Xuan Xosé Sánchez Vicente: asturianista, profesor, político, escritor, poeta y ensayista. Articulista en la prensa asturiana, y tertuliano en los coloquios más democráticos. Biógrafo no autorizado de Abrilgüeyu
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Cofiñu nun ye Cofiño
(Ayer, en La Nueva España)
COFIÑU NUN YE COFIÑO
La frase no expresa su literalidad, sino un juicio. Cofiñu (Parres) ha recibido de forma indirecta una distinción de notabilidad al haber recaído sobre un hotel sito en él un doble reconocimiento, como mejor hotel de lujo de montaña. Sin embargo, sobre Rafael Cofiño, el director general de Salud Pública, y Juan Cofiño, vicepresidente del Gobiernu, cuyo apellido proviene precisamente de esos confines geográficos, Cofiñu, pero cuyos antepasados han sido sometidos a la oficialidad del castellano (que, ya se sabe, no es una lengua de imposición), sobre ambos, digo, no debe recaer premio alguno, sino una reprobación, el primero por haber salido de su departamento el disparate de la licitación del hospital de Cabueñes, que, como saben, no ha tenido ni un solo concurrente; el segundo, por haber asegurado, frente a los avisos en contrario, que sí se presentarían licitantes al concurso.
No, no son lo mismo, ni aunque ambos políticos no hubiesen sido arrancados de su asturianidad en el registro del apellido de sus antepasados: no se han cubierto de gloria.
Como no se ha cubierto de gloria don Adrián Barbón al afirmar que las inundaciones del hospital de Les Arriondes eran culpa del cambio climático. ¡Hombre, don Adrián, si siempre fueron los donde sito está terrenos inundables! ¡A ver si ahora el cambio climático va a ser también el responsable del déficit!
Quien sí se gana todas las medallas en su persecución de los conductores es Pere Navarro, el capo de la DGT (dicho sea en castellano dialectal). Ahora amenaza con reducir la validez del carné de conducir de los mayores de 65 años, según él porque se ven involucrados en el 28% de los accidentes mortales. Bien, pero informa él, en el caso de peatones o bicicletas son el 50% de las víctimas. ¿Alguna alerta sobre los peatones? ¿Sobre las vacas sagradas?
Al señor Navarro solo le quitan el sueño los conductores.
Don Javier y don Pere, de Comedia (o la eterna comedia del PSOE)
Es este un articulo del 21/06/13. Se refiere a la concreta actuación por esas fechas de una vieja comedia que lleva representando el PSOE desde agosto de 2003, a raíz del Manifiesto de Santillana: la del "federalismo asimétrico". Verán cómo, a día de hoy, sigue siendo la misma.
(Por cierto, y para los señardosos: ¿Alguién se acuerda hoy de quién diablos es ese Pere (Navarro) del artículo? Pues hace poco más de un año pitaba muchísimo. ¡O tempora...!, o sea, ¿Ubi sunt...?
JAVIER Y PERE, DE COMEDIA
Esta
semana pasada. Han andado de comedia. Exactamente de «ñaque», aquella forma de
representación que Rojas Villandrando definía así en su El viaje entretenido: «Ñaque es dos hombres; éstos hacen un
entremés, algún poco de un auto, dicen unas octavas, dos o tres loas, llevan
una barba de zamarro, tocan el tamborino. Y cobran a ochavo y en esotros reinos
a dinerillo; viven contentos, duermen vestidos, caminan desnudos, comen
hambrientos y espúlganse el verano entre los trigos y en el invierno no sienten
con el frío los piojos».
La obra representada es, por
otra parte, antigua, muy antigua. Se trata del mismo texto que con el título de
«Manifiesto de Santillana» suscribieron los próceres del PSOE el 30 de
agosto de 2003. Menos de un mes más tarde, a mediados de septiembre, decía yo
con respecto al texto y al acto:
«Constituye, básicamente,
un conjunto de vacuidades a las que se suman algunas propuestas un poco más
concretas pero no muy precisas, como las de la reforma del Senado, la
conferencia de Presidentes o la de una cierta presencia de las autonomías en la
toma de decisiones de la Unión. Podríamos pensar que la declaración constituye
un puro acto propagandístico o tener por bueno lo que susurran muchos
socialistas: que una vez pasadas las elecciones catalanas, y cumplido el
trámite de prestar al candidato Maragall un soporte de credibilidad autonomista
/ catalanista, todo quedará en agua de borrajas. No lo hagamos: creámoslos,
tomémoslos en serio».
