Ahora resulta que también el ministro
de Hacienda y Administraciones Públicas se dedica a contar cuentos sobre las
cuentas o, mejor dicho, a contar los mismos cuentos sobre las mismas cuentas
que aquí fabulan PSOE, IU y UPyD. (Aparte de otros: cuentos recientes los ha
elaborado, por ejemplo, sobre el déficit estatal del 2012, difiriendo devoluciones
de la Agencia Tributaria al 2013 en una cantidad aproximada al 0,5% del PIB).
Se lo recuerdo: Extremadura
(2001), Andalucía (2010), y Canarias (2102) tenían un impuesto sobre depósitos
bancarios. Cataluña y Asturies habían puesto, a finales del 2012, en marcha el
mismo impuesto. Con la finalidad de evitar la extensión del impuesto a todas
las comunidades, para «homogeneizar la imposición sobre los bancos» en toda
España» y, posiblemente, para montar sobre él parte del nuevo impuesto sobre
transacciones fiduciarias que van a implantar doce países de la UE este año, el
ministro del ramo, don Cristóbal Ricardo, inventó un nuevo gravamen, a tipo 0%,
sobre los depósitos bancarios. Pues bien, el día 20 de marzo anunció que ese
gravamen se activaría con un tipo del 0,1 o 0,2%, con el fin de compensar a las
tres comunidades que ya lo tenían de antiguo. De modo que, en este momento, tenemos
tres comunidades con el impuesto vigente y suspendido. Dos, Cataluña y
Asturies, con el impuesto aprobado pero no con vigor recaudatorio y suspendido
y el resto, que, en teoría, no podrán crearlo. Paralelamente, varios recursos
de las comunidades ante el Constitucional.
Lo que sí podemos decir es que,
por ahora, somos todos los ciudadanos de España los que vamos a contribuir a
regalar un ingreso de unos 230 millones de euros anuales a andaluces,
extremeños y canarios, ingreso que recibirán sobre el común de la financiación
estatal.
En lo que no discrepa el
jiennense de Cambil de sus colegas de PSOE, IU y UPyD asturianos es en
contarnos cuentos a todos: «el impuesto lo pagará la banca, no los depositantes».
No lo lean dos veces los afectados de la próstata, no vaya a estallarles la
risa.
Pero el nuevo gravamen tiene un
efecto aún peor que este inmediato y evidente. Como ustedes recordarán, España
es un país con escaso ahorro interno desde tiempo inmemorial y fuertemente
endeudado en el exterior para financiarse, no solo mediante la deuda soberana,
sino fundamentalmente a través de la demanda de empresas y familias. Recuerden
ustedes que esa deuda privada llegó a significar casi el doble del PIB en el
2011, y que esa ha sido una de las razones fundamentales de nuestra
inestabilidad financiera y de la falta de recursos bancarios. Pues bien,
nuestra tasa de ahorro sigue presentando una grave insuficiencia, que la crisis
ahonda. Y así, pese al decrecimiento de las importaciones y al equilibrio de la
balanza comercial, que podrían representar, en ciertas condiciones, una mayor
disponibilidad de capital de reserva, en el último trimestre del 2012 la tasa
de ahorro ha caído el 7,6%.
Pues bien, el Gobierno viene
tomando en los últimos tiempos una serie de medidas tendentes a castigar el
ahorro y, por lo tanto, a desincentivar aquel que sea posible. Les recuerdo que
en 2012 entró en vigor la subida del IRPF
para el ahorro, que elevó el tipo impositivo al 21% hasta 6.000 euros, al 25%
entre esa cantidad y 24.000 euros, y al 27% por encima de frontera. Pero es que
además, las recientes recomendaciones (léase «intimidaciones») del Banco de
España para imponer límites de retribución a los superdepósitos, del 1,75%,
desincentivan por completo el ahorro. Echen ustedes cuentas: la inflación del
2012 fue del 2,9%, le retribuyen con un 1,75%: Sobre las ganancias, a ese
porcentaje le cae el IRPF incrementado, la nueva tasa del jiennense o de su
autonomía, y posiblemente la nueva «tasa Tobin» europea. ¿Cuánto pierde
usted por ahorrar? Si a esto se añade la posibilidad —algo más remota ahora en
España, es cierto, que hace unos meses— de que un buen día le puedan expropiar
una parte de su cuenta, no extrañará que quien pueda decida quemar su dinero en
juergas o guardarlo en la banca «Baxulateya» o «Baxu’lcolchón», si tiene poco,
y, si tiene mucho, largarse a Suiza. ¡Y eso en un país que necesita el ahorro
como el comer para financiarse!
¡Ah! ¿Que «Montoro», me dicen?
Yo me atengo a las autoridades. Y hasta suscribo sus palabras. Lo decía el día veinte
de marzo el portavoz (subrayo, «portavoz») del Gobierno asturiano, don
Guillermo Martínez: «El ministro Montoto (sí, sí, «Montoto») ha venido a
reconocer que el impuesto a tipo 0% era insostenible».
¡A mí qué me cuentan: yo ni los
pongo ni los nombro! ¡Allá sus avalistas!
Xuan Xosé Sánchez Vicente
www.xuanxose.net
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