Güei, en LNE: La sinrazón de Estado y un moteru mocín (sobre los horros)

(Trescribo, como davezu, los primeros párrafos.Y, por ciertu, invito a ver, tamién en LNE, l'impresionante artículu de Tadeusz Malinowsky "Dios".)

La sinrazón de Estado y un moteru mocín

A propósito de los esfuerzos de un candasín por salvar los hórreos asturianos, en acelerado proceso de degradación


La sinrazón de Estado y un moteru mocín
En el mes de diciembre pasado LA NUEVA ESPAÑA publicaba un reportaje donde daba a conocer los esfuerzos de un candasín moteru, don Víctor Manuel Álvarez, por salvar los hórreos asturianos, en acelerado proceso de degradación y ruina, modificando la normativa sobre ellos, normativa que colabora de forma decisiva en su ruina y desaparición.
La benemérita iniciativa de don Víctor y sus argumentos son tan necesarios como acordes con la realidad y por ello lo felicitamos. Ahora bien, vengo en la obligación de señalar que esa misma preocupación ya la venimos manifestando algunos de nosotros desde hace años. En concreto, en 1999 iniciamos el trámite de una Ley que modificase la legislación sobre los horros, paneras y cabazos, Ley que no llegó a debatirse por la oposición del Gobierno de Sergio Marqués a su tramitación. En ella se proponían básicamente dos cosas: que los hórreos de antigüedad inferior a cien años no estuviesen sometidos a tutela ni limitación legal alguna -salvo los que tuviesen alguna cualidad especial- y que el Gobierno venía obligado a proveer todos los años una cantidad suficiente para el mantenimiento de aquellos que estuviesen catalogados (todos los de más de cien años, al menos).
Pero antes de seguir conviene hacer una reflexión sobre las declaraciones de bienes protegidos para los edificios en general o para los horros en particular. Cuando lo hace, el Estado realiza una expropiación de facto sobre el bien, puesto que se priva a su propietario de la libre disposición sobre él, de su venta, derribo o traslado. Pero esa expropiación no pagada culmina su despropósito cuando se obliga al propietario a conservar en buen estado su ya no-propiedad, es decir, "si no quieres taza, taza y media".
Ese despropósito general -ese asalto gratuito a la propiedad, con cargas añadidas a ella- se agrava en el caso de los horros por la evolución del agro asturiano.
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