Un tracamundiu que ye un chiste

Pedro G. Cuartango escribe güei n'El Mundo una columna titulada "Elogio de la sardina". Atención al últimu puntu y seguíu d'esti fragmentu:


Una de las cosas que más me gustan de Galicia es que en muchos bares y restaurantes se pueden comer sardinas. Allí las llamas xoubas y las preparan de una forma muy variada, aunque a mí me gustan asadas en una parrilla.
Cuando era niño en Miranda, íbamos varias familias a una chopera de Berantevilla y asábamos sardinas, aprovechando el fuego de la paella. También recuerdo que estuve viviendo unos meses en Bilbao con mis abuelos y que me llevaban a comer sardinas a Santurce, donde se junta la ría con el mar.
Su aroma es para mí como la magdalena de Proust en Combray: me hace revivir los tiempos felices de la infancia y mi corazón empieza a latir más deprisa.
Ahora se ha puesto de moda comer pescados como el rodaballo, la lubina o la dorada, pero no hay nada comparable al recio sabor marino de la sardina que nos trae los efluvios de un océano inmenso y salvaje.
En las casas se ha dejado de comprar sardinas porque su olor es muy fuerte y persiste durante muchas horas a diferencia de otras pescados insaboros e inoloros como el gallo o la merluza. Craxo error.

Como persaben ustedes, "craso" escríbese "craso" y non "craxo". Por ciertu, "craso" significa lliteralmente "graso, enlleno grasa", como la sardina. O sea que "craso error" el "Craxo error".

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