De Canga a Cangues

(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU DE CANGA A CANGUES Trataré de asuntos culturales, relativos a nuestra historia, digamos fundacional, pero no puedo evitar comenzar por un reciente episodio cómico, el que representó el cuadro escénico de la ministra Maroto, el pretendiente Canga, el presidente Barbón y el eurodiputado Jonás. El pretendiente anunció que la UE concedería una ayuda de 460 millones a Arcelor-Mittal. Lo hizo unas pocas horas antes de que la ministra, el eurodiputado y el presidente se enterasen de la efectividad de la ayuda. Primero lo acusaron de fabular, luego de utilizar «información privilegiada» e, incluso, de poner en riesgo la inversión. Posteriormente, ministra y eurodiputado, irritados, anunciaron con propiciar «una comisión de investigación». Todo ello no es más que un juego de niños de los habituales en política, que pocos frutos dará en términos de votos. Si acaso hinchará las ínfulas de los que trabajan con Canga e irritará temporalmente a algunos socialistas. Lo demás, el ruido habitual que quienes figuran en política están obligados a mantener a todas horas. Pero yo quería hablar no de Canga, apellido que vendrá de alguna de las localidades de ese nombre, sino de su plural, Cangues, donde se ubicó el primer núcleo de poder asturiano, el inicio de nuestro Reino y de la Reconquista. Y es que aparecen continuamente noticias arqueológicas que van poniendo figuras en el cuadro de lo que seguramente fue nuestro territorio hasta el momento político fundacional, de 722 (o 718), con Pelayo, Covadonga y Cangues: un espacio poblado por nativos y señores autóctonos, con riquezas y con una tradición constructiva y artesanal potente, que se había ido forjando en los siglos anteriores. Solo así se explica la formación del Reino y su expansión tan rápida, y la creación del arte asturiano, en forma de iglesias o palacios, así como la orfebrería. Las recientes informaciones sobre Gauzón o La Estaca que habrán visto en este periódico son parte de esa pintura.

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