Mostrando entradas con la etiqueta Teodoro Cuesta. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Teodoro Cuesta. Mostrar todas las entradas

Güei, en La Nueva España: "Teodoro Cuesta, leído hoy"

0 comentarios

Teodoro Cuesta, leído hoy

Las virtudes literarias de un personaje más bien desconocido

21.07.2017 | 04:14
Teodoro Cuesta, leído hoy
Quizás salvo para los vecinos de Mieres, donde nació en 1829, para la mayoría de los asturianos Teodoro Cuesta sea un personaje desconocido, de cuyo nombre acaso tengan noticia los de más edad y ninguna los jóvenes. A quienes les suena es posible que liguen a él su "Andalucía y Asturies", una polémica amable y humorística con un andaluz, Diego Terrero; más improbable, que la hayan leído. Cuesta tiene, sin embargo, virtudes literarias para los lectores de hoy, algunas de las cuales vamos a anotar a continuación.
Es creativo e imaginativo y apoya sus símiles en la realidad ambiental. Así, esta contestación a Diego Terrero, que hizo proverbiales los dos primeros versos:
"Pensatible?, plasmáu?, silenciosu?, / como'l pitu a la vista de raposu / cuando menos barrunta, quietu, atentu, / non perdí una migaya del to cuentu".
O esta descripción del protagonista de "La Danza", un romance que sigue la línea de La Cuelma / La paliza de Caveda:
"Ye nel mirar más llambión / qu'una gata balboniega, / y n'escurrir picardíes, / atrás al raposu dexa".
Su verso fluye ligero, adecuándose perfectamente lo dicho con la métrica. Y especialmente lo hacen sus enumeraciones:
"¡Que les neñes son guapes! ¡Cosa nueva! / Onde quiera que nacen fíes d'Eva, / hailes blanques y prietes, piquiñines, / espigaes, gorduques y flaquines". ("Andalucía y Asturies").
O esta anafórica del protagonista de "La Danza", Perico, con sus dos últimos versos metairónicos:
"Con chalecu de cien picos, / faxa colorada y nueva, / los calzones de pedrosu / y terciada la montera [?] Nun hai fusu más derechu, / nin boca más pedigüeña, / nin centura más lliviana, / nin cara más gayaspera, / nin güeyos más faladores, / nin voz más regusta y fresca?, / en fin, ye tal que barrunto / qu'otru Perico non hebia".
Esa imaginación creativa relumbra especialmente en la invención de adínatos o imposibles, que vemos aquí, en "La mio querencia", correr al par de sus restantes virtudes de escritor:
"Xugarán los merucos al cascayu / y a les chapes los grillos y furones; / verás en la guitarra cómo un glayu / a un gochu teverganu da lliciones; / tamién podrás mirar cómo un carbayu / dos arañes lu sierren en tablones; / too cuanto te cunto ye factible, / mas suañar que t'olvide? ¡quiá! ¡imposible!".
[..........................................................................................................................................]

Güei en La Nueva España: Un milagrín

0 comentarios
(Trescribo, como davezu, los primeros párrafos).


Un milagrín

La escritura de Ángeles López Cuesta, natural de Cangues y desconocida entre los asturianos

21.01.2016 | 04:00
Un milagrín
Ángeles López Cuesta es persona completamente desconocida entre los asturianos. Veamos algunos datos de su vida. Nacida en Cangues en 1892, casa en 1914 con Ramón Morán, con quien tiene dos hijos. Viuda en 1918 (la gripe), casa de nuevo en 1922. Tres hijos nacen de ellos. Su posición política hace que tengan que exilarse durante la guerra. Tras pasar por Francia, permanece en México -donde muere su segundo marido en 1943- hasta 1946, en que vuelve a España. Aquí permanece unos veinte años. Después vive con alguno de sus hijos en Portugal, Bélgica, Estados Unidos y, otra vez, México, donde muere en 1989.
Para completar el contexto de lo que vamos a decir, hay que subrayar que toda su familia es de clase media alta y culta: ingenieros su padre y su primer esposo; médico, alcalde y diputado republicano, su segundo marido; gente de carrera sus yernos y nueras. Tal vez, además, les suene a ustedes el segundo apellido de Ángeles. Efectivamente, es nieta del poeta de La Pasera, Teodoro Cuesta.
Pues bien, Ángeles escribe poemas en asturiano, hasta donde conocemos, desde 1937 (con motivo de un asesinato en la guerra civil) hasta 1978 (conmovida por el robo y la destrucción en la Cámara Santa), algunos de ellos en la distancia, en el exilio en México, concretamente.
En estos últimos nos da preciosas noticias de la vida del exilio ("Y en Méxicu toi, querida, / por ciertu ciodá mui maxa / y noble pos que recoxe / a la xente disgraciada") y nos da noticia de otros asturianos que andan por allí, como Belarmino Tomás o el general Miaja, de quien nos cuenta que sus versos "que yo sé que non valen nada / son pa él como chochinos / y leéndolos diz 'mialma, / yo ensin esta melecina / morría lloñe d'España'".
[........................................................................................................................................................]

