L’APRECEDERU
VALIENTES
No tengo duda ninguna de
que, en el conjunto del planeta, y especialmente en Occidente, nos encontramos
en el período de más paz de la historia, así como en el de mayor bienestar
colectivo. No otra es la situación en España. Con todo, existen en nuestro país
elementos de violencia inaceptable, como los crímenes machistas (aunque en esto
no estamos peor que otros países europeos, ni muchos menos) y los atracos con
sangre y la violencia de bandas, acaso peor que en otros tiempos.
Frente a lo que puede
aparecer a veces ante la opinión pública como un estado de cosas agobiante o un
clima peligroso (entre otras cosas, porque la información se centra hoy en día,
según los medios, en la sangre y en los cuernos), existen actitudes valientes
por parte de muchos ciudadanos que traen luminosidad y, dicho metafóricamente,
espantan, siquiera sea temporalmente, las tinieblas.
Así, en Londres, durante los
atentados islamistas del 3 de junio de 2017, un joven español, Ignacio
Echevarría, corrió a defender con su monopatín a una mujer a la que querían
apuñalar los asesinos. Ignacio murió en su defensa. Hace pocos días, en un
municipio de Sevilla, un vecino, Jesús Rodríguez Prieto, salvo a una vecina a
la que su marido tenía encerrada en una habitación a la que había prendido
fuego para matarla; para hacerlo hubo de enfrentarse al agresor-carcelero.
Muy recientemente tres
vecinos de Xixón, impidieron que un criminal violase a una mujer, a la que ya
tenía en el suelo y casi estrangulada. Tras liberarla, dos de ellos, Javier y
David Espasandín, corrieron tras de él, pese a sus amenazas de muerte, “para
evitar que agrediese a más mujeres”.
Estas personas han actuado
con generosidad y altruismo. Movidos por la empatía hacia las víctimas y
haciendo caso omiso del peligro que corrían, del que eran conscientes, nos dan
una perspectiva más luminosa de nuestra sociedad.
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