-Giorgos Papandreu-
La decisión inesperada del gobierno griego -ayer a última hora- de convocar un referéndum para aceptar o rechazar el segundo rescate de la UE y sus condiciones va a tener efectos devastadores en los países de la Unión Europea, y quién sabe si en más lugares: sobre los bancos, sobre la deuda estatal de los diversos países, sobre las economías en general. A España, por supuesto, la va a afectar gravemente. De modo que, a partir de ahora, todo se hace más imprevisible, e iremos de susto en susto hasta la celebración de ese referéndum, cuyos resultados seguramente serán negativos y cuyas consecuencias serán aún más impredecibles.
Seguramente es hora ya de pensar no en más Europa o otras cosas así, sino en una salida ordenada y acordada del euro, antes que el euro nos arroje fuera a todos de manera desordenada.
Por cierto, Grecia nos ha engañado (con el consenso de algunos) a la hora de entrar en el euro, nos ha seguido engañando con sus cuentas, nos ha chantajeado con la catástrofe y, ahora, nos vuelve a chantajear (o amenazar) con ella.
En la Grecia clásica existía la figura política del ostracismo. ¿No es hora ya de resucitarla?
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