Otra vez: Andalucía y Asturies

0 comentarios
Non ente Diego Terreros y Teodoro Cuesta, sinón per Mariano Rajoy y Carlos Herrera:

Veo'l títulu d'un artículu de Carlos Herrera n'ABC, "La mascá", que trata del puñetazu que-y dieren al Presidente'l Gobiernu. 
Lleo, pero nun acabo de saber qué significa'l títulu, o meyor, desconozo dafechu la palabra. 
Y, d'esmenu, daqué desurde nel mio cerebru: "a ver si esi mascá ye'l nuestru mazcada, 'tortazu'". 
Y voi al diccionariu la RAE y atopo:


2. f. vulg. And. Golpe a puño cerrado y de abajo arriba en la mandíbula.
3. f. vulg. And. Puñetazo en la boca.

(Lo de "vulg.", nun fai falta señalalo, significa "vulgar").



CARLOS HERRERA

La mascá


Mira per ónde: Andalucía y Asturies, otra vegada conectaes.

El carbayu lliterariu. Invitando a lleer a Teodoro Cuesta

0 comentarios
Por diversas razones ando esta temporada releyendo nuestros clásicos. Y, como siempre, vuelvo a disfrutar con Teodoro Cuesta y me admiran muchos aspectos de su escritura. Aunque su imagen es predominantemente la de poeta festivo y más o menos ruralizante, lo cierto es que, al igual que muchos de los escritores del XIX y del primer tercio del XX, Teodoro fue poeta cívico (algunos de sus textos se centran en la guerra de Cuba y sus protagonistas, otros en la política internacional española), poeta ocasional (con composiciones dedicadas a Ramón de Campoamor, a Xovellanos, a Caveda y Nava, a Octavio Bellmunt, a Ventura Ruiz Aguilera, a la Princesa de Asturias…) y poeta que cantó los adelantos de la época («La inauguración del ferrocarril de Avilés»). Parte muy notable de su obra la ocupa la poesía mariana y religiosa, en que destaca de forma sobresaliente El protomártir asturiano Fray Melchor García Sampedro. En toda esta poesía de alto coturno los aciertos conviven con el prosaísmo o con la falta de viveza y es posible que, para el conjunto de ella, Teodoro, como la mayoría de los escritores posteriores, no haya conseguido encontrar ni un estilo ni un registro adecuados.

Por otro lado, no se puede negar que una parte importante de su visión del mundo, algunos valores con los que se entusiasma, particularmente, nos quedan hoy bastante lejos. Pero es también cierto que ocurre lo mismo con la mayoría de los clásicos de la literatura castellana (piénsese sólo en Quevedo) y ello no es óbice para que disfrutemos de su escritura.

Pero donde destaca muy especialmente Teodoro Cuesta es en la poesía de «estilo humilde», donde combina capacidad de observación, gracia en el decir, atención a lo inmediato, fluidez en el verso, lengua jugosa e ingenio, cualidad esta última, la del ingenio, la de la inventiva, la del hallazgo expresivo, que no se suele subrayar y que define una de las más destacadas características técnicas y ficcionales de muchos de nuestros autores —y es, paralelamente, un rasgo que requieren los lectores—. He aquí, como ejemplo, de qué modo encarece la cerrazón de garganta que le provocan unas terribles anginas: «(estoy) como llargatu na cueva, / con el pasapán tomáu / como`l Puertu cuando nieva».

Para solaz de nuestros lectores e incitación a una lectura morosa de algunos textos de Cuesta, les traigo dos muestras de una cierta extensión. En la primera, que pertenece a «El dispertar de Xuanón», pueden ustedes observar su viveza descriptiva y la gracia con que remeda ese tan popular enguedeyu meandrescu al contar que consiste en ir derivando permanentemente un dato de otro, fórmula narrativa que, por cierto, tanto enfadaba a don Quijote al oírla en Sancho:

Fai un sol qu`aplana al mundu; / y a la sombra d`un carbayu / con más fueyes que mudancies / tien una muyer al añu, / ronca Xuan el Topineru, / sobrín de Pepón de Pachu,/ primu de Eras, el Cebollu, / y de Xiromón, el Trasgu; / hermanu d'Antón, el Gochu,/ qu`ansina fo bautizáu / desqu`un día por apueste / i vieron rucar un sapu; / pariente de Rifaela,/ la fía de Cosme`l Nanu / y de Ritona la Coxa / que se morrió d`un mal partu / sin echar tres creaturos / que calabres i alcontraron / en la barriga del vientre / dimpués que`l güeyu i ciarraron. / Pos, como diba diciendo, / está Xuanón panza abaxo / metiendo peles narices, / al surniar, tierra y yerbatos, / xiblando como les víbores / al allendar fatigáu […]

La segunda, «La mio querencia», es una magnífica composición en octavas reales que está toda ella construida sobre adínatos o imposibles, una figura retórica por la cual el de La Pasera tiene cierta predilección:

Cuando esnalen les vaques, y xuncíos
acarreten carbón los picatuelos,
cuando llueva pemiles, y con fíos
llegues a ver les mules, y los xelos
faigan cocer los potes, y nos ríos
se piesquen alefantes con anzuelos,
quiciaes al mírame tos güeyinos
non me faigan nel alma revolguinos.

Xugarán los merucos al cascayu
y a les chaples los grillos y furones;
verás en la guitarra cómo un glayu
a un gochu teverganu da lliciones;
tamién podrás mirar cómo un carbayu
dos arañes lu sierren en tablones;
todo cuanto te cunto ye fatible,
mas suañar que t'olvide... ¡quiá! imposible!

L'Estoxu: TEODORO CUESTA

0 comentarios
Cuando morrió Teodoro Cuesta, munchos periódicos recoyeron la necrolóxica. Angel Pulido dende Madrid n'El Liberal del 07/02/1895 escribe un estensu artículu glosando la figura del gran poeta, pongo sólo un trozu del reseñable escritu:

El carbayu lliterariu: un veranu peor.

0 comentarios

Pa los que piensen que`l tiempu camudó munchu y qu`esti veranu nun tuvo otru igual de malu, esti retayu de poesía de Teodoro Cuesta, dedicada a les fiestes de San Mateo, pidiéndo-y al santu qu`abocane yá, que ya tuviera bien d`agua tol veranu:

¡Ven acá, San Mateo de mi alma!
¿Tendrás bazu, si aporta, tendrás calma
pa sofrir que l'orbayu nos remueve
qu'al mozu amurnia y al ancianu tueye?
¿Dexarás que'l focicu non asome
el candilín de Dios qu'alienta l'home
pos al vellu esclucar per el Oriente
de gozu l'alma reviciar se siente?
Tú, que tienes nel Cielu tanta mano
y vieste qu'un rellume de verano
isti año non gociamos y aflixíos
más que d'homes tenemos de coríos,
¿non faras qu'abocane y d'allegría
se farte'l corazón siquiera un día?
¡Abasta, con mil Xudes, de neblina!
¿Qué fai el fresquillín, que la cortina
non escorre pa ver la lluna bella
qu'apigaza penosa detrás d'ella?
Fai qu'entame la ronda, y pergalana
al lluceru qu'anuncia la mañana,
un racadín pal sol i dexe artera
pa qu`allume y nun pingue una gotera.

INVITANDO A LEER A TEODORO CUESTA

0 comentarios

Por diversas razones ando en este verano releyendo nuestros clásicos. Y, como siempre, vuelvo a disfrutar con Teodoro Cuesta y me admiran muchos aspectos de su escritura. Aunque su imagen es predominantemente la de poeta festivo y más o menos ruralizante, lo cierto es que, al igual que muchos de los escritores del XIX y del primer tercio del XX, Teodoro fue poeta cívico (algunos de sus textos se centran en la guerra de Cuba y sus protagonistas, otros en la política internacional española), poeta ocasional (con composiciones dedicadas a Ramón de Campoamor, a Xovellanos, a Caveda y Nava, a Octavio Bellmunt, a Ventura Ruiz Aguilera, a la Princesa de Asturias…) y poeta que cantó los adelantos de la época («La inauguración del ferrocarril de Avilés»). Parte muy notable de su obra la ocupa la poesía mariana y religiosa, en que destaca de forma sobresaliente El protomártir asturiano Fray Melchor García Sampedro. En toda esta poesía de alto coturno los aciertos conviven con el prosaísmo o con la falta de viveza y es posible que, para el conjunto de ella, Teodoro, como la mayoría de los escritores posteriores, no haya conseguido encontrar ni un estilo ni un registro adecuados.

Por otro lado, no se puede negar que una parte importante de su visión del mundo, algunos valores con los que se entusiasma, particularmente, nos quedan hoy bastante lejos. Pero es también cierto que ocurre lo mismo con la mayoría de los clásicos de la literatura castellana (piénsese sólo en Quevedo) y ello no es óbice para que disfrutemos de su escritura.

Pero donde destaca muy especialmente Teodoro Cuesta es en la poesía de «estilo humilde», donde combina capacidad de observación, gracia en el decir, atención a lo inmediato, fluidez en el verso, lengua jugosa e ingenio, cualidad esta última, la del ingenio, la de la inventiva, la del hallazgo expresivo, que no se suele subrayar y que define una de las más destacadas características técnicas y ficcionales de muchos de nuestros autores —y es, paralelamente, un rasgo que requieren los lectores—. He aquí, como ejemplo, de qué modo encarece la cerrazón de garganta que le provocan unas terribles anginas: «(estoy) como llargatu na cueva, / con el pasapán tomáu / como`l Puertu cuando nieva».

Para solaz de nuestros lectores e incitación a una lectura morosa de algunos textos de Cuesta, les traigo dos muestras de una cierta extensión. En la primera, que pertenece a «El dispertar de Xuanón», pueden ustedes observar su viveza descriptiva y la gracia con que remeda ese tan popular enguedeyu meandrescu al contar que consiste en ir derivando permanentemente un dato de otro, fórmula narrativa que, por cierto, tanto enfadaba a don Quijote al oírla en Sancho:


Fai un sol qu`aplana al mundu;
y a la sombra d`un carbayu
con más fueyes que mudancies
tien una muyer al añu,
ronca Xuan el Topineru,
sobrín de Pepón de Pachu,
primu de Eras, el Cebollu,
y de Xiromón, el Trasgu;
hermanu d'Antón, el Gochu,
qu`ansina fo bautizáu
desqu`un día por apueste
i vieron rucar un sapu;
pariente de Rifaela,
la fía de Cosme`l Nanu
y de Ritona la Coxa
que se morrió d`un mal partu
sin echar tres creaturos
que calabres i alcontraron
en la barriga del vientre
dimpués que`l güeyu i ciarraron.
Pos, como diba diciendo,
está Xuanón panza abaxo
metiendo peles narices,
al surniar, tierra y yerbatos,
xiblando como les víbores
al allendar fatigáu […]


La segunda, «La mio querencia», es una magnífica composición en octavas reales que está toda ella construida sobre adínatos o imposibles, una figura retórica por la cual el de La Pasera tiene cierta predilección:


Cuando esnalen les vaques, y xuncíos
acarreten carbón los picatuelos,
cuando llueva pemiles, y con fíos
llegues a ver les mules, y los xelos
faigan cocer los potes, y nos ríos
se piesquen alefantes con anzuelos,
quiciaes al mírame tos güeyinos
non me faigan nel alma revolguinos.

Xugarán los merucos al cascayu
y a les chaples los grillos y furones;
verás en la guitarra cómo un glayu
a un gochu teverganu da lliciones;
tamién podrás mirar cómo un carbayu
dos arañes lu sierren en tablones;
todo cuanto te cunto ye fatible,
mas suañar que t`olvide... ¡quiá! imposible!


Nota: esti artículu asoleyóse na Nueva España del 17/08/09