Trescribo equí esti reportaxe de La Nueva España sobre Talleres Zitrón, n'entrevista col so xerente, Antonio Fernández-Escandón.
Amiren pa lo que diz sobre la falta de interés de la Universidá asturiana pola empresa asturiana, una muestra más del dalu interés que les instituciones y partíos políticos asturianos tienen por Asturies, lo que podríemosa denomas "LA EXTRATERRITORIALIDÁ" d'Universidá, instituciones y partíos políticos: viven n'Asturies, viven d'Asturies, pero nun viven p'Asturies nin pa los asturianos.
Y eso que pasa coles instituciones pasa tamién coles cabeces de les persones que tán y ocupen eses instituciones: nun ye que sean cabeces vacies nin cabeces nefelibátiques, allugaes na Babia de los intereses madrileños y de los suyos personales. Instituciones y cabeces que solo saben mirar dende'l Payares o El Güerna p'abaxu.
Zitrón, 50 años de historia y creciendo
La firma gijonesa esquiva la crisis con las exportaciones a los países emergentes y pide más colaboración entre las empresas y con la Universidad
21.07.2013 | 03:20
Gijón, José Luis SALINAS
A mediados de la década de los noventa, Antonio Fernández-Escandón,
gerente de la compañía Zitrón (que acaba de cumplir cincuenta años y que
se dedica a la fabricación de sistemas de ventilación para túneles),
aprendió una lección magistral que asegura que ha marcado su trayectoria
empresarial y que ha aplicado a rajatabla: «Para no cobrar vale más no
vender». Fue después de que quebrara la Minero Siderúrgica de Ponferrada
(MSP), uno de sus principales clientes y que dejó la compañía temblando
económicamente. «Fue el palo más fuerte que recibimos nunca», señala el
directivo. Ésta fue, además, una de las claves para que la compañía
decidiera dejar de lado el sector del carbón, diversificar su negocio
hacia otros ámbitos, especialmente al calor del fuerte crecimiento de
las licitaciones de obra pública durante aquellos años, con lo que
encontró en la ventilación de túneles un importante nicho de mercado que
sigue explotando con éxito.
La compañía, fundada por Aurelio
Fernández-Escandón y Joaquín Cortina Ordiales en 1963, que nació por y
para la minería, ha sabido reciclarse, salir al exterior, y ahora,
cuando la crisis golpea con fuerza la estructura económica del país, la
gijonesa ha conseguido dar esquinazo a la caída de la actividad española
y tomar aire gracias al negocio internacional (el 95% de su facturación
proviene del extranjero).
Fernández-Escandón, que dirige la
empresa desde 1991, repasa los cincuenta años de la compañía y da su
opinión sobre la marcha de la economía y el futuro de la región.
l
Reconversión. En el año 1963, cuando nació Zitrón, la minería era un
sector pujante en la economía asturiana y española, y la empresa tenía
abundante trabajo para las empresas del sector. Pero en la década de los
noventa la situación cambió de forma radical, el negocio de la
extracción de carbón cayó en barrena y Zitrón decidió buscar nuevos
nichos de mercado más allá del negro mineral. Sus productos encontraron
rápido acomodo en la obra pública, floreciente durante esos años, pero
ahora de capa caída. Fue un giro completo a sus negocios y para el que
hubo que dar nueva formación a su personal, reciclarlo hacia un nuevo
modelo de negocio, el de la ventilación, que aún tenían por dominar.
Ahora presumen de haber participado en obras como las de los túneles de
la M30 de Madrid, los del Guadarrama, también en la capital española, y
los de la circunvalación de París.
l Exportación.
Fernández-Escandón tenía claro que una de las principales vías para
compensar la caída del negocio del carbón era optar por la vía de la
exportación, algo que ahora, apretadas por la crisis, están emulando
muchas compañías. «Salir ahora hubiera sido un caos», reconoce el
gerente de la empresa. Ya asentada, la compañía hace negocios en decenas
de países, sus productos han llegado hasta el otro lado del globo,
Australia, donde, incluso, han construido una fábrica. El secreto para
que te vaya bien fuera es que «tienes que ser un poco líder en tu
territorio», asegura el directivo.
l Emergentes. Uno de sus
principales nichos de mercado son los países emergentes que, según la
experiencia de Fernández-Escandón, son «los que mejor pagan». «No quiero
dar nombres, pero en países de los considerados emergentes cobramos al
día; sin embargo, por las obras de un importante metro acumulamos
fuertes retrasos», señaló. Eso sí, a juicio del gerente de Zitrón, la
crisis ya está empezando a tocar estas zonas del planeta. «Su problema
principal es que Europa ha dejado de consumir, la demanda en España,
Italia y Francia está absolutamente parada, y en estos países suele ser
donde se fabrican algunos componentes para los grandes consumidores»,
señala.
l Minería. Pese al declive del sector, la minería
sigue teniendo un importante peso en la cartera de clientes de la
compañía gijonesa. De hecho, en los últimos años la empresa asegura
haber salido beneficiada de la fiebre del oro que se dio en muchos de
los países emergentes. El precio de este metal comenzó a subir a mitad
de la crisis a unos niveles espectaculares, y en muchos de estos
territorios proliferó la creación de estas explotaciones. «Hubo un
"boom" terrible, la gente no sabía dónde invertir su dinero por la
inestabilidad económica», destaca. México fue, por ejemplo, uno de los
países donde se construyeron más minas de oro, en cuyas instalaciones
Zitrón aprovechó para instalar sus sistemas de ventilación.
l
Obra pública. Otro de sus principales clientes, las licitaciones, están
pasando por un momento flojo. Los planes de austeridad de los gobiernos
mundiales han propiciado una fuerte caída en estas partidas, lo que ha
dejado temblando muchas ingenierías y, por extensión, a toda la empresa
auxiliar como Zitrón. «Europa está, prácticamente, manteniendo lo que
tiene en obra pública, o invirtiendo muy poco. Creo que todo eso tendrá
que recuperarse», augura el empresario gijonés.
l Asturias.
Antonio Fernández-Escandón asegura que la región «tiene muchos
problemas». Uno de los principales que detecta es el de la
descapitalización de personal. «No hay un relevo generacional, la gente
joven se está marchando de la región», afirma. Y apunta que un punto
flaco de la estructura económica regional es la poca relación que existe
entre la investigación que se realiza en la Universidad y el mundo
empresarial. «No hay contacto entre ambos, parece que estamos en mundo
diferentes», señala. «La Universidad, al menos por mi experiencia, no
tiene un conocimiento real de lo que hacemos las empresas en Asturias;
que no digo yo que a lo mejor sepan mucho de cómo enviar cohetes a la
Luna, pero de lo que se hace en la región, poquito». A su entender es
necesario un cambio en esa actitud y que los investigadores
universitarios asturianos comiencen a generar patentes que puedan
beneficiar a las empresas del Principado.
l Cooperación
empresarial. Otro de los puntos débiles de la economía regional, según
el empresario, es la falta de colaboración entre las empresas. «El
problema es que en una región las compañías tienen que ser
complementarias, no competidoras. En Asturias todos hacemos lo mismo»,
apunta, «la forma de cambiar la región sería crear centros donde
desarrollar productos finales en el que los empresarios fuéramos socios y
tuviéramos un objetivo común». En este sentido, el Principado debería
poner sus miras sobre el modelo de colaboración del País Vasco. «Allí
tienen una gran empresa, el grupo Mondragón, y alrededor un enorme
conglomerado de pequeñas compañías que se complementan bien».
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