Más expectativas positivas

Desde hace un año exactamente vengo sosteniendo aquí que la recuperación iba a ser más rápida de lo esperado (ya seguramente en el 2013) y que se iba a crear empleo con un crecimiento del PIB menor de lo habitual (lo habitual estaba por encima del 2%). Por esa razón, me afano en dar noticias positivas o anuncios de que las cosas van o van a ir bien, aunque no de todas, sino ocasionalmente. En todo caso, vengo intentando poner una nota de optimismo frente al discurso dominante, no solo pesimista, sino catastrofista y, en muchos casos, regodeándose en el desastre.

Estos últimos días, frente a los datos estimulantes del empleo registrado, las previsiones del Banco de España, del BBVA y de varias consultoras, han aparecido los datos pesimistas del FMI, diciendo que tampoco se va a crecer en el 2014 (¡por los ajustes fiscales, fundamentalmente, que ellos exigen!). Naturalmente, la mayoría de los opinadores y políticos se han agarrado a estos datos, unos porque les interesa que todo vaya mal, otros por pesimismo cultural congénito (los del "problema de España", desde Larra), otros porque el pesimista siempre tiene más crédito que el optimista, aquellos, por no parecer tontos, los últimos, en fin, por temor al qué dirán.

Yo, en fin, sigo sosteniendo lo mismo y entiendo, en todo caso, que es mejor equivocarse por ser optimista y animar a la gente (que me lo agradecen por la calle, créanme, aunque no estén muy seguros de que tengo razón), que no hacer otra cosa que "cafiar" y "fadiar" todo el día, aunque esto último tenga más éxito social. Por eso les transcribo aquí este artículo de Ignacio de la Torre, en El Confidencial.com de ayer, día 11, que pueden ver íntegro en su lugar (Por qué el FMI se equivoca sobre españa):


Tras la revisión a la baja de los pronósticos del Fondo Monetario Internacional (FMI) emitida esta semana, en la que se afirma que la economía española no crecerá en 2014, contra el criterio de la mayoría de casas de análisis, creo que hay razones para fundamentar que en el fondo se equivoca.
Primero: los indicadores avanzados económicos (los PMI manufactureros) que marcan una expansión de la economía a niveles superiores a 50 puntos y contracción a niveles inferiores se situaban en el caso de España en 44 puntos cuando el fondo emitió su anterior previsión. Desde entonces, España ha subido a 50, sobrepasando incluso la media de la zona euro en 49. A pesar de ello, el fondo ha bajado la estimación. Como he afirmado muchas veces, la mejor predicción económica no es la emitida por un economista afamado ni por un humilde economista articulista, sino la predicción emitida por miles de directivos de compras, precisamente la que señalan los PMI. Estos indican, por lo tanto, que el momentum de la economía española a futuro empieza a apuntar incluso algo mejor que el de la zona euro.
Segundo: a pesar de la extrema debilidad de la demanda interna, el cuarto trimestre de 2012 y en menor medida en el primero de 2013, hay señales evidentes de que dicha debilidad se está atenuando en el segundo trimestre. Así, la caída de consumo eléctrico, de tráfico de autopistas o de ventas minoristas está experimentando una clara moderación durante el segundo trimestre. 
Tercero: la revolución exportadora que está viviendo España, de la que hemos escrito ampliamente, prosigue imparable. A pesar de la atonía de la economía mundial, nuestras exportaciones crecen por encima del 8%. En otras palabras: España está ganando cuota de mercado mundial en exportaciones. Los fundamentales de nuestra economía en el terreno competitivo son sólidos: una relación de coste laboral unitario (coste laboral comparado con productividad por hora trabajada) de las más atractivas del mundo. La mejora gradual de los indicadores avanzados de la zona euro experimentada también durante el segundo trimestre apunta a que nuestros principales clientes comprarán más bienes españoles según la zona euro abandone la recesión el tercer trimestre.
Cuarto: las exportaciones de servicios, el otro pilar de nuestra recuperación, sigue imparable con otro año récord del turismo extranjero, que debe alcanzar ya casi un 7% del PIB, y de las exportaciones de servicios no turísticos, como la pujanza de nuestras compañías de ingeniería, factor clave si se tiene en cuenta la baja elasticidad de las exportaciones de servicios no turísticos. Este elemento y el anterior explican que España haya conseguido la heroicidad de dar la vuelta a su déficit de cuenta corriente, que ha pasado desde un 10% de PIB (unos 100.000 millones de euros) a un superávit esperado de un 2% este año (20.000 millones). Es decir, que el país ha pasado de vivir masivamente del ahorro extranjero a exportar capital al resto del mundo en tan sólo seis años, un ajuste de epopeya y que nadie fue capaz de pronosticar.
Quinto: a pesar de la común creencia de que la economía española no es capaz de crear empleo si no crece a niveles superiores al 2%, lo cierto es que las profundas reformas regulatorias en el ámbito laboral han cambiado posiblemente esta frontera (la consabida Ley de Okun).  Los muy positivos datos de empleo de los últimos dos meses apuntalan esta tesis, y pueden explicar parcialmente la relativa mejoría de la demanda interna del segundo trimestre.
Sexto: el flujo inversor hacia España ha experimentado un giro gigantesco desde el pasado otoño. De ser un país 'apestado' por los inversores, que llegaron a considerar a Egipto como un país más seguro que España, a canalizar fortísimos flujos de inversión de cartera y de inversión directa extranjera hacia nuestro país. Dicha inversión, factor clave en la mejoría de los mercados de financiación, es la antesala de la recuperación económica.
España afronta aún enormes riesgos, en especial la contracción crediticia provocada por las barbaridades cometidas por los bancos los años mal llamados 'buenos', la necesidad de crear empleo duradero y no temporal y la reforma definitiva de la Administración Pública que permita atajar el déficit estructural. El primer problema se puede afrontar mediante la reapertura del mercado de cédulas, solución en la que ya se está trabajando en Bruselas. Por otro lado, el tremendo ajuste llevado a cabo por el sector financiero de limpieza de balance, recapitalizaciones masivas y equilibrios entre depósitos y préstamos sentará las bases para una recuperación del crédito en segundo semestre de 2014. El segundo problema creo que se afrontará a medida que el sector industrial, vía exportaciones, acabe generando más empleo de calidad que la destrucción de empleo producida en el sector constructor (en sus últimos coletazos) y en el sector público.
Con todo, en este artículo intento mostrar evidencia de por qué creo que el FMI se equivoca. Esta evolución de factores explica la moderación en la caída del PIB, desde el -0,8% de caída intertrimestral del cuarto trimestre, al -0,5% el primer trimestre, a un -0,2% en que posiblemente acabe el segundo. Mi apuesta es que el PIB entrará en terreno positivo ya en el cuarto trimestre. En 2014 España puede crecer casi a un 1%.
Para entonces la recesión habrá quedado atrás.

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