«Es sabido que, desde el
primer momento de la constitución del estado de las autonomías, vascos y
catalanes no se encuentran cómodos en su encaje constitucional. Una parte
porque no quieren estar en España, otra porque no acepta que los niveles de
autonomía tengan una cierta homogeneidad en las diecisiete comunidades. De esa
manera, vascos y catalanes han hecho, desde 1982, diversas propuestas de
modificación del statu quo. La del PSC de Maragall se conceptúa como «federalismo
asimétrico» y busca, en sustancia, una Cataluña menos integrada en España y que
transfiera menos riqueza al resto de comunidades. La propuesta no solo responde
a la concepción que el candidato socialista catalán tenga de su país o del
Estado, sino que se constituye como un elemento básico para tratar de captar
votantes de CiU en las elecciones autonómicas».
Pues bien, desde esa fecha
las dos variables, la del federalismo asimétrico y la de la financiación
insolidaria para Cataluña, han venido siendo impulsadas, aplaudidas y votadas
por todo el PSOE, sin excepción, incluidos el califa don Vicente, y el califa
en lugar del califa, don Javier. Las declaraciones de ambos y los apoyos
explícitos al Estatut y a los privilegios de Cataluña —incluidas fotos en la
Generalitat— están a disposición de quien quiera verlas. Es cierto que, cuando
se les ha preguntado en su tierra, ambos gestores del gobierno asturiano para
el PSOE se han mostrado incómodos y han boriado algunas respuestas que
pretendían sugerir una cierta incomodidad o desacuerdo. Pero después, en la
práctica, han apoyado todas las decisiones políticas y textos jurídicos que han
avanzado por esas dos líneas, federalismo asimétrico y financiación
privilegiada para Cataluña.
Por cierto, y ya que todo
el PSOE, desde el señor Rubalcaba hasta sus palafreneros de la FSA, llevan más
de una década hablando de federalismo, ¿podrían decirnos de qué federalismo hablan,
porque hay tantos en el mundo como estados complejos existen? ¿Serían capaces
de explicarnos en qué aspectos concretos no es hoy España un estado federal?
¿Se trataría de un estado federal a cuatro o también contaríamos los
asturianos? Y, ya por molestar, una cuestión nada baladí: ¿hablamos de un
federalismo de big-bang o de big-crunch?, ¿para garantizar una mayor
homogeneidad y equidad entre los ciudadanos o para garantizar la superioridad
de unos cuantos?, ¿a fin de fortalecer la unidad territorial o para preparar la
marcha de algunos?
Sobre esta historia tan
vieja de engaño y traición a los asturianos y a otros, un aspecto novedoso, el
de la incesante actividad de Pere Navarro. Como se sabe, don Pere venía
actuando de «bululú», que es, según el citado Villandrando, «un
representante solo, que camina a pie y pasa su camino, y entra en el pueblo,
habla al cura y dícele que sabe una comedia y alguna loa: que junte al barbero
y sacristán y se la dirá porque le den alguna cosa para pasar adelante. Júntanse
éstos y él súbese sobre un arca y va diciendo: «agora sale la dama» y dice esto
y esto; y va representando, y el cura pidiendo limosna en un sombrero, y junta
cuatro o cinco cuartos, algún pedazo de pan y escudilla de caldo que le da el
cura, y con esto sigue su estrella y prosigue su camino hasta que halla
remedio». Pues así, don Pere. Venía, en particular viaje entretenido, de
hablarnos de la reforma constitucional para la monarquía. Ahora parece, que
tras acercarse al planeta don Javier, su
trayectoria gravitacional se ha acelerado y ha pasado a representar la reforma
constitucional para vascos y navarros.
Esperemos que, con el pan y la escudilla del cura halle
pronto remedio y, con ello, reposo. Por él, por ellos. También por nosotros. ¡Porque
tantos años la misma comedia, ya fiede!
