¿Es un fracaso la repetición de curso?


Días atrás el informe del Consejo Escolar del Principado de Asturias, presentado por el consejero de Educación Herminio Sastre, y el presidente del citado Consejo Escolar, José Manuel Rivas, ha vuelto a insistir en el mismo tópico pseudoprogresista de siempre: "repetir curso no vale para nada".  

El informe señala que un 10% de los alumnos asturianos de enseñanza obligatoria no pasa de ciclo lº y que el 31% de los estudiantes de 15 años ha repetido alguna vez. Por otro lado, y basándose en los datos del Informe Pisa, nos afirman que «El análisis realizado por PISA muestra que los resultados académicos de los alumnos que repiten son francamente negativos. Por el contrario, el alumnado que no ha repetido y se encuentra en 4.º de la ESO obtiene 518 puntos en comprensión lectora, resultados muy parecidos a los de Canadá y Japón», dos de los países que lideran la calificación en esta categoría, señala el informe del Consejo Escolar del Principado. Se basa en datos nacionales, pero perfectamente extrapolables a Asturias. Los alumnos asturianos lograron una puntuación global de 490 puntos, con siete autonomías con mejores notas en comprensión lectora.

«En España se repite poco -dicen citando a ciertos expertos-, pero es que además se repite mal». Más de ocho de cada diez estudiantes que abandonan tras la Secundaria Obligatoria -añaden- y que no prosiguen su formación académica han sido repetidores. La repetición de curso es el antecedente inmediato al abandono, el síntoma de un fracaso que nadie sabe atajar.

Los informes de los expertos, o mejor, las conclusiones que los expertos sacan de las estadísticas son tan falaces como los de la DGT. El problema no es que se repita, sino que muchos de los escolares que lo hacen no tienen capacidad ni voluntad para estar en "este" sistema escolar, es decir, que podían estar en otro sitio, preparando un oficio o realizando estudios más aptos con su vocación. Pero nos hemos empeñado en que todo el mundo debe estudiar lo mismo y hasta los mismos años porque lo contrario sería "discriminatorio" y "reaccionario", y ese es el problema.

Porque para que las estadísticas del fracaso de los repetidores signifiquen algo, deberían indicar si los candidatos a repetidores a los que se les regala el curso aprenden algo o mejoran en el siguiente. Del mismo modo, deberían medir los efectos de lo que pudieramos llamar "lucro cesante". Si los alumnos, en general, ya estudian poco sin la amenaza del suspenso, ¿qué ocurriría sin esa espada de Damocles encima?, ¿cuánto bajaría el esfuerzo de los que aprueban -muchos de los cuales sólo estudian por temor al baldón del suspenso- si supiesen que el aprobado es grautito?

Pero todo eso, la realidad, no le interesa para nada a toda esta tropiella de la religión pedagógico-místico-progresista. Como en la clásica troquelación periodística, tienen por norma que la realidad no les estropee nunca su "buen discurso".

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