamiento, lo que aquí se llamaba libertad de cátedra, para que no te expulsen por tus ideas. Eso está garantizado, por ejemplo, en las universidades privadas. Por lo tanto, no tiene sentido mantener este estatus hoy. Las universidades inglesas no tienen funcionarios. Son universidades públicas, pero nadie es funcionario. No hay oposiciones. Los profesores son contratados por los propios departamentos. No hay pruebas de acreditación. No hay nada. ¿Por qué? Porque los departamentos están interesados en buscar a los mejores, los propios departamentos se pelean por conseguir a los mejores profesores. Cuanto mejor es el departamento, más recursos tiene, porque hay una agencia de financiación que financia en función de los logros. El funcionariado es algo del siglo XIX. Que fue noble en su momento, pero...

--¿Qué piensa de la excesiva especialización del alumnado?

--Es verdad, y en eso no hay discrepancia con el mercado laboral, que las personas que mejor se adaptan al mercado laboral no son las especialistas, sino las que, teniendo un buen nivel de formación técnica, tienen una serie de competencias transversales, de competencias humanas, de competencias sociales. Lo que un empleador busca no es un tipo que sea un gran experto en una ingeniería determinada, sino un tipo que tenga capacidad de trabajo, de adaptarse, de comunicarse, de moverse. La formación digamos humanística, y la formación técnica, en el mundo actual, no solo no están reñidas, sino que son perfectamente compatibles. Un empresario no quiere solo un técnico. Valora incluso más las competencias generales. A eso en la universidad hay que prestarle muchísima atención. Creo, sí, que es uno de los defectos de la universidad, que está excesivamente centrada en la formación técnica.

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