Xuan Xosé Sánchez Vicente
LA SUSANA Y LA TRINIDAD
No
cabe duda de que doña Susana Díaz, la nueva presidente de la Junta de Andalucía,
es una figura muy notable, llamativa. La he oído en una entrevista radiofónica
y, aparte la claridad de su sintaxis y su dicción, se ha mostrado como una
persona que responde derechamente aquello que quiere o le interesa y
elusivamente aquello que no (igual que todos nosotros); cortés, educada, amable
(como todos los buenos políticos y al igual que las personas civilizadas).
(Al
respecto, permítanme un paréntesis personal. Procuro portarme siempre en
sociedad de una forma educada, servicial y amable; no es infrecuente entonces
que algunas personas me digan «¡cómo se nota que yes políticu!». Lo deprimente
de esos juicios, déjenme señalarlo, no es que se nos tenga a quienes estamos en
la cosa pública por ladinos y fingidores, sino lo que implica sobre el concepto
que quienes los emiten tienen de sí mismos y acerca de cómo han de ser o son
los comportamientos sociales.)
Pero
doña Susana no ha despertado la atención pública por esas sus virtudes
personales, sino por proceder de forma poco habitual en las relaciones internas
de las organizaciones políticas: discrepando de forma pública y notoria de las
líneas de actuación de su partido en los últimos tiempos. Lo ha hecho, además,
frente a los dos máximos responsables de esas ideas y actuaciones con las que
discrepa, ante Pérez Rubalcaba y Pere Navarro. Se ha opuesto al eufemístico
«derecho a decidir» y a la financiación privilegiada (llamemos las cosas por su
nombre) para Cataluña que defienden tanto Pere Navarro como el doctor en
químicas; este, es cierto, al modo schrödingeriano de «ni si, ni no, sino todo
lo contrario». Del mismo modo ha criticado el Estatut actual catalán, su
tramitación y avatares posteriores, todo ello fruto de la decisión de
septiembre de 2003 en Santillana de la totalidad del PSOE —aprendiz-de-brujo
Zapatero ya a la cabeza—.
Se
podrá pensar o maliciar que doña Susana tiene en todo esto motivos de interés,
dada su forma de llegar a la presidencia, la galerna desatada con la
investigación de la juez Alaya, el desastre económico de su comunidad, las
amenazas sobre el voto socialista. Es cierto, todo eso ha de pesar en su
conducta, y doña Susana, además, no habría llegado adonde llegó si no tuviese
las virtudes de capacidad, habilidad, perseverancia, egoísmo y astucia que
necesita el triunfador en cualquier campo (no únicamente el político). Pero
ello no empece para reconocer lo extraordinario de su conducta.
En
alguna medida, con esa actitud doña Susana retoma el hilo fundamental del
discurso histórico del PSOE, un partido sólidamente centralista y escasamente
federalista, pese a sus proclamas, salvo en Cataluña —y ello por la composición
del PSC en los momentos iniciales de la transición— y, ligeramente, en Valencia
y Las Baleares. Es esa también la trayectoria del PSOE asturiano.
Ahora
bien, doña Susana, al igual que don Javier Fernández y el PSOE asturiano,
tienen un punto de debilidad para ser creíbles en sus postulados. Todos ellos
han apoyado, aplaudido, votado, jaleado la línea de actuación que arranca en
Santillana-2003, que pasa por el Estatut de Barroso-Mas-Zapatero-Maragall (con
sus episodios cómicos variados), la procesión contra el Constitucional de
Montilla y, hasta ahora, las «ideas» de Pere Navarro y el apoyo hamletesco de
Pérez Rubalcaba y el Comité Federal a todo ello. ¿Creíbles, por tanto, doña
Susana y don Javier en lo que ahora dicen? ¡Hombre! ¡Aún si los viésemos como
Enrique IV a las puertas de Canosa, vestidos de saco y cubiertos de ceniza!
Doña Susana ha tenido, además,
otra virtud con un semidesplante suyo. Ha contribuido a que don Alfredo nos
haya hecho ver como casi diáfano uno de los mayores misterios de la teología
cristiana. Recuerden ustedes que doña Susana, en su reciente visita a don
Mariano Rajoy, pasó antes a ver a don Alfredo, su jefe. Y a este le manifestó
que iba a proponer al jefe del Ejecutivo un gran pacto entre PP y PSOE contra
la corrupción. Tendrán presnete ustedes que, sin embargo, el señor Rubalcaba
manifestó que no hablarían de ese tema con el PP mientras este no (¿se
suicidase?, ¿confesase sus pecados en hábito de penitente?, ¿se encerrase el
mismo en la prisión y arrojase la llave de la misma al foso de los cocodrilos?)
con respecto al «caso Bárcenas». Preguntado el jefe del PSOE si no había
contradicción entre la propuesta de doña Susana, de gran pacto institucional, y
la del PSOE, de «contigo ni agua», manifestó que no, con las délficas palabras
de: «Una cosa es el ámbito partidario y otro el institucional, que tenemos que
distinguir muy claramente. Que la Junta diga que hay temas de corrupción que
afectan al trabajo de gobiernos autonómicos es un ejercicio de responsabilidad
institucional, otra cosa es lo que haga el PSOE en las Cortes, que me
corresponde a mí». Esto es, que doña Susana proponga a Mariano Rajoy un pacto
entre los dos partidos no es un tema general ni de partido, es «institucional»
y particular; que el PSOE se niegue a tratar en el Parlamento las leyes en
tramitación contra la corrupción no es una cuestión institucional, sino
particular y partidaria. De modo que el PSOE cuando es el PSOE no es el PSOE y
las instituciones cuando son instituciones no son instituciones.
De esta forma,
don Alfredo nos ha hecho ver que el misterio de la Santísima Trinidad, que nos
parecía tan inextricable, no es más que una bagatela, una caxigalina, una
adivinanza infantil en comparación con las varias manifestaciones corpóreas y
distintas de un solo PSOE verdadero de que el señor Rubalcaba hace alarde.

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JAVIER Y PERE, DE COMEDIA
Esta
semana pasada. Han andado de comedia. Exactamente de «ñaque», aquella forma de
representación que Rojas Villandrando definía así en su El viaje entretenido: «Ñaque es dos hombres; éstos hacen un
entremés, algún poco de un auto, dicen unas octavas, dos o tres loas, llevan
una barba de zamarro, tocan el tamborino. Y cobran a ochavo y en esotros reinos
a dinerillo; viven contentos, duermen vestidos, caminan desnudos, comen
hambrientos y espúlganse el verano entre los trigos y en el invierno no sienten
con el frío los piojos».
La obra representada es, por
otra parte, antigua, muy antigua. Se trata del mismo texto que con el título de
«Manifiesto de Santillana» suscribieron los próceres del PSOE el 30 de
agosto de 2003. Menos de un mes más tarde, a mediados de septiembre, decía yo
con respecto al texto y al acto:
«Constituye, básicamente,
un conjunto de vacuidades a las que se suman algunas propuestas un poco más
concretas pero no muy precisas, como las de la reforma del Senado, la
conferencia de Presidentes o la de una cierta presencia de las autonomías en la
toma de decisiones de la Unión. Podríamos pensar que la declaración constituye
un puro acto propagandístico o tener por bueno lo que susurran muchos
socialistas: que una vez pasadas las elecciones catalanas, y cumplido el
trámite de prestar al candidato Maragall un soporte de credibilidad autonomista
/ catalanista, todo quedará en agua de borrajas. No lo hagamos: creámoslos,
tomémoslos en serio».
«Es sabido que, desde el
primer momento de la constitución del estado de las autonomías, vascos y
catalanes no se encuentran cómodos en su encaje constitucional. Una parte
porque no quieren estar en España, otra porque no acepta que los niveles de
autonomía tengan una cierta homogeneidad en las diecisiete comunidades. De esa
manera, vascos y catalanes han hecho, desde 1982, diversas propuestas de
modificación del statu quo. La del PSC de Maragall se conceptúa como «federalismo
asimétrico» y busca, en sustancia, una Cataluña menos integrada en España y que
transfiera menos riqueza al resto de comunidades. La propuesta no solo responde
a la concepción que el candidato socialista catalán tenga de su país o del
Estado, sino que se constituye como un elemento básico para tratar de captar
votantes de CiU en las elecciones autonómicas».
Pues bien, desde esa fecha
las dos variables, la del federalismo asimétrico y la de la financiación
insolidaria para Cataluña, han venido siendo impulsadas, aplaudidas y votadas
por todo el PSOE, sin excepción, incluidos el califa don Vicente, y el califa
en lugar del califa, don Javier. Las declaraciones de ambos y los apoyos
explícitos al Estatut y a los privilegios de Cataluña —incluidas fotos en la
Generalitat— están a disposición de quien quiera verlas. Es cierto que, cuando
se les ha preguntado en su tierra, ambos gestores del gobierno asturiano para
el PSOE se han mostrado incómodos y han boriado algunas respuestas que
pretendían sugerir una cierta incomodidad o desacuerdo. Pero después, en la
práctica, han apoyado todas las decisiones políticas y textos jurídicos que han
avanzado por esas dos líneas, federalismo asimétrico y financiación
privilegiada para Cataluña.
Por cierto, y ya que todo
el PSOE, desde el señor Rubalcaba hasta sus palafreneros de la FSA, llevan más
de una década hablando de federalismo, ¿podrían decirnos de qué federalismo
hablan, porque hay tantos en el mundo como estados complejos existen? ¿Serían
capaces de explicarnos en qué aspectos concretos no es hoy España un estado
federal? ¿Se trataría de un estado federal a cuatro o también contaríamos los
asturianos? Y, ya por molestar, una cuestión nada baladí: ¿hablamos de un
federalismo de big-bang o de big-crunch?, ¿para garantizar una mayor
homogeneidad y equidad entre los ciudadanos o para garantizar la superioridad
de unos cuantos?, ¿a fin de fortalecer la unidad territorial o para preparar la
marcha de algunos?
Sobre esta historia tan
vieja de engaño y traición a los asturianos y a otros, un aspecto novedoso, el
de la incesante actividad de Pere Navarro. Como se sabe, don Pere venía
actuando de «bululú», que es, según el citado Villandrando, «un
representante solo, que camina a pie y pasa su camino, y entra en el pueblo,
habla al cura y dícele que sabe una comedia y alguna loa: que junte al barbero
y sacristán y se la dirá porque le den alguna cosa para pasar adelante.
Júntanse éstos y él súbese sobre un arca y va diciendo: «agora sale la dama» y
dice esto y esto; y va representando, y el cura pidiendo limosna en un
sombrero, y junta cuatro o cinco cuartos, algún pedazo de pan y escudilla de
caldo que le da el cura, y con esto sigue su estrella y prosigue su camino
hasta que halla remedio». Pues así, don Pere. Venía, en particular viaje
entretenido, de hablarnos de la reforma constitucional para la monarquía. Ahora
parece, que tras acercarse al planeta
don Javier, su trayectoria gravitacional se ha acelerado y ha pasado a
representar la reforma constitucional para vascos y navarros.
Esperemos que, con el pan y la escudilla del cura halle
pronto remedio y, con ello, reposo. Por él, por ellos. También por nosotros. ¡Porque
tantos años la misma comedia, ya fiede!
La «poetisa» de Pere Navarro
Ya saben ustedes quién es Aurora Cedenilla.
Es una poetisa que Zapatero y Pere Navarro han contratado para contrarrestar con sus aleluyas el malhumor que nos puedan provocar las multas de la DGT.
De entre las muchas que habrá pergeñado su magín desde el 2005, año en que ha sido nombrada a tal fin en la DGT, sólo ha hecho públicas tres, las más logradas, sin duda, las que justifican, por otra parte, sobradamente su sueldo.
Estas ha sido, en el 2005: "Feliz 2005 (cinco), por el culo te la hinco" (Obsérvese: con rima consonante).
En el 2010 (sin duda, los cinco años de silencio justifican el nuevo logro): "Feliz 2010 (diez), por el culo te la hinco otra vez" (Aquí, sobre la rima consonante, la reiteración contribuye, sin duda a grabar en el cerebro del oyente los dos motivos básicos, "culo" e "hinco".)
En el 2011, la creatividad poética da nuevos frutos, rotura nuevos y sorprendentes campos: "Feliz año nuevo, chúpame un huevo" (También con rima consonante, y hasta sin faltas de ortografía en la rima).

(Viene a reforzar su hoja de méritos la crítica negativa que de su arte ha hecho el responsable de la Jefatura Provincial de Tráfico de Palencia, justamente sancionado por su escasa capacidad para la degustación estética de lo sublime. -ver ABC del 05/02/2011-)
CONTRA PERE NAVARRO Y SU SOSTÉN
Circula por ahí un chiste a propósito de los sermones de Pere Navarro y los suyos: «La DGT afirma que, de cada diez accidentes de coche, tres de los conductores bebieron. La conclusión es que vale más ir bebido que conducir abstemio». Pero el dicho no es simplemente una facecia, es lo único que, en rigor, se puede concluir —no se me escandalicen— de las estadísticas de la DGT, tal como nos las presentan. Porque en esto de las estadísticas sobre el tráfico y sus eventos, la DGT realiza una permanente fabulación en la interpretación de los datos y en las conclusiones que de ellos extrae, confirmando así la máxima de Benjamín Disraeli: «Hay tres tipos de mentiras: mentiras pequeñas, mentiras grandes y estadísticas».
Pero no es mi propósito hoy analizar toda esa logomaquia embaucadora y recaudadora, sino mostrarles un nuevo disparate a donde nos lleva la conjunción de los Pere Navarro y los cefaloñálguidos de las Cortes o Parlamento.
Sabido es que el límite máximo de velocidad en las autopistas y autovías españolas es de 120 Km por hora. Por otro lado, el límite de velocidad de 100 km/h en vías rápidas y carreteras nacionales puede ser superado en 20 km/h momentáneamente, para adelantar. En principio, por el contrario, en las autopistas y autovías nadie podía exceder el límite señalado, ni para adelantar ni por otras razones. Ahora bien, en la práctica ese límite podía ser superado por una tolerancia consentida, primero de un 20% y, desde hace poco más de un año, del 10%, tolerancia que no tenía —a mi juicio— la intención de facilitar la circulación de los vehículos, sino el evitar que la Administración perdiese demasiados pleitos. En todo caso, el límite de velocidad no sancionable estaba situado hasta ahora en los 132 km/h.
Pues bien, la próxima nueva Ley de tráfico y circulación —ya votada en el Congreso— establece que de ningún modo se pueden sobrepasar los 120 km/h, ni siquiera para adelantar. Les pongo algún supuesto de sus consecuencias. Si usted se encuentra en una autopista con un coche que circula a 119 y usted lo adelanta a partir de la distancia reglamentaria (144 metros, separación de seguridad) sin superar el máximo de velocidad (120), tardará algo más de 17 minutos en realizar la maniobra completa de adelantamiento (distancia al coche inmediato, superación de éste, nueva distancia de seguridad antes de la reincorporación al carril izquierdo). Eso si el suelo está seco, si está mojado tardará usted el doble. Un conjunto de diez coches que realizasen esa misma maniobra estarían casi una hora y media circulando por la izquierda.
¿Que a ustedes les parece que no merece la pena adelantar si el antecesor va sólo 1 km/h menos rápido? Pónganlo a 117 por hora, emplearán casi seis minutos en caso de que la carretera esté seca. Ahora bien, ¿podrán ustedes reincorporase al carril izquierdo siempre? Pues puede que no sean capaces de hacerlo nunca. Suponga que circula por el carril próximo al arcén un coche que iba a menor velocidad —puesto que usted ha podido alcanzarlo— y que, al llegar usted a su lado, decide ponerse a 120 de forma permanente. En esas circunstancias, usted correría en paralelo con él hasta su destino, digamos, desde Mieres, donde se habría producido el encuentro, hasta Guadalajara o Madrid.
Es verdad que, en unas circunstancias como estas, se abren infinitas y jocundas posibilidades: intercambiar direcciones de Internet con el vecino, contarse chistes, timarse con el prójimo o la prójima (usted o su acompañante), bendecir a Zapatero…
Pues, bromas fuera, ya ven a qué nos va conduciendo poco a poco esta conjunción de cefaloñálguidos y un gobierno que a la rancia pulsión hispana del arbitrismo une un puntín de voluntad dictatorial. Por eso, cuando les toque circular en paralelo con otro automóvil durante cientos de quilómetros, no maldigan sólo a Pere Navarro, maldigan también a su sostén, don José Luis Rodríguez Zapatero.
Y, al llegar al destino, una vez que se liberen del malhumor, piensen ustedes en los sostenes del sostén, porque como dice el adagio: «La causa de la causa es la causa de lo causado».
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