CONTRA PERE NAVARRO Y SU SOSTÉN

Circula por ahí un chiste a propósito de los sermones de Pere Navarro y los suyos: «La DGT afirma que, de cada diez accidentes de coche, tres de los conductores bebieron. La conclusión es que vale más ir bebido que conducir abstemio». Pero el dicho no es simplemente una facecia, es lo único que, en rigor, se puede concluir —no se me escandalicen— de las estadísticas de la DGT, tal como nos las presentan. Porque en esto de las estadísticas sobre el tráfico y sus eventos, la DGT realiza una permanente fabulación en la interpretación de los datos y en las conclusiones que de ellos extrae, confirmando así la máxima de Benjamín Disraeli: «Hay tres tipos de mentiras: mentiras pequeñas, mentiras grandes y estadísticas».

Pero no es mi propósito hoy analizar toda esa logomaquia embaucadora y recaudadora, sino mostrarles un nuevo disparate a donde nos lleva la conjunción de los Pere Navarro y los cefaloñálguidos de las Cortes o Parlamento.

Sabido es que el límite máximo de velocidad en las autopistas y autovías españolas es de 120 Km por hora. Por otro lado, el límite de velocidad de 100 km/h en vías rápidas y carreteras nacionales puede ser superado en 20 km/h momentáneamente, para adelantar. En principio, por el contrario, en las autopistas y autovías nadie podía exceder el límite señalado, ni para adelantar ni por otras razones. Ahora bien, en la práctica ese límite podía ser superado por una tolerancia consentida, primero de un 20% y, desde hace poco más de un año, del 10%, tolerancia que no tenía —a mi juicio— la intención de facilitar la circulación de los vehículos, sino el evitar que la Administración perdiese demasiados pleitos. En todo caso, el límite de velocidad no sancionable estaba situado hasta ahora en los 132 km/h.

Pues bien, la próxima nueva Ley de tráfico y circulación —ya votada en el Congreso— establece que de ningún modo se pueden sobrepasar los 120 km/h, ni siquiera para adelantar. Les pongo algún supuesto de sus consecuencias. Si usted se encuentra en una autopista con un coche que circula a 119 y usted lo adelanta a partir de la distancia reglamentaria (144 metros, separación de seguridad) sin superar el máximo de velocidad (120), tardará algo más de 17 minutos en realizar la maniobra completa de adelantamiento (distancia al coche inmediato, superación de éste, nueva distancia de seguridad antes de la reincorporación al carril izquierdo). Eso si el suelo está seco, si está mojado tardará usted el doble. Un conjunto de diez coches que realizasen esa misma maniobra estarían casi una hora y media circulando por la izquierda.

¿Que a ustedes les parece que no merece la pena adelantar si el antecesor va sólo 1 km/h menos rápido? Pónganlo a 117 por hora, emplearán casi seis minutos en caso de que la carretera esté seca. Ahora bien, ¿podrán ustedes reincorporase al carril izquierdo siempre? Pues puede que no sean capaces de hacerlo nunca. Suponga que circula por el carril próximo al arcén un coche que iba a menor velocidad —puesto que usted ha podido alcanzarlo— y que, al llegar usted a su lado, decide ponerse a 120 de forma permanente. En esas circunstancias, usted correría en paralelo con él hasta su destino, digamos, desde Mieres, donde se habría producido el encuentro, hasta Guadalajara o Madrid.

Es verdad que, en unas circunstancias como estas, se abren infinitas y jocundas posibilidades: intercambiar direcciones de Internet con el vecino, contarse chistes, timarse con el prójimo o la prójima (usted o su acompañante), bendecir a Zapatero…

Pues, bromas fuera, ya ven a qué nos va conduciendo poco a poco esta conjunción de cefaloñálguidos y un gobierno que a la rancia pulsión hispana del arbitrismo une un puntín de voluntad dictatorial. Por eso, cuando les toque circular en paralelo con otro automóvil durante cientos de quilómetros, no maldigan sólo a Pere Navarro, maldigan también a su sostén, don José Luis Rodríguez Zapatero.

Y, al llegar al destino, una vez que se liberen del malhumor, piensen ustedes en los sostenes del sostén, porque como dice el adagio: «La causa de la causa es la causa de lo causado».

1 comentario:

jorgitinn dijo...

Muchas gracias por el articulo.Yo le pediría que se informase sobre los cursos de profesores y el negocio montado entre trafico y la confederacion nacional de auto escuelas.Hablo de millones de euros. Nosotros los profesores antiguos sacamos el titulo directamente a traves de trafico preparándonos a conciencia y ahora los títulos los regalan. Menos nivel de enseñanza, mas accidentes. MUCHAS GRACIAS.