Güei en La Nueva España (sobre los campos y les cases vacies)


L'entamu: 


Desolación

Un viaje muy instructivo entre L'Infiestu y Colunga por el Altu La Llama

29.03.2015 | 05:45
Desolación
Nueve de marzo, lunes. Vuelvo de L'Infiestu, adonde he ido a ver un compañero. Son las siete de la tarde y empieza a caer la luz. Decido volver a Colunga por el Altu La Llama, por donde hace tiempo que no paso, en vez de por Cabranes, por donde he venido. Discurro por Miyares, Vallobal, Borines. No veo a nadie, más que a una mujer al ir saliendo de Vallobal. La mayoría de las casas permanecen cerradas, con los postigos echados, sin luz. Muchas parecen abandonadas o, al menos, sin mantenimiento desde hace tiempo. Algunas están reformadas recientemente pero están vacías; tal vez se ocupen ocasionalmente, durante los periodos vacacionales.
De Borines en adelante no estamos ya más que la carretera y yo. Sin embargo hay algunos signos de vida y actividad: ahora veo unas vacas, una de ellas, la madre, llambe'l focicu del xatín; más abajo, recuerdo, en Borines había visto un cordero golpeando la ubre de su madre. Y nada más.
Degolo el alto. Hasta más allá de Lliberdón no veo el primer vehículo, un camión. Un coche, un taxi, después, poco antes de Puente Agüera. De aquí a Colunga, tres coches más. Me doy cuenta, por otra parte, de que pese a haberme detenido tres veces por diversas razones, ni un solo vehículo me ha pasado, es decir, que en ese tiempo nadie ha venido en dirección a la costa.
Mi ánimo se ha cubierto progresivamente de una impresión de desolación